Con motivo del aniversario del inicio de la crisis financiera, hemos decidido hacer un repaso de lo que ha sucedido durante estos 8 años.
Hace exactamente ocho años, Lehman Brothers se declaró en quiebra. El colapso del banco se convirtió en el momento decisivo de la crisis financiera, los bancos centrales y los gobiernos se apresuraron a rescatar a otros bancos con problemas en EE. UU. y el Reino Unido.
Desde 2008, la economía mundial ha estado luchando para recuperarse del shock.
El producto interior bruto, o el crecimiento económico, todavía se encuentra por debajo de los niveles anteriores a la crisis. Aunque hay crecimiento, este ha sido mediocre durante los últimos años. Se espera que el PIB de EE. UU. aumente un 2,4% en 2016, lo mismo que en 2014 y 2015, según el Fondo Monetario Internacional. El Reino Unido se enfrenta a un futuro aún incierto tras el Brexit, registrando un crecimiento del PIB del 2,2% en 2015, frente al 2,6% en 2007.
Los niveles de desempleo han caído desde el desplome de los mercados, pero el aumento de los salarios sigue siendo un problema.
Esto no se debe por la falta de esfuerzo de los bancos centrales. Los políticos han puesto en marcha paquetes de estímulo para aumentar el empleo, los salarios y la prosperidad en general. Los programas de compra de bonos, conocidos como flexibilización cuantitativa, pasaron a ser algo normal.
Cuando los tipos de interés bajos no eran suficientes para impulsar el crecimiento y la inflación, Suiza, Japón, la zona euro, Dinamarca y Suecia empezaron a experimentar con tipos de interés negativos.
Sin embargo, los mayores beneficiarios de la flexibilización monetaria de los bancos han sido los accionistas. Las acciones de todo el mundo han aumentado ya que los mercados se inundaron con el dinero de los programas de estímulo de los bancos centrales.
Sin embargo, a las acciones bancarias no les ha ido tan bien. Después de recibir rescates, muchos bancos pasaron por unos difíciles procesos de reestructuración y necesitaban recapitalizarse. Se produjeron muchos despidos, desaparecieron divisiones enteras, y tuvieron que pagar multas multimillonarias por las conductas que habían llevado a la crisis. Este proceso está todavía en curso en Europa, basta con ver lo que está sucediendo con el Deutsche Bank.
Justo después de la crisis, los traders empezaron a comprar oro. El precio del refugio tradicional aumentó, pero en una señal de que las cosas no van bien, los precios del oro siguen siendo muy elevados. El mes pasado los inversores Bill Gross y Jeffrey Gundlach dijeron que el oro era el único activo que merece la pena comprar a día de hoy.
Como consecuencia del odio hacia el sistema bancario se produjo el nacimiento del bitcoin. El valor de la criptomoneda se disparó en 2013 y permitió llevar a cabo transacciones sin la participación de los bancos centrales o los gobiernos. Sin embargo, no ha terminado de despegar. Una encuesta de Goldman Sachs del año pasado descubrió que la mitad de la generación del milenio de Estados Unidos afirmaba que nunca utilizarían el bitcoin.