Los inversores se ven en una situación desesperada
Toby Melville/Reuters
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El aumento de los tipos de interés y las nuevas reglas del mercado monetario estadounidense podrían poner a los inversores de bonos en una situación difícil.

Ocho años después de la caída de Lehman Brothers, unas regulaciones de la era de la crisis podrían agitar los mercados en un momento en el que la volatilidad ya está aumentando.

8 años desde el colapso de Lehman Brothers en gráficos

Recientemente el mercado se ha centrado en la liquidación de bonos del gobierno a largo plazo en las principales economías del mundo. La venta, que comenzó en Europa y Japón, llegó al mercado de bonos de Estados Unidos, elevando las tasas de rendimientos de los bonos del Tesoro.

La principal fuerza impulsora de esa venta es la preocupación de que tanto el Banco de Japón como el Banco Central Europeo dejen de comprar bonos a largo plazo. Sin embargo, un aumento en el coste de la cobertura de divisas para los inversores extranjeros que buscan conseguir un rendimiento adicional en Estados Unidos también ha sido un factor importante. Y parece que esta tendencia va a ser más pronunciada en las próximas semanas.

Los altos costos de las coberturas no provienen de las decisiones de los bancos centrales sino de algunas regulaciones demoradas como consecuencia de la crisis financiera. Después de la caída de Lehman, una de las mayores conmociones para el sistema fue el colapso de un fondo mutuo del mercado monetario que había invertido en la deuda de Lehman. Así que para evitar que vuelva a suceder, a partir del 14 de octubre los llamados fondos prime del mercado monetario, que invierten en bonos corporativos y en otras deudas a corto plazo, podrán imponer comisiones de reembolso, o suspender los reembolsos por completo, durante los momentos de estrés.

Sin embargo, esto hace que el dinero de los fondos prime parezca menos seguro para los inversores que previamente los habían tratado como cuentas bancarias. Así que los inversores han comenzado a retirarse y los fondos prime han ido convirtiendo la mayoría de sus participaciones en activos de elevada liquidez como el dinero en efectivo y los bonos del Tesoro a corto plazo. Como resultado, ha caído la demanda de otros tipos de deuda a corto plazo, aumentando las tasas. Por ejemplo, el London Interbank Offered Rate (LIBOR) ha aumentado considerablemente. Y los costes por préstamos asociados a las coberturas de divisas se han incrementado.

Algunos observadores de la industria creen que la situación podría volverse más difícil a medida que la norma cambia los enfoques. Así que los extranjeros, que se enfrentan a altos costos de cobertura, podrían dejar de encapricharse con los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Esto podría elevar los rendimientos y agitar el mercado de valores.

Y con las reuniones tanto de la Reserva Federal como del Banco de Japón previstas para esta semana, el momento no podría ser peor.

La Reserva Federal es probable que no aumente los tipos de interés, pero si envía una fuerte señal de que espera elevar las tasas a finales de este año, se podría presionar a los mercados. El principal evento tendrá lugar en Japón, donde el Banco de Japón ha anunciado que la reunión implicará una "evaluación exhaustiva" de sus medidas de estímulo.

Un movimiento que el Banco de Japón podría hacer es redirigir la mayoría de sus compras hacia los bonos del gobierno a corto plazo mientras reduce las compras de bonos a más largo plazo. La idea es que el estímulo que supone el reducido nivel de los tipos de interés más a corto plazo es más pronunciado y los mayores rendimientos de los bonos al final ayudarían a luchar contra los fondos de pensiones y contra otras inversiones basadas en los ingresos. Eso también podría disminuir su apetito por los bonos del Tesoro de mayor rendimiento a largo plazo.

De cara al futuro, el Banco Central Europeo, que ayudó a iniciar la liquidación de bonos del Tesoro a principios de este mes, cuando no proporcionó la señal estímulo a los inversores que estaban buscando, también podría adoptar medidas que le permitirían reorientar sus compras hacia bonos a más corto plazo.

El conflicto de las nuevas reglas del mercado monetario con el aumento de las tasas a largo plazo podría representar un caso clásico de consecuencias imprevistas y un mal momento para las regulaciones. Si los mercados se ven en una situación desfavorable por un aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo que tiene poco que ver con lo que está pasando con la economía de Estados Unidos, es posible imaginar todo tipo de feedback negativo.

Como mínimo, los inversores deberían estar preparados para lo que podrían ser unas semanas difíciles.

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