El referéndum en el Reino Unido y las elecciones en España podrían cambiar no solo la situación en ambos países sino también en la UE.
En pocos días, el conservador populista Boris Johnson podría estar en camino de convertirse en primer ministro británico. Y el movimiento de la izquierda radical de Podemos podría estar cerca de tomar las riendas del poder en España.
Ya no es la Europa de antes.
Aunque ninguno de estos escenarios es algo seguro, el hecho de que ambos son incluso más plausibles pone de relieve el estado actual de la Unión Europea. Cualesquiera que sean los resultados del referéndum del jueves en el Reino Unido sobre su pertenencia a la UE y de las elecciones legislativas del domingo en España, los gobiernos y las instituciones europeas tendrán que hacer frente a la misma cruda realidad: la dura crítica a la UE es la única cosa que los diversos movimientos populistas y antisistema, de izquierda o derecha, tienen en común.
España y Gran Bretaña no son los únicos países en los que la política tradicional parece haber cambiado. Añádase a esto la fuerte presencia en Italia de los candidatos del Movimiento Cinco Estrellas, fundado hace menos de siete años por el cómico Beppe Grillo, uno de los cuales se convirtió en alcalde de Roma tras las elecciones del domingo; las encuestas que sitúan a François Hollande en el cuarto lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia del próximo año; y el movimiento de la extrema derecha del AfD que ha sacudido a la política alemana, tan solo un año antes de las elecciones generales, mientras que el apoyo a los principales partidos que forman la coalición de gobierno cayó por debajo del 50% en las encuestas del mes pasado, por primera vez desde el nacimiento de la democracia en Alemania después de la guerra.
Y eso es solo lo que sucede en este lado del Atlántico. Donald Trump, el candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos, y Bernie Sanders, que durante meses ha causado dificultades a Hillary Clinton en el bando demócrata, han desestabilizado el sistema político de Estados Unidos.
En caso de que los votantes del Reino Unido decidiesen abandonar la UE, Johnson, el ex alcalde de Londres y el símbolo de la campaña a favor del Brexit, se convertiría en un rival creíble a corto plazo para David Cameron por el liderazgo del partido conservador. Una victoria del Breixit también podría poner en tela de juicio el futuro del Reino Unido, estimulando nuevos movimientos separatistas en Escocia - así como, posiblemente en Gales y, en menos de dos décadas después del fin de la paz en la isla, en Irlanda del Norte.
Podemos podría aprovechar su posición como el segundo partido más popular de España para formar o participar en una coalición de gobierno, después de haber humillado al partido de centro-izquierda del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), que gobernó España durante 23 de los 42 años desde el restablecimiento de la democracia después de la muerte de Franco. Podemos también apoya las demandas de Cataluña de un referéndum sobre la independencia, lo que podría conducir a la ruptura de España.
Hasta ahora, ni los gobiernos europeos ni las instituciones de la UE parecen tener planes de acción para escenarios que habrían parecido improbables hace solo seis meses. Algunos incluso piensan que no deberían. Hollande y la canciller alemana, Angela Merkel, parecen esforzarse en negar que estén planeando reunirse o hablar antes de la votación en el Reino Unido. Los políticos con experiencia saben que no tiene mucho sentido pensar demasiado sobre hechos que, por definición, incluirán muchas incógnitas para permitir planificar una respuesta detallada.
El día después
Según un asesor del gobierno francés, París y Berlín están considerando una declaración inmediata y conjunta en caso de Brexit, pero el mensaje sería más político que práctico. Hace solo unos meses ambos gobiernos seguían hablando sobre una "iniciativa" para demostrar que aún tenían en mente algún tipo de reforma para la UE. Pero ya no es así.
Bruno Tertrais, de la Fundación de Investigación Estratégica en París, dijo: "Sería importante tener algo para mostrar algún enfoque común, pero no pueden tener un plan detallado para hacer frente a algo que será complicado y con demasiados aspectos impredecibles".
Teniendo en cuenta el actual estado de ánimo de euroescepticismo o Euro-alergia - por utilizar un término del ex Ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Hubert Védrine, - es poco probable que cualquier gobierno pueda elegir este momento para impulsar aún más la integración europea. Esta vez, "más Europa" no se está planteando como la respuesta a muchos problemas de la UE, como en el pasado.
Charles Grant, el director del Centro para la Reforma Europea (CER) con sede en Londres, explicó:
"Creo que la idea de federalismo europeo acaba de morir y ahora es el momento de que los gobiernos y las instituciones de la UE, que han estado tan fuera de contacto con los votantes, se detengan, piensen y reflexionen: ¿Qué ha salido mal en el proyecto?"
Más allá de las consecuencias para la política interna del Reino Unido, la preocupación inmediata de otros gobiernos europeos será evitar un posible contagio y hacer frente al colapso de los mercados financieros, que podría producirse tras el voto del Brexit.
"En este contexto, la idea de que algunos se están beneficiando en gran medida mientras que otros se quedan fuera es una poderosa fuente de frustración política", dijo Pascal Lamy, un miembro de la Comisión Europea, destacando que temas como la desigualdad y la corrupción son tan importantes para los nuevos movimientos políticos como la oposición a la austeridad económica.
El contagio del referéndum
Una parte del riesgo de contagio es la idea del referéndum en sí mismo. La votación de Reino Unido ha dado ideas a los políticos de la UE, que quieren mostrar a los votantes que van a tener algo que decir sobre el futuro de Europa.
Desde que se comenzó a consultar directamente a la gente sobre el proyecto de una Constitución de la UE hace más de diez años, el resultado casi nunca ha sido bueno para la idea europea. La Constitución fue rechazada por los franceses en 2005. Es fácil para los candidatos que se presentan a las elecciones prometer que se va a consultar a la población siempre y cuando sean elegidos. Pero la necesidad de consultar a los electores es también una de las razones por la que la mayoría de los gobiernos han renunciado a la idea de que debería reforzarse la Unión Europea, con un nuevo tratado, en un futuro próximo.
Sin embargo, aunque los líderes políticos de la UE muestran su renuencia a precipitarse hacia cualquier nueva integración después del referéndum británico, no tienen claro qué medidas concretas podrían tomar.
Parte de esto podría ser para acabar lo que se había iniciado -como, por ejemplo, la unión bancaria de la zona euro. Pero incluso a nivel de la eurozona, lo que podría solidificar aún más el núcleo duro de la UE si Reino Unido la abandona, no hay deseos de establecer nuevos esquemas importantes: Eso sólo "ayudaría a reavivar las viejas diferencias de enfoque entre Francia y Alemania", dijo un diplomático europeo. También está la cuestión de cuál es el papel que las instituciones europeas actuales -la Comisión y el Parlamento- podrían desempeñar en un nuevo clima impregnado por la desconfianza.
"Hay una toma de conciencia de que Europa ha cambiado mucho más rápido que sus órganos institucionales, conservadores y lentos" afirmó Vivien Pertusot, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
Grant, del CER, dijo que uno de los resultados del Brexit podría ser el resurgimiento del viejo concepto francés de "Europe des patries" (Europa de las naciones): con la política intergubernamental sustituyendo a las instituciones europeas e, incluso, a los miembros más pequeños de la UE. Según Gran, las instituciones de la UE deben trabajar para recuperar su legitimidad perdida en la producción de los resultados reales - en el mercado único, la economía digital o el problema de los refugiados.
Un año antes de las importantes elecciones nacionales en Francia y Alemania, está claro que Hollande y Merkel no están pensando grandes ideas.