A medida que las cárceles se cierran en Estados Unidos, surgen nuevas ideas sobre cómo darle vida a estos edificios, desde un estudio de yoga hasta una granja de marihuana medicinal. En Gainesville, desde que una cárcel de mediana seguridad volvió a abrirse como refugio, el número de personas sin hogar en la ciudad de Florida se ha reducido a la mitad.
Los edificios de bloque de hormigón que dominan el complejo de la prisión se han pintado de color rosa brillante, naranja y azul. La alambrada se ha retirado y se han plantado árboles en su lugar. También se han borrado de los muros de hormigón señales de advertencia como "Prohibido pasar".
Durante dos décadas, esto fue el Gainesville Correctional Institute, una prisión estatal de mediana seguridad en Florida, donde el principal objetivo de los guardias era no dejar que los presos escaparan. Ahora es Grace Marketplace, una organización benéfica para dar refugio de las personas sin hogar, donde los trabajadores de los servicios sociales ayudan a los residentes a encontrar una salida. Alrededor de 115 personas viven en el lugar, ubicado en una zona industrial de esta ciudad universitaria, donde reciben comidas gratis, cursos de formación y acceso a servicios públicos y puestos de empleos.
Cerca de 150 prisiones estatales como ésta cerraron después de la recesión, como consecuencia de la disminución del número de presos y de la centralización de todo el sistema penitenciario con el fin de ahorrar en costos de operación. Muchas de estos edificios han permanecido vacíos durante años, costando dinero mantenerlas, atrayendo a vagabundos y recordando a los locales los puestos de trabajos perdidos. Sin embargo, se están reabriendo cada vez más cárceles a lo largo de Estados Unidos.
En algunos casos, los estados están vendiendo, transfiriendo o arrendando estos edificios en desuso a negocios o sin ánimo de lucro. Una organización benéfica en Manhattan pronto convertirá una prisión de mujeres cerrada en un edificio de oficinas para organizaciones que ayudan a mujeres. En California y Colorado, los empresarios ven las paredes seguras de dos cárceles cerradas como un lugar perfecto para cultivar marihuana medicinal.
Los viajeros en Boston pueden refugiarse por la noche en una antigua cárcel que ahora es un hotel de lujo. Y en cuatro estados –Missouri, Ohio, Pennsylvania y Virginia Occidental– organizaciones locales sin ánimo de lucro o agencias de viajes ofrecen recorridos por las antiguas prisiones del estado, cuyos oscuros pasillos se convierten en atracciones embrujadas en el otoño.
En otros casos, las autoridades prefieren conservar los edificios y encuentran nuevos usos para ellos, a menudo relacionados con la seguridad pública o la justicia penal. En Kentucky, una antigua prisión ha servido desde abril como academia de entrenamiento para los soldados del estado. En Nueva Jersey, se espera que el próximo año se reabra una cárcel en desuso como centro de rehabilitación para adictos a las drogas. Y en Illinois, dos prisiones juveniles se volverán a abrir en seis meses como centros de adaptación y capacitación para la vida independiente de los presos menores de edad que pronto se pondrán en libertad.
En las ciudades donde se han cerrado las prisiones, se han perdido puestos de trabajo y los ingresos por los impuestos y las tasas han disminuido. El alto costo de mantener y asegurar las propiedades aumenta la urgencia de dejar las instalaciones vacías.
Funcionarios estatales como Alexis Offen, vicepresidente de bienes raíces en Empire State Development, la agencia para el desarrollo económico del estado de Nueva York, saben que es importante que los edificios vuelvan a funcionar. El número de presos en el estado cayó de unos 63.800 en 2007 a unos 52.200 este año, y se han cerrado 13 prisiones desde 2011. Offen afirmó:
"Aunque el estado ha ahorrado cientos de millones de dólares cerrando prisiones, hay que reconocer el impacto que tiene el cierre de una prisión en una comunidad local, especialmente en aquellas más rurales. Y es por eso que hemos trabajado tan de cerca con la gente sobre el terreno... para producir planes de reutilización".
En algunos casos, se han cerrado cárceles estatales porque estaban en mal estado o simplemente quedaron obsoletas. Por ejemplo, en Nueva York y Carolina del Norte, los campos de trabajo, que habían sido populares durante décadas, ahora están en desuso.
El número de presos también disminuyó en los dos estados, ya que, al igual que en muchos otros, las autoridades cambiaron el sistema de condena.
La población carcelaria de Carolina del Norte cayó de cerca de 3.400 de 2011 a 2014 a cerca de 37.700. El estado ha cerrado 14 prisiones desde 2009.
Noran Sanford, fundador de una nueva organización sin ánimo de lucro llamada Growing Change está convirtiendo una prisión vacía en la ciudad rural de Wagram, en Carolina del Norte, en una granja sostenible y en un centro educativo para adolescentes con problemas. Bajo su plan, el edificio se reabrirá para su uso por otros miembros de la comunidad.
Sanford espera que un proyecto de este tipo pueda implementarse en todo el país, por lo que está trabajando en un plan de acción para las autoridades locales que quieran encontrar un uso para las cárceles vacías.
"Estoy pidiendo que veamos más allá de la justicia penal, para utilizar las cárceles cerradas y avanzar en los objetivos sociales", dijo Sanford.
En 2004, la administración de Gainesville recibió duras críticas por su política relacionada con las personas sin hogar, principalmente por las leyes que regulaban los lugares dónde las personas sin hogar podían dormir y la cantidad de comidas que podían recibir diariamente. Por ello, el condado y la ciudad crearon un plan para cambiar la situación, que incluye un nuevo refugio para hombres y mujeres solteros con acceso a servicios sociales.
Un plan inicial para construir un complejo en la periferia norte de la ciudad era caro y se enfrentaba a la oposición de los residentes de la zona. Sin embargo, cuando la prisión se cerró en 2012, los funcionarios se dieron cuenta de que tenía todo lo necesario: un alojamiento, un amplio comedor y mucho espacio para una posible ampliación. Al año siguiente, la ciudad compró la prisión del estado por cerca de 1,4 millones de dólares.
Jon DeCarmine, director de operaciones en la Coalición del Condado de Alachua para los Desamparados y Hambrientos, que dirige Grace Marketplace, dijo que la organización hizo todo lo posible para ocultar la dureza del lugar.
Los voluntarios ayudaron a convertir una habitación que se había utilizado para las pruebas de drogas en un lugar donde los residentes pueden guardar sus pertenencias. La peluquería es ahora una oficina de servicios sociales del condado y el antiguo edificio de visitas un centro de bienvenida equipado con ordenadores.
Sin embargo, los trabajadores de los servicios sociales siguen mirando los dormitorios desde los puestos acristalados donde se sentaban los guardias. Las puertas de cada edificio y habitación todavía se cierran con llave, así que DeCarmine lleva un anillo con más de una docena de llaves, como un alcalde.
El lugar sigue siendo un poco extraño para Rickey Bradley, que había estado preso allí en 2008. Se mudó a Grace en julio después de ser liberado de otra prisión donde ayudaba al personal médico. Ahora, en Grace ayuda en la cocina, que ofrece un programa de formación culinario y está agradecido de tener un lugar donde quedarse. “Me apoyan”, dijo.
Desde que Grace se abrió hace dos años, se ha convertido en la vivienda temporal o permanente de unas 200 personas, la gran mayoría de las cuales aún siguen allí alojadas. Durante este período de tiempo, el número de personas sin hogar se ha reducido a la mitad. El alcalde de Gainesville, Lauren Poe, atribuye gran parte del avance a Grace. "Sin lugar a dudas, nuestra comunidad está mejor", dijo Poe.
Algunos funcionarios del estado afirman que las noticias de que una prisión vacía se volverá a abrir son bien recibidas por los residentes locales. Según Terri Bryant, representante del Partido Republicano de Illinois, la prisión juvenil de Murphysboro, fue una de las que más empleos ofreció de la ciudad. Su cierre en 2012 fue un duro golpe para la economía local.
Sin embargo, según Bryant, el centro de adaptación proporcionaría a los presos cursos de formación laboral y habilidades para la vida, como las finanzas básicas, devolvería los puestos de trabajos perdidos así como avanzaría el objetivo del estado de reducir la reincidencia.
Un plan similar se está desarrollando en Bronx, donde el estado de Nueva York recientemente vendió una prisión cerrada a una organización sin ánimo de lucro que quiere usarla para ayudar a los presos a reinsertarse después de salir de la cárcel. Sin embargo, algunos proyectos para las antiguas prisiones estatales de Nueva York están tardando más de lo esperado en ponerse en marcha.
El plan para convertir una antigua prisión del condado de Schoharie en un centro donde reciclar coches viejos fracasó después de la oposición local. En 2015, otra cárcel del condado de Madison se reabrió como un campamento de verano para la ciencia y la tecnología y luego como un estudio de yoga, pero actualmente no se utiliza el lugar. Una compañía de producción ha declarado que quiere crear un estudio de cine en el edificio de una prisión cerrada en Staten Island, pero aún no ha alcanzado ningún acuerdo con el estado.
Otros intentos tuvieron éxito, a menudo gracias a la intervención de los gobiernos locales.
En Moundsville, Virginia Occidental, una prisión estatal que cerró hace 21 años se ha convertido en una inesperada fuente de ingresos. El Consejo de Desarrollo Económico de Moundsville alquila la prisión del estado, atrayendo a personas de toda la región para recorrer el edificio de 150 años de antigüedad o para aterrorizarse en una casa embrujada que se instala en Halloween. Un edificio en la propiedad, en medio de la pequeña ciudad, es un lugar popular para eventos públicos y privados, como bodas y festivales en vacaciones.
Suzanne Park, directora ejecutiva del consejo, afirmó que supuso casi dos décadas que el plan del grupo fuera rentable. Park dijo:
"No fue una opción dejarla abandonada".