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19 de Septiembre de 2016

Según algunos expertos sobre Rusia, la reciente avalancha de correos electrónicos y otros registros robados por los hackers rusos es la provocativa respuesta del presidente Vladimir Putin a los esfuerzos de Estados Unidos por debilitar y avergonzarlo a escala mundial y con su propia gente.

Según especialistas y agentes de inteligencia, Putin está buscando venganza y respeto y está tratando de reafirmar el estatus de superpotencia de Rusia, que ha perdido en un momento de influencia económica cada vez menor y en el que se aproximan las elecciones.

Primero fueron las intrusiones en los correos electrónicos de altos funcionarios de Estados Unidos y después en el servidor de correo electrónico del Comité Nacional Demócrata justo antes de la convención. Y esta semana, en los archivos médicos de los famosos deportistas olímpicos estadounidenses, lo que reflejó una venganza por la expulsión de los atletas rusos acusados de dopaje en los Juegos Olímpicos de este año.

Mientras que el gobierno chino adopta un enfoque estratégico a largo plazo para espiar a Estados Unidos, el juego de Rusia es uno táctico en el cual el contexto y el tiempo son muy importantes.

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Después de años manteniendo sus actividades de piratería informática en secreto, Rusia eligió este momento especialmente inquietante en la política de Estados Unidos para hacer públicas sus hazañas. El candidato presidencial republicano Donald Trump ya ha dicho que el sistema político estadounidense no es fiable y ha dado a entender que los resultados de las elecciones puede que sean manipuladas. Ahora, después de las revelaciones públicas del hackeo de Rusia, los demócratas así como las fuerzas de seguridad y las agencias de inteligencia estadounidenses están preocupados por la integridad de las elecciones.

Un alto diplomático con sede en Moscú, que habló desde el anonimato porque no estaba autorizado a hablar sobre el tema, afirmó:

"Este es un importante rival de su país y ve la oportunidad de explotar su debilidad en un momento crucial".

Todo se desarrolla en la narrativa de Putin acerca de que sus críticos democráticos son simplemente agentes de Estados Unidos y que la democracia estadounidense es tan políticamente corrupta como cualquier otra forma de gobierno. Algunos en Rusia ven un reflejo en la respuesta estadounidense a la piratería informática.

Alexander Baunov, un ex diplomático ruso, afirmó:

"Me parece que la reacción política de Estados Unidos es muy perjudicial para la democracia en todo el mundo. Hacen lo mismo que hace Putin, atribuirle todos los posibles problemas a las interferencias del exterior. No se puede imaginar cuánto daño hace eso. La imagen que vemos aquí es la Putinization de la política estadounidense".

Sus excentricidades también han dirigido de nuevo la atención del mundo hacia Putin, dándole el aura de líder de una superpotencia. El miércoles, por ejemplo, tres de los seis artículos de primera plana del New York Times eran sobre Rusia – su papel en Siria, su último hackeo de gran relevancia y sus campañas de influencia secretas en Europa.

Los agentes de inteligencia y las fuerzas de seguridad estadounidenses han aumentado la vigilancia de lo que consideran como una campaña de influencia encubierta de Rusia más amplia, que podría incluir la manipulación de las próximas elecciones presidenciales.

De acuerdo con un importante agente de inteligencia EE.UU., Rusia está haciendo uso del manual de estrategias que se ha utilizado en Europa para tratar de desestabilizar la confianza pública en el gobierno, debilitar el apoyo a la alianza militar de la OTAN e influenciar a los votantes a favor de los candidatos más favorables a las opiniones y objetivos de Putin.

La campaña consiste en invertir en los medios de comunicación controlados por el Kremlin como RT y Sputnik, que publican desinformación y otras actividades encubiertas.

El agente de inteligencia señaló:

"Moscú parece estar tratando de demostrar su importancia como jugador regional dominante y líder mundial, pero se enfrenta a limitaciones en su capacidad, tales como una economía estancada, el descenso demográfico y los enfoques de política exterior, a menudo, torpes. Rusia también busca luchar contra el liderazgo y la influencia de EE.UU. en el sistema internacional".

Desde más de una década, Moscú ha acusado a Washington de interferir en sus asuntos soberanos, alegando que el Departamento de Estado patrocina la disensión política, mientras que la CIA organiza golpes de Estado en el ámbito de influencia del Kremlin.

Las "revoluciones de color" – manifestaciones callejeras a favor de la democracia que derrocaron a los gobiernos desde 2003 hasta 2005 en varias antiguas repúblicas soviéticas, incluyendo Ucrania – marcaron un punto de inflexión en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Tras las polémicas elecciones parlamentarias de Rusia 2011 que desencadenaron manifestaciones, Putin afirmó que la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton había "enviado una señal" a los manifestantes al declarar las elecciones "ni libres ni justas".

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Los estrategas militares rusos comenzaron considerando las revoluciones de color como un nuevo enfoque para la guerra y la proyección del poder. En 2014, cuando los manifestantes derrocaron al presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, en medio de un debate más amplio acerca de si el futuro de Ucrania correspondía a Rusia u Occidente, Putin afirmó que tenía información de que los manifestantes habían sido pagados y entrenados por instructores en el extranjero.

En septiembre de 2015, en el nuevo programa de noticias "60 Minutes" Putin declaró:

"Lo que creo que es absolutamente inaceptable es la solución de los problemas políticos internos en las antiguas repúblicas de la Unión Soviética, a través de las revoluciones de colores, los golpes de Estado y la destitución inconstitucional del poder. Eso es totalmente inaceptable".

Según los expertos que han trabajado en Rusia, los presupuestos de los servicios de seguridad para las operaciones cibernéticas son abundantes y sus capacidades operacionales, tan activas durante la era soviética, solo se han acentuado desde entonces.

Las agencias de inteligencia de Estados Unidos, que se han centrado mayoritariamente en la lucha contra el terrorismo en el extranjero y en el país, ahora están expandiendo las operaciones de espionaje contra Rusia a una escala mayor que en cualquier otro momento desde el final de la Guerra Fría, declararon representantes de Estados Unidos en The Washington Post esta semana.

Rusia se ha resentido por la negativa de la administración de Obama de firmar un tratado formal que prohíba el uso de ataques en el ciberespacio, especialmente después de que saliese a la luz que Estados Unidos e Israel habían desarrollado un arma cibernética maliciosa, Stuxnet, para sabotear el programa nuclear de Irán.

Moscú y Washington no están de acuerdo sobre la definición de seguridad cibernética. Estados Unidos quiere el acuerdo abarque solo ordenadores y redes, la tecnología de la seguridad cibernética. Rusia quiere que incluya el contenido que circula en Internet, lo que Washington interpreta como la aprobación de una censura.

El año pasado, Estados Unidos firmó un acuerdo de seguridad cibernética con China.

Andrei Soldatov, un experto ruso en vigilancia por Internet y en servicios de seguridad del país, dijo acerca de la reciente retórica en contra de Rusia:

"Es bastante triste, para ser honesto. Antes, solo los rusos hablaban sobre la interferencia de otros países durante las elecciones. Y ahora vemos el uso de las mismas palabras por parte de los estadounidenses. Esto da un triunfo a los rusos. Pueden decir: 'Bueno, vosotros comenzasteis y nosotros solo nos estamos defendiendo'".

Según Gleb Pavlovsky, un antiguo estratega político de Putin y ahora un consultor político independiente a favor del Kremlin, lejos de preocuparse por la venganza, el liderazgo de Rusia está probablemente disfrutando de la atención. Pavlovsky explicó:

"Las declaraciones de Estados Unidos sobre los hackers rusos hacen feliz al Kremlin. Muestran que el Kremlin es capaz de perjudicar a las elecciones de Estados Unidos. Todo lo que le queda a Rusia es perjudicar al mercado de valores de Nueva York y todo será perfecto".

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