Aunque podrían ocurrir muchas cosas en los días y semanas anteriores al día de las elecciones, los mercados de apuestas, las expectativas de los inversores y las encuestas políticas sugieren que los inversores se preparan para una presidencia de Hillary Clinton.
Aunque aún no se ha determinado el liderazgo en la Cámara de Representantes y la mayoria final en el Senado depende del azar, lo más probable es que la Cámara de Representantes esté dirigida por el partido republicano.
Por tanto, ¿Para qué deberían prepararse los inversores en relación con el mandato de cuatro años con una demócrata en la Casa Blanca y un Congreso dirigido por los republicanos? ¿Será muy diferente a como ha sido en los últimos cuatro años?
Considere los siguientes cinco sectores de la economía mientras las Elecciones 2016 llegan a su fin.
1. El sector de los medicamentos con recetas
La campaña de Hillary Clinton ha hecho más consistente el problema de los "costos exorbitantes" de los medicamentos con recetas y ha utilizado no solo los informes políticos en su página web, sino también diatribas populistas en Twitter para tratar el tema. Lo que debería crear una pausa para los inversores del sector biotecnológico y farmacéutico no es la simple postura, sino el hecho de que esto se convierta en un ámbito extremadamente viable para utilizar el capital político, ya que muchos líderes republicanos en la Cámara y en el Senado se han unido a la lucha en la condena de la industria farmacéutica.
Existe una importante necesidad de investigar a cuánto pueden bajar los precios de los medicamentos (un paisaje mucho más competitivo sería un gran lugar para comenzar, ya que, como sabe, vivimos en una economía de mercado) y de mejorar el sistema actual. Entonces, ¿por qué estamos recomendando precaución con este sector? Todas las propuestas de Hillary equivalen a alguna forma de fijación de precios y una vez que el gobierno se mueve en esta dirección es poco probable que se detenga rápidamente. Esta política suprime la I + D, y tiene un impacto negativo en las perspectivas a largo plazo de la industria que fabrica medicamentos y dispositivos para salvar vidas y mejorar su calidad. ¿Este riesgo político tiene ya precio? Creemos que puede tenerlo hasta cierto punto, pero también pensamos que la situación tras las elecciones puede que se preste a un resultado mucho peor al de las expectativas actuales del mercado.
2. El sector de la energía
Por un lado, es poco probable que Hillary Clinton limite la producción y exportación para el sector del petróleo y del gas mucho más que el presidente Obama. Sin embargo, por otro lado, a juzgar por algunas de las declaraciones realizadas durante su campaña, podría aumentar los precios de los combustibles fósiles.
El intento de utilizar órdenes ejecutivas para cumplir con los defensores ambientales podría suprimir la producción por debajo de los niveles de la demanda, haciendo que los precios suban y proporcionando mayores incentivos a las empresas mineras ya preparadas para obtener más producción.
Nuestra expectativa es que Hillary promueva un programa de "energía limpia" a través de una serie de medidas tontas y simbólicas y, sin embargo, también promueva el gas natural como un combustible más limpio necesario para satisfacer las necesidades de energía del siglo XXI. Su necesidad de calmar tanto a extremistas ambientales como también a las necesidades racionales del mercado dará lugar a un cierto grado de incoherencia, pero no es probable que ponga en peligro a la infraestructura energética del país que ha sido responsables de la mayor parte del crecimiento económico durante los últimos siete años.
Se producirá un aumento de la volatilidad en el sector debido a los esfuerzos por cambiar el tratamiento fiscal de las sociedades limitadas que tendrá una nueva audiencia y a que surgirán más negociaciones en contra de los gasoductos, pero esperamos que el resultado final sea (en el peor de los casos) que los operadores actuales mantengan el statu quo.
3. El sector alimentario, textil, de los bienes de consumo y la venta al por menor
Un área en el que seríamos particularmente pesimistas sería aquella que (a) ya se enfrenta a significativos vientos en contra aparte del clima político y después (b) se enfrenta a un entorno que va a empeorar, no resolver, esos problemas. Entre éstos se encuentran las presiones del comercio electrónico, los elevados gastos de alquiler y ahora al enorme crecimiento de los costes laborales unitarios – en particular con las presiones del salario mínimo estatal y federal.
4. La inversión en bonos municipales
Sin lugar a dudas, una administración de Clinton es muy consciente de la situación desesperada en la que muchos estados demócratas se encuentran desde el punto de vista fiscal y lo importante que es que el acceso a la financiación para la sostenibilidad de este modelo de estado democrático. Se espera un apoyo significativo en las zonas con problemas (los Detroit y Puerto Rico de la administración actual serán los Chicagos y New Jersey de la próxima), pero el clima fiscal también fomenta la oferta y la demanda municipal. Los rendimientos ya son peligrosamente bajos, pero es muy poco probable que Hillary se enfrente a los sindicatos y pensionistas.
5. La infraestructura
No se habla en términos de inversión, pero creemos que algún tipo de estímulo fiscal encontrará apoyo de ambos partidos en un primer mandato de Hillary. No es probable que se utilicen los fondos de forma más eficaz de lo que se hacía en el plan de estímulo de Obama, pero no se puede gastar de una peor forma. Es probable que algún tipo de exposición al sector industrial, de la construcción y de las materias primas de sus frutos.
En conclusión, es probable que Hillary Clinton cree una mayor volatilidad en el sector de la energía, más problemas en la industria farmacéutica, más amenazas contra la corrupción a nivel municipal, más vientos en contra para los minoristas y más despilfarros para los proyectos de infraestructura.
Estas son las posibles consecuencias presentadas de forma sutil, pero es imposible hablar de las perspectivas únicamente en términos de "favorable" o "no favorable al mercado" tal como lo hacen muchos analistas e inversores. Fundamentalmente, la introducción de Hillary Clinton en los mercados en 2017 tendrá un impacto significativo que está fuera de su control o de la del Congreso: el ritmo de la desaceleración de la economía china, la postura de la Reserva Federal liderada por Yellen y, por supuesto, el comportamiento de los bancos centrales en Europa y Japón. Y si los inversores esperan que Hillary o Trump cambien las normas se sentirán sumamente decepcionados.