Todo sobre el rey de Instagram, Dan Bilzerian
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¿Quién es Dan Bilzerian? ¿Por qué se busca con tanta frecuencia su patrimonio en Google? Y, ¿por qué siempre parece estar rodeado de mujeres increíblemente sexis, la mayoría de ellas semidesnudas, como Lindsey Pelas?

El meteórico ascenso de este personaje a la lista de los más admirados de internet comenzó con una secuencia de tan solo cinco segundos, sacada de la emisión en directo del Campeonato Mundial de Póquer en Las Vegas en el año 2013.

En ella aparece un jugador sentado a una mesa de fieltro, apostando una mano con 7 millones de dólares en el bote. O al menos eso es lo que parece que muestra la primera vez que lo miras. Pero entonces, el clip se repite y se repite... hasta que, finalmente, te das cuenta de la intensa mirada de un tipo que se parece a Tom Cruise, que se encuentra en la esquina superior izquierda de la pantalla. Está sentado en la tribuna del público, iluminado con luz de ambiente azul, observando la partida. Lo que es más, hay una jovencita colgada de él —vestido negro, pelo largo, mirada enamorada—, cuya única tarea parece ser, bueno... acariciarle la barba.

De esta manera, internet —y el mundo— conoció el extraño e inquietante fenómeno de Dan Bilzerian, «Blitz» [Bombardeo], de 35 años de edad, hijo del que fue un tiburón de las finanzas en los 80, una suerte de cruce entre Bruce Wayne y Hugh Hefner de la época de las redes sociales.

La fusión entre Bruce Wayne y Hugh Hefner en la era de las redes sociales

Antes de convertirse en viral el acariciado de barba, pocos habían oído hablar de Bilzerian, fuera del sudoroso mundillo masculino del póquer de alto riesgo o del grupo de admiradores que le seguían la pista en internet. Tan solo un año más tarde, Bilzerian —con una altura de 1,75 m. y amplios pectorales, antiguo miembro del cuerpo de élite de marines americano SEAL, autodenominado «capitalista de riesgo», que pasa su tiempo entre Los Ángeles y Las Vegas— ya era una de las máximas celebridades de internet y el hombre a través del cual, en estos momentos, millones de individuos hacen indirectamente realidad sus fantasías en tiempo real.

Woke up and said fuck it, we going to Bahamas #MileHighSelfie

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Coronado Rey de Instagram por sus seguidores (estos superan los 17 millones y se suman alrededor de unos 20.000 más cada día), sus publicaciones documentan un estilo de vida escandaloso y, en apariencia, sin límites morales, económicos o legales. Es como si protagonizase una película de Jason Statham, o una novela de Hunter S. Thompson, solo que con coches más rápidos, mujeres más desinhibidas y armamento más sofisticado.

Le cortan el pelo mujeres con pajaritas en topless. Se compra una camioneta «pick-up» nueva para poder transportar un fusil antitanque de 20 mm. Se juega cifras de ocho dígitos al póker. Y con su teléfono móvil se hace «selfis» junto a su avión modificado Gulfstream V, al cual le ha dado su toque personal —un primer plano de su mascota, la cabra Zeus— pintada en la cola. En otras palabras, es el antídoto total a la pose afable de los selfis de Justin Bieber y otros cursis famosos que buscan cautivar para promocionarse.

They originally came to bleach @gbaroth's anus

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De hecho, cuando Bilzerian no sale desnudo en sus fotos —con las piernas flacuchas y peludas, un bronceado intenso y el pecho depilado con láser recordando a un condón estriado repleto de rocas—, acostumbra a vestir con atuendo paramilitar de camiseta negra, botas y pantalones de bolsillos. Sus fotos son lo bastante elocuentes como para alcanzar el millón de admiradores en Twitter. «Aparcar ha sido un problema menor de lo previsto», escribió recientemente, junto a una fotografía de su vehículo Brabus G63 AMG con seis ruedas y un valor de 625.000 dólares. Las ruedas traseras aparecen subidas en la escalera de lo que tiene aspecto de ser la casa de alguien en Los Ángeles.

En otro tuit, sugirió: «Mi mayor temor es que algún intruso se meta en casa y no pueda decidir qué arma usar para dispararle». Añadía una imagen de una mesa de comedor cubierta por varios fusiles de asalto, pistolas y revistas.

La increíble historia del rey de Instagram

Una investigación del periódico Wall Street Journal ha revelado que su padre, Paul Bilzerian —que ahora reside en San Cristóbal de las Indias Occidentales— es un estafador que fue condenado y solo pagó 3,7 millones de dólares de la sentencia de 62 millones impuesta hace 20 años. Por supuesto, se han planteado preguntas sobre qué cantidad, si la hubiera, de la fortuna de Bilzerian proviene de su padre. (Bilzerian declinó, a través de sus agentes, hablar con la revista GQ).

Una estrella del porno demandó a Bilzerian en 2014 por romperle el pie cuando la tiró desde el tejado de su casa a la piscina —una escena peligrosa organizada por la revista Hustler que casi termina con ambos—. (La actriz, desnuda en ese momento, entró en pánico en el último segundo y se agarró a la camiseta de la estrella de Instagram. La amenaza del abogado de la actriz provocó esta respuesta de Bilzerian: «Como su cliente, el caso no llegará a despegar»).

En diciembre de 2014, el comportamiento de Bilzerian saltó de nuevo a los titulares, cuando salió un vídeo en el que supuestamente aparece dándole una patada en la cara a una mujer en su cumpleaños, celebrado en el LIV Nightclub de Miami. La mujer dijo que acabó «sangrando por un ojo». Bilzerian negó las acusaciones y declaró que su intención era tan solo la de proteger a otra mujer con la que él estaba en aquel momento.

Y luego, cómo no, Bilzerian ha tenido problemas de salud, entre los cuales se incluyen dos ataques al corazón a la edad de 25 años que han sido tratados, supuestamente, por el antiguo médico de Michael Jackson, Conrad Murray —y, no hace tanto, una embolia pulmonar causada por un plan demasiado ambicioso de póquer, bebida y sexo entre Las Vegas y Hawái—. Bilzerian tuiteó después de firmar, prematuramente, el alta voluntaria:

«Salgo a correr. Apuesto un millón de dólares a que no me muero. ¿Alguien quiere jugar?».

No obstante, aquellos que han pasado tiempo con él dicen que, si algo va a matar a Dan Bilzerian, seguro que no será una arteria obstruida. Según ha dicho Jonathan Grotenstein, un jugador de póquer y un veterano colaborador de la revista All In:

«Hay pistolas desperdigadas de cualquier forma y, literalmente, en cada habitación de la casa. Antes de que entres, un guardia de seguridad te lleva aparte y te advierte de que no las toques, porque están todas cargadas y listas para disparar. Miras las armas, y te fijas en todas esas mujeres yendo y viniendo... y se hace difícil no preguntarse cómo va a terminar todo».

Don't let anyone tell you how to live

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Los detalles de la juventud de Dan Bilzerian se asemejan más a un relato de los orígenes sacado de un cómic de Marvel que a la biografía de un ser humano real. Creció en Tampa, Florida, en una mansión de 11 habitaciones con un tamaño equivalente a medio Palacio de Buckingham, con su propia cancha de baloncesto, jaula de bateo, vistas al lago, piscina, tobogán de agua y una montaña de «roca volcánica importada». Su padre, descendiente de los supervivientes del éxodo armenio, era propietario de una empresa de robótica, entre otros negocios. Mientras tanto, casi todos en su familia, incluyendo a Dan, a su madre, Terri, y a su hermano pequeño, Adam, poseen un coeficiente intelectual cercano al de un superdotado.

Bilzerian, sin embargo, tuvo una infancia solitaria y a menudo estresante. Su padre, que fue un delincuente juvenil de cuidadas patillas y bigote, combatió en Vietnam y fue una presencia perturbadora en la Escuela de Negocios de Harvard, a la cual faltó la mayor parte del tiempo por estar ocupado en negocios exóticos. Y cuando su padre estaba presente, la tozudez y actitud intransigente de este tendían a complicar su vida —como cuando demandó al equipo de béisbol de su hijo de la Little League, por calumnias en una discusión a propósito de una donación de 5.000 dólares, aunque el caso después sería desestimado—. Bilzerian ha reconocido:

«En pocas palabras, no tuve muchas atenciones cuando era un crío. Supongo que ese es el motivo por el que soy un lunático tan provocador».

Cuando el padre quiso al fin pasar algún tiempo con su hijo, fue para llevarlo en coche a la escuela el día después de haber cumplido diez años. Aunque, al aparcar en la puerta, el joven Bilzerian se dio cuenta de que algo pasaba. Fue entonces cuando su padre le soltó la noticia: tenía que entrar en prisión. El motivo era un asunto que superaba la comprensión de un chico de primaria. Su padre había sido condenado por nueve cargos por fraude fiscal y financiero, la mayoría de ellos relacionados con la clásica operación de inflado de acciones y venta rápida de participaciones. Se trataba de operaciones en las que se invertía en «aparcamientos» en empresas públicas, orquestando OPAs hostiles para después deshacerse de las inversiones cuando el precio de las acciones se disparaba. El juez dijo que «la tentación del dinero» le había provocado «la pérdida... de una perspectiva apropiada». Con su progenitor entre rejas, Bilzerian se tuvo que enfrentar a las burlas de sus compañeros y comenzó a mostrar desprecio por la autoridad, lo que provocó su expulsión de dos escuelas en un año, para acabar en una academia militar bajo las órdenes de estrictos instructores. Más tarde, la familia se mudó a más de 3.000 kilómetros al noroeste de Utah, donde el padre de Bilzerian, en libertad condicional, compró una nueva empresa. El viaje de la familia a territorio mormón resultó tan bien como se podía esperar.

Mientras su padre se metía en aún más litigios, Bilzerian apareció en la escuela un día con un fusil de asalto M16 en el maletero del coche. El arma, ha explicado Bilzerian después, era la que usó su padre en Vietnam:

«¡Estaba tan orgulloso del condenado cacharro que se lo enseñaba a todo el mundo!».

Sin embargo, ni la escuela ni las autoridades lo entendieron. De hecho, esta vez no solo fue expulsado, sino que fue invitado a abandonar Utah para no volver. Sin saber qué hacer con su vida, Bilzerian se alistó en la Armada y comenzó su instrucción en el cuerpo de élite SEAL, ahora conocido por ejecutar al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.

El curso de iniciación para los Seals —conocido como BUD/S [Demolición submarina básica/Entrenamiento Seal]— tiene lugar en el Centro de Entrenamiento de Guerra Naval Especial en Coronado, California, y su duración es de 24 semanas. Bilzerian dice haber estado 510 días, incluyendo las dos semanas denominadas «semanas de infierno» —la primera de las cuales la completó con una pierna fracturada—. (Se apostó con el oficial médico 20 dólares a que lo lograría).

I don't do country clubs and golf photocred: @gbaroth

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Las tres cuartas partes de los aspirantes a Seal no se gradúan y Bilzerian corrió la misma suerte: después de un segundo intento, lo tuvo que dejar definitivamente debido a que cometió una infracción de seguridad. Algunos veteranos de la Armada cuestionan lo cerca que este pudo haber estado de convertirse en Seal.

Incluso si hubiese completado el BUD/S, señalan, todavía tendría que haber superado un entrenamiento de cualificación Seal, otras 26 semanas de curso aún más duras sobre tácticas de guerrilla, que incluyen saltar en paracaídas. El mismo Bilzerian ha admitido que uno de los oficiales le cogió manía. Y, aunque su padre había sido condecorado con la estrella de bronce en Vietnam, ser hijo de Paul Bilzerian supuso una carga. En especial cuando se dio a conocer que este, teóricamente en quiebra, seguía viviendo en una mansión tipo Xanadú en Tampa. Con el tiempo, después de una redada llevada a cabo por el FBI, el antiguo tiburón corporativo entró de nuevo en prisión.

En cuanto a la verdad de dónde había ido a parar la fortuna de Bilzerian padre, o si esta ascendía a cerca de medio billón de dólares, como algunos han estimado, sigue siendo una incógnita. Según los informes, la casa de la familia terminó vendiéndose en una serie de extrañas operaciones, convirtiéndose en copropietaria una asociación benéfica con el nombre del gato de la familia. Otros activos fueron a parar a las islas Cook, en el Pacífico Sur. No obstante, quedó un fondo de reserva del cual Bilzerian padre se aseguró de informar diligentemente al gobierno: el saldo de la cuenta en el economato de la prisión. En el último registro este ascendía a exactamente 23 centavos.

Bilzerian hijo nunca ha negado tener fondos fiduciarios a su nombre. De hecho, mientras él aún estaba en la instrucción de los Seals, el gobierno lo coaccionó para que abonara un tercio de uno de los fondos para sacar al padre de la cárcel, un acto de generosidad que no fue apreciado en casa. «No quiso hablarme durante ocho meses», afirmó Bilzerian. «Es un bastardo testarudo».

Fue entonces cuando comenzó a jugar.

This painful fat idiot @brokelivingjrb just won 11 Bentleys in my poker game...

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Bilzerian cuenta que aprendió a jugar al póquer en la Universidad de Florida, donde se matriculó después de haber estado en la Armada, para estudiar ciencias empresariales y criminología —financiado mediante un «subsidio por incapacidad para veteranos» de 6.000 dólares al mes, al que tenía derecho debido a sus lesiones y a su licenciamiento honorífico—. Al segundo año ya se había arruinado y, según parece, no podía acceder a los activos de los que era beneficiario. Obligado a vender sus armas, Bilzerian volvió a la mesa de póquer con un interés casi patológico. «Tienes que arruinarte para respetar el dinero», ha comentado acerca de sus pérdidas. «Y, si era capaz de controlarme, con mi estilo podía ganar mucho dinero». Según relata Bilzerian, consiguió convertir los 750 dólares que le quedaban tras liquidar sus bienes en 10.000 dólares. Entonces se compró un billete de ida a Las Vegas y transformó esos 10.000 dólares en 187.000. Gracias a esa cuantiosa suma, volvió a la universidad con mayor determinación que nunca y retomó los estudios a la vez que continuaba puliendo su pericia en las «partidas con dinero» después de las clases. (Las ganancias potenciales en las partidas con dinero son básicamente ilimitadas, mientras que los torneos tienen entradas y precios fijos). Bilzerian no llegó a terminar los estudios.

«Algunas semanas llegaba a ganar 90.000 dólares», explica, «así que miraba a los profesores preguntándome ¿qué estoy haciendo aquí?».

Bilzerian tenía 27 años cuando llamó por primera vez la atención de la gente del póquer de alto riesgo. Era el año 2007 y había hecho una reserva en el Harveys Lake Tahoe, un hotel de 740 habitaciones en la frontera entre California y Nevada, con una maleta que contenía 100.000 dólares en billetes de banco usados. «No jugaba para nada a lo loco», recuerda Todd «DanDruff» [el Caspa].

Witteles, un conocido jugador, describe su primera partida con Bilzerian a Poker News, el sitio web perteneciente a Antanas Guogo, un hombre de negocios lituano-australiano conocido como «Australian Airbag» [el airbag australiano] y «Mouth From Down Under» [la boca de Australia]. «En aquella partida no corría el dinero y él básicamente quería que todo el mundo empezase a apostar fuerte antes que él», añade Witteles.

«Creo que solo estaba enfadado de que la gente lo mirase como un pez [mal jugador] ricachón al que podían sacarle el dinero. Como era de esperar, la partida continuó por lo bajo y él finalmente se levantó y se fue». El primer intento de Bilzerian de ganar un gran torneo —donde exagerar las ganancias es imposible, debido al carácter en gran medida público de los procedimientos— fue igualmente decepcionante. Entró con su hermano Adam (quien para entonces había renunciado a la nacionalidad americana y había escrito un libro sobre el tema) y acabó en la posición 180 con 36.000 dólares de premio. «Quería suicidarme», según contó más tarde a la revista All In. (El ganador, Joe Cada, se llevó 8,5 millones de dólares).

No obstante, el canal de televisión que retransmitía el torneo, ESPN, se dio cuenta del carisma de Bilzerian y le dedicó mucho tiempo de pantalla, lo que le llevó a un contrato de patrocinio con Victory Poker, un salón de juegos de póquer en red. A su vez, eso le llevó a realizar sus primeras incursiones como doble de acción. Apostó 400.000 dólares en un carrera ilegal de coches con su abogado. Nadó en un lago lleno de cocodrilos a medianoche. Disparó un ametralladora de calibre 50 contra una autocaravana en el desierto hasta que estalló en llamas. Entretanto, rechazó la oferta de 100.000 dólares que le hizo uno de los fundadores de Facebook (anónimamente) para que se afeitase la barba.

Mientras Bilzerian se hizo conocido en las partidas con dinero privadas por su forma de jugar «fuerte y agresivamente» —en otras palabras, apostando a lo grande y a menudo, haciendo las delicias de los multimillonarios compañeros de juego—. En un arrebato de locura, lanzó una moneda al aire apostando 2,3 millones de dólares de fichas de póquer... Y perdió.

Came in hammered after the club and beat these old bastards for over 1/2 million in an hour

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Al poco tiempo, Bilzerian había pasado de ser un jugador de alto riesgo a serlo de «altísimo riesgo» en las partidas que se jugaban en su casa de Los Ángeles con una selección de multimillonarios y amigos famosos, incluyendo al protagonista de Spider-Man Tobey Maguire, al director de cine Nick Cassavetes y a la estrella de cine de acción Mark Wahlberg. La revista Bluff Magazine le votó como el «jugador de póquer más divertido» en 2010. En un viaje de juerga a Cannes, supuestamente se acostó con 16 mujeres en 12 días.

Incluso cuando uno de sus compañeros de juego resultó ser el promotor de un esquema Ponzi a lo Bernie Madoff valorado en 25 millones de dólares, no se detuvo. Y cuando Victory Poker decidió suspender sus operaciones en EE. UU., Bilzerian trasladó sus excentricidades a las cuentas de redes sociales que acababa de abrir. Enseguida tuiteó sobre la vagina de su novia, presumió de que su padre le había comprado un Bentley por Navidad y anunció su intención de gastar 16.000 dólares al año bebiendo únicamente agua de coco.

The furniture in my villa doesn't float good photocred: @samabernathyy

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En la actualidad, Bilzerian vive en una propiedad de acceso controlado en Hollywood Hills, con vecinos como Leonardo DiCaprio y el empresario de clubes de noche (hijo de un multimillonario) Sam Nazarian, «Sammy Boy». La casa tiene un salón a nivel inferior, vistas de 270 grados a la ciudad, una piscina que cuelga sobre la ladera de la montaña, máquinas para contar dinero, mesas de póquer y un garaje para su AC Cobra de 1965 de acero cromado (la matrícula personalizada dice: «SUCK IT» [Chúpala]) y su Lamborghini Aventador blanco con llantas negras («MR GOAT» [Sr. Cabra]). Comparte la vivienda con su gato Smushball y con su cabra Zeus, además de con su nueva cabra, Beatrice, adquirida para que haga compañía a la primera. Duermen en el exterior de la casa sobre una manta de 700 dólares.

Headed back to Vegas #CatsOnTheMotherfuckinPlane

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Se dice que este jugador de póquer de 35 años posee otra casa en La Jolla, una localidad en la costa, cerca de México, que se asemeja al cuartel general de Tony Stark en la película Iron Man. Y, por supuesto, también cuenta con un sitio para quedarse en Las Vegas, que en algún momento fue un apartamento en las Torres Panorama, construidas por el británico Andrew Sasson. En lo relativo a mujeres: Bilzerian ya no mantiene una relación con la chica Playboy Jessa Hinton, quien aseguró a un periodista haber abofeteado a Bilzerian al leer una revista del corazón donde se daba cuenta de la presencia de drogas y prostitutas en partidas de cartas privadas en Hollywood.

Al mismo tiempo, los comentarios crueles que Bilzerian ha publicado en ocasiones en sitios como Twitter («Las chicas feas me hacen daño a los ojos», junto a una foto de varias mujeres, una de ellas con la cara garabateada en rojo) han provocado que le acusen de misoginia.

She can't swim, but her tits are real, and today was nice

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Sin embargo, el dinero sigue siendo lo que suscita más debate. Hay quien cree que amasó su fortuna en el póquer antes de que pudiera acceder a sus fondos fiduciarios. Otros sostienen lo contrario, que Bilzerian únicamente puede permitirse participar en partidas de altísimo riesgo gracias a los activos que tiene su padre en paraísos fiscales, y que sus rivales en el juego no solo le consideran un pez [mal jugador], sino una rotunda ballena [un pez con recursos económicos aparentemente ilimitados].

Cuando fue entrevistado en julio de 2014 por el presentador de radio Howard Stern, Bilzerian declaró que su patrimonio neto rondaba los 100 millones de dólares —50 millones de los cuales constituían las ganancias del año anterior— y afirmó que contaba con 20 empleados, incluyendo tres asistentes y tres chefs. (Cabe destacar que Bilzerian no pretende ser uno de los mejores jugadores del mundo. Simplemente alega que tiene acceso, y se le da bien elegir, las partidas con dinero más lucrativas).

Sin embargo, a pocos les convence la precisión de esas cifras. Jonathan Grotenstein, el jugador de póquer que visitó su casa de Los Ángeles recientemente, comenta:

«¿Tiene 100 millones de dólares? No, no creo que tenga acceso a esa cantidad de dinero. Juega al póquer de riesgo verdaderamente alto, pero no juega en las partidas más importantes con gente como Tom Dwan, ni va a Macau, donde se ganan y se pierden fortunas de millones de dólares continuamente. Pienso que Dan más bien utiliza el póquer como parte de la imagen que está intentando crearse, y creo que hay mucha gente por ahí que le presta sus aviones privados o le deja que pruebe coches ridículos».

GQ no ha podido comprobar si Bilzerian posee realmente un Gulfstream IV o un Lamborghini —o si de verdad alquila su casa de Los Ángeles por 35.000 dólares al mes a Wong Ngit Liong, uno de los hombres más ricos de Singapur, como se rumorea en la red—. Al mismo tiempo, un diseñador de interiores que analizó una fotografía de su dormitorio, sacó la conclusión de que el mobiliario es de West Elm, apenas algo más caro que el de Ikea. Hay muchos otros escépticos, incluyendo un blog de cotilleos, The Dirty, que se burla habitualmente de la reputación de Bilzerian refiriéndose a él como «el hombre más interesante de Instagram» —el sitio le ha asignado un apodo inspirándose en los anuncios de la cerveza Dos Equis: «Fake Equis» [Equis falsa]—.

Sin embargo, lo que no se puede negar es que Bilzerian ha demostrado ser un genio a la hora de crear una clase totalmente nueva de celebridad. Además, lo ha sabido llevar con un sentido del humor nihilista y extravagante, que ha suavizado en gran parte su tono más abusivo. De hecho, a menudo parece que hace una parodia de su propia imagen a la vez que disfruta de ella. «Aunque puede que este reloj nuevo no me consiga un coño», tuiteaba hace unos meses, junto a una foto de su reloj Richard Mille de 800.000 dólares, «sí me hace sentir mejor por haber estado desatendido cuando era niño». Más tarde, fingió haber sido arrestado y desapareció durante una horas... para reaparecer después en un vídeo de sí mismo haciendo donuts en un coche de policía mientras sonaba la sirena, agarrando lo que parecía ser una botella de whisky. El talento de Bilzerian para el riesgo calculado tampoco admite discusión.

In an age of pussified political correctness, you have to respect people who remain unfiltered

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Cuando invirtió un millón de dólares en el filme bélico de Mark Wahlberg, Lone Survivor, por ejemplo, fue bajo la condición de aparecer en pantalla durante al menos ocho minutos con 80 palabras de diálogo. Cuando su papel se redujo hasta casi desaparecer, presentó una demanda, mostrando un contrato que estaba escrito más bien como un compromiso de fondo de cobertura que como un acuerdo de Hollywood. Y aun así al final, tras haberse beneficiado de toda la publicidad sobre el caso, retiró la demanda, aduciendo que la película había tenido tanto éxito que no quería que le devolvieran el dinero, ya que gracias a ella había ganado 1,5 millones de dólares.

Igualmente astuta resultó su decisión de aportar el 20 por ciento de los 10.000 dólares de la entrada al Campeonato Mundial de Póquer de 2013 para la prometedora estrella Jay Farber. Cuando Farber ganó 5 millones de dólares, Bilzerian pudo cobrar el millón que le correspondía. Lo que es más: consiguió sentarse en la primera fila y que una modelo acariciara su barba en directo por televisión.

No obstante, aún no está claro cuál será el desenlace de la historia de Bilzerian. ¿Es posible que el Rey de Instagram empiece a desear un poco de respeto? ¿O destruiría eso el atractivo que ha cultivado con tanto tesón desde su primer éxito?

Swimming 📸 @ryzphoto

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Bilzerian ha dado a entender su respuesta en un mensaje de texto que ha filtrado él mismo, en un intercambio de mensajes con Greg Baroth, quien gestiona sus redes sociales, donde este se quejaba de que los comportamientos más escandalosos de su cliente no resultaban beneficiosos para su marca y podrían quitar las ganas a futuros sponsors.

«Bueno», escribió Bilzerian, antes de compartir una imagen suya en un bote salvavidas amarillo, transportado a través de un club de noche abarrotado, con una mujer al lado desnuda con tacones de Christian Louboutins tumbada boca abajo. «Menos mal que soy rico y no me importa una m…».

Fuente: GQ

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