Le explicamos qué países han sido capaces de salir de la crisis y cuáles todavía tienen problemas para llegar a fin de mes.
Primer lugar: Estados Unidos
Los productores estadounidenses de petróleo y gas quedaron a la cabeza este año, gracias a la victoria de Donald Trump, un partidario declarado de la producción nacional en el campo de los combustibles fósiles y las energías renovables. Sus nominados al gabinete Rex Tillerson (director ejecutivo de ExxonMobil), Rick Perry (ex gobernador de Texas) y Scott Pruitt (Fiscal General del Estado de Oklahoma) reflejan sus promesas de campaña de apoyar la producción energética nacional.
Además, la OPEP y Rusia se están preparando para limitar su producción de petróleo. Esto liberará inevitablemente más espacio en el mercado global para la energía estadounidense, con los productores bien posicionados para tomar ventaja, especialmente teniendo en cuenta que este año EE. UU. finalmente ha levantado su prohibición de 40 años sobre las exportaciones de crudo. El futuro parece brillante para los productores de energía estadounidenses, que se enfrentaron a una actitud hostil por parte de la Administración Obama y sobrevivieron a dos años de precios bajos de petróleo.
Segundo lugar: China
China ganó en 2016 aprovechando los precios del petróleo sumamente bajos para llenar su reserva estratégica de petróleo.
Además, permitiendo que sus denominadas “teteras” o refinerías semiprivadas compraran crudo fuera de los contratos gubernamentales, hizo que los productores de petróleo de todas partes compitieran por las empresas chinas. A pesar del coste del transporte, Irán y Arabia Saudí redujeron los precios del petróleo para sus clientes asiáticos este año, y Rusia atrajo a los compradores chinos aceptando el yuan como pago por el crudo.
China puede que tenga que pagar más por el crudo el próximo año, pero ciertamente sacó partido de todos los barriles baratos que pudo en 2016.
Empatados en el tercer lugar: Rusia y Arabia Saudí
Rusia y Arabia Saudí pueden ser considerados ganadores puesto que pudieron llegar a un acuerdo para limitar la producción de petróleo tras un año de difíciles negociaciones. Esto probablemente pondrá un límite en los precios del petróleo para los próximos seis meses.
Pero, ¿pretendían realmente obtener algún beneficio estos dos mega-productores en 2016?, ¿o están interesados en ganancias a largo plazo? 2016 puede que haya sido una carrera de 100 metros cuando Rusia y Arabia Saudí estaban realmente corriendo una de 400 metros.
Perdedores: Venezuela, Europa e Irak
Venezuela perdió realmente en 2016: los bajos precios del petróleo han golpeado al país con tanta intensidad, que incluso el acuerdo reciente de la OPEP para limitar la producción no ayudará a su dañada economía, que ahora sufre hiperinflación.
El país se encuentra sobre algunas de las reservas de petróleo más grandes del mundo, pero debido a una combinación de horrible gestión gubernamental y el elevado coste de explotación del petróleo, la producción de crudo de Venezuela cayó a mínimos históricos en 2016.
Puesto que el presidente Maduro sigue aferrándose a los principios socialistas que arruinaron la economía del país, incluso unos precios del petróleo moderadamente más altos en 2017 no harán mucha diferencia en Venezuela.
La situación energética de Europa no mejoró en 2016, y el continente sigue dependiendo del gas natural y energía rusos. Por un momento este año, parecía que una grieta ruso-turca podría haber terminado con los planes para el nuevo gasoducto Turkstream (diseñado para traer aún más gas natural ruso a Europa). En ese caso, Europa podría haber tenido la oportunidad de poner fin a la dependencia del sector energético de Rusia mediante la construcción de un gasoducto mucho más corto a Azerbaiyán.
Sin embargo, Turquía y Rusia arreglaron sus diferencias, y la construcción del gasoducto comenzará el próximo año. A pesar del reciente asesinato del embajador ruso en Turquía por parte de un policía radical turco, la energía rusa seguirá fluyendo a través de Turquía.
El gobierno iraquí está terminando 2016 en una posición difícil, puesto que no fue capaz de convencer a la OPEP de concederle una exención de los recortes de la producción de petróleo en 2017. El gobierno iraquí solo controla directamente algunos de sus yacimientos de petróleo; el resto es administrado por el Gobierno Regional del Kurdistán o por las Compañías Petroleras Internacionales con acuerdos de concesión.
A menos que la compañía petrolera nacional de Irak absorba todos los recortes por su cuenta, tendrá que encontrar una manera de convencer u obligar a las CPI y a los kurdos a reducir la producción – perjudicando así las perspectivas de futuras inversiones extranjeras, y exacerbando las relaciones ya tensas con los kurdos. Irak se encamina hacia el 2017 atrapado entre una roca y un lugar difícil cuando se trata de producción de energía.