Irlanda: La gran incógnita del Brexit
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El voto del Reino Unido a favor de abandonar la Unión Europea trae de vuelta malos recuerdos sobre los violentos años que se vivieron en Irlanda del Norte el pasado siglo, y que muchos preferirían dejar atrás.

Durante el Conflicto de Irlanda del Norte (o The Troubles, como se conoce en inglés), la frontera en aquella región era un lugar traicionero, un zarzal de torres de vigilancia y puestos de aduanas, violentos clanes de contrabandistas y letales células del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

¿Una generación atrás? Las tropas británicas se mostraban tan temerosas de los francotiradores del IRA que desplegaban sus soldados en helicópteros en lugar de arriesgarse a pisar las carreteras del condado de Armagh.

Hoy en día, este es un lugar ideal para ser una vaca.

Ahora hay paz – y se juega mucho golf – a lo largo de los 483 km de la sinuosa frontera que separa Irlanda del Norte de la República de Irlanda.

Sin embargo, puede que lleguen cambios a la frontera, tras la votación que se realizó el pasado junio en el Reino Unido a favor de abandonar la Unión Europea.

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Lo que ocurra con la isla de Irlanda, norte y sur, es una de las principales incógnitas de la votación del Brexit.

Irlanda del Norte es una parte del Reino Unido y, por lo tanto, ahora debe decirle adiós al bloque europeo, sin importar que una clara mayoría en Irlanda del Norte quería quedarse en la Unión Europea – el 56% votó a favor de quedarse, mientras que el 44% votó a favor de la salida.

Mientras tanto, sus vecinos del sur en Irlanda seguirán siendo parte de la EU.

Lo que pase con el comercio y los viajes se desconoce – y se están haciendo preguntas aún mayores sobre la unificación de la isla.

¿Tendrá que mostrar su pasaporte de camino a Belfast un rumano – o libio – que viaja desde Dublín? ¿Será inspeccionado un camión cargado de productos británicos o de la UE al cruzar la frontera?, ¿y cómo? ¿Costará una botella de leche lo mismo en ambos lados?, ¿quién hará cumplir las regulaciones para su adecuada pasteurización?, y ¿qué va a pasar con los millones destinados a subsidios agrícolas, exención de impuestos y fondos de desarrollo que ayudan a los granjeros a producir la leche?

La nueva Primera Ministra británica tras el voto del Brexit, Theresa May, prometió que “nadie quiere volver a las fronteras del pasado”. Pero muchos se preguntan lo que está por venir.

“Nadie sabe lo que va a pasar con nuestra frontera, y las personas que saben menos son los políticos”, dice Eugene McSkeane, de 39 años, criador de cerdos en Crossmaglen, en Irlanda del Norte, refiriéndose a las promesas exageradas realizadas antes de la votación del histórico Brexit, y que se retiraron rápidamente tras el recuento de los votos.

El granjero señala que la decisión en torno a la frontera no la tomarán sólo el Reino Unido y la República de Irlanda. Los otros miembros de la UE también tendrán algo que decir.

McSkeane vive en el norte pero cruza una y otra vez la frontera sin darle la mayor importancia. Al respecto comenta:

“Pagamos nuestras facturas de electricidad en el sur y nuestras facturas de agua en el norte. Es algo natural”.

Los niños van a las escuelas a ambos lados. Los agricultores cultivan la tierra que abarca la línea. Un veterinario local dijo que en una mañana de trabajo puede tratar a una vaca en el norte y a una oveja en el sur.

“Imagino que, técnicamente, debes hablar con alguien cuando transportas un cuerpo al otro lado de la frontera, pero no veo por qué se iban a molestar con eso ahora”, sostiene Bernard O'Hanlon, de 56 años, director de una funeraria y propietario de un pub en Mullaghbawn, en Irlanda del Norte. Él combina sus dos negocios con otro más de lavado de coches.

“Nos hemos olvidado de las fronteras”, dice. “¿Y ahora van a significar algo de nuevo? Eso es una tontería”.

En el cruce de carreteras cerca de O'Hanlon hay un monumento a los combatientes caídos que murieron durante el levantamiento de Pascua de 1916 contra el dominio británico, que condujo a la independencia de Irlanda. Debajo de las flores y retratos se leen las palabras:

“Si realmente quieres una República Irlandesa, vota a Sinn Féin”.

‘Una caja de Pandora’

“Conduce colina abajo a lo largo del río y no verás ninguna señal que te diga que acabas de cruzar la frontera”, señala Brendan McAleavy, de 55 años, dueño de un bar en Cullaville, cuyo establecimiento tiene dos cajones diferentes en la caja registradora, uno para libras esterlinas, y el otro para euros. (El Reino Unido mantuvo la libra como su moneda a pesar de ser un miembro de UE, mientras que Irlanda adoptó el euro).

Más de 180 carreteras formales cruzan la frontera – muchas más si se cuentan los senderos de tractores y caminos peatonales.

A lo largo del río Fane, los pescadores cogen truchas de ambos lados de la frontera. Un vecino ha colgado la bandera verde, blanca y naranja de Irlanda por encima de un seto.

Esto ahora se convertirá en la puerta trasera de la UE al Reino Unido y viceversa.

Alasdair McDonnell, un miembro del Parlamento de Belfast, dice que se ha visto inundado con preguntas de los constituyentes preocupados por lo que pasará con la frontera a raíz de la votación del Brexit.

“Hemos abierto una caja de Pandora”, advirtió durante un debate en el Parlamento.

“Ha habido importantes avances y beneficios durante los últimos 20 años”, dijo. “La libre circulación ha transformado la isla de Irlanda”. Asimismo declaró:

“Hay personas con un recuerdo vivo de la frontera, y no es uno bueno en absoluto. Nadie quiere volver a los días oscuros”.

Fue hace sólo 15 años cuando explotó la última bomba en el conflicto entre las fuerzas de seguridad británicas y grupos paramilitares unionistas del Ulster y el Ejército Republicano Irlandés. Más de 3.500 personas murieron durante el conflicto, la mitad de ellos civiles.

La paz que se obtuvo con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 se conserva ahora muy bien, está ampliamente aceptada y se considera un éxito económico para el norte y el sur.

Para algunos, el cambio es preocupante.

“El Brexit hizo hablar a todo el mundo, eso está claro. Le recordó a todos quién es quién, dónde está cada cosa, norte y sur, el Conflicto, todo eso”, dice Anne Devlin, empleada de una tienda que estaba repostando su coche en Castleblayney, en la República de Irlanda, pero que vive en Irlanda del Norte.

Según sus palabras, durante el Conflicto de Irlanda del Norte, el que luchaba por la libertad en un bando era un terrorista para el otro. Y añade: “Es mejor dejar el pasado en el pasado”.

“No hace falta mucho para generar tensión en la frontera”, cuenta Eunan O'Halpin, profesor de historia contemporánea irlandesa en el Trinity College de Dublín.

“¿Existe todavía rencor? Por supuesto que sí”.

¿Un voto por una Irlanda unida?

Después de la votación del Brexit, los políticos irlandeses comenzaron rápidamente a buscar una ventaja, ya que evaluaron lo que significarían las futuras negociaciones sobre la división que estaba por venir – para la frontera, para las relaciones entre el norte y el sur, entre Londres, Belfast, Dublín y Bruselas.

“El hecho de que Irlanda pueda ser a la vez tanto una unidad como dos unidades separadas puede que sea una ficción política extraña, pero es una ficción que ha permitido a antiguos enemigos vivir unos con otros en relativa paz”, escribió para The Guardian Ian McBride, profesor de historia irlandesa y británica en el King’s College de Londres.

En una entrevista, McBride dijo:

“Imagino que habrá una solución razonable a todo esto. Demasiada gente tiene mucho que perder”.

El líder del principal partido de la oposición en Irlanda, Micheal Martin, dijo que el rechazo del Brexit por parte de los votantes en Irlanda del Norte podría ser un “momento decisivo” en la política irlandesa y “puede que le muestre a la gente la necesidad de replantearse los acuerdos actuales”.

Martin McGuinness, viceprimer ministro de Irlanda del Norte y un líder del Sinn Féin, ha llamado al Brexit “un desastre para Irlanda”.

Según McGuinness, “Cualquier cosa que se asemejara a una vuelta a los puestos de control fronterizos representaría un debilitamiento grave del Acuerdo de Viernes Santo.

El líder del Sinn Féin, Gerry Adams, dijo que el voto por parte de Irlanda del Norte contra el Brexit debe impulsar el apoyo para un futuro referéndum sobre la unidad de Irlanda.

Arlene Foster, primera ministra de Irlanda del Norte, prometió que habría pocos cambios a lo largo de la frontera y dijo que hablar de un referéndum sobre la unificación de Irlanda era una locura.

“Esta es la temporada tonta, y con frecuencia tenemos gente que viene con ideas políticas que no tienen relevancia en la realidad, y, ciertamente, una votación sobre las fronteras, si llegara a tener lugar, daría un resultado contundente diciendo que queremos permanecer en el Reino Unido”, dijo Foster en el programa “Today” de la BBC.

Sammy Wilson, líder del Partido de la Unión Democrática, que apoyó un voto de permiso en la campaña Brexit, le contó a The Washington Post en una entrevista en sus oficinas en Larne que ya hay controles de inmigración compartidos por Irlanda y el Reino Unido, bajo la forma de la Zona de Tránsito Común.

Wilson dijo que la amenaza de “aumento de las tensiones” entre católicos y protestantes, republicanos y unionistas, es “un argumento despreciable”. Y agregó:

“No tenemos una población descontenta. No vamos a volver al terrorismo”.

Ahora mucho comercio, mucha unión.

“Todo se va a olvidar dentro de poco”, concluyó.

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