El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se está preparando para una carrera por el liderazgo que podría terminar abruptamente con la estabilidad política alcanzada por el presidente conservador Mariano Rajoy.
Después de que Pedro Sánchez se viese obligado a dimitir como líder del partido en octubre, el PSOE decidió permitir un segundo mandato en el poder para que Rajoy pusiese fin a un estancamiento político de 10 meses. Su dirección provisional, liderada por Javier Fernández, se ha puesto de acuerdo con Rajoy en cuestiones como los objetivos del déficit presupuestario, el salario mínimo y una subida del impuesto de sociedades para ayudar a garantizar la gobernabilidad de España.
Sin embargo, esta tregua correrá riesgo si los socialistas se vuelven más combativos antes de las primarias para la dirección del partido prevista para mayo. Los dos candidatos que han anunciado que se presentarán –Sánchez y Patxi López, un ex jefe del gobierno vasco – apelan a aquellos miembros del partido que se sienten traicionados por la posición complaciente hacia Rajoy.
Ambos prometen una postura más firme contra los conservadores. Tanto si se imponen como si su influencia en las primarias endurece la posición del PSOE, Rajoy ha dejado claro desde su investidura que no va a tolerar que la oposición debilite su gobierno en minoría: Podría ser tentado a convocar nuevas elecciones a principios de mayo, lo que sumergiría a España de nuevo en la inestabilidad política que dominó 2016 y ensombrecería la recuperación de un país, que ahora crece a uno de los ritmos más rápidos de Europa.
López argumentó en su debut público como candidato a las primarias socialistas que permitir un segundo mandato de Rajoy fue un error y parte de una preocupante tendencia entre los socialdemócratas europeos de coquetear con la derecha. El diputado de 57 años dijo:
"Mi único entendimiento de la 'Tercera Vía' es que es una excusa de la izquierda para promover las políticas de la derecha".
Sánchez ignoró a López cuando anunció su candidatura el sábado, interpretándola como una contienda entre él y Susana Díaz, la presidenta de la comunidad autónoma de Andalucía, quien se espera que compita en las primarias pero que aún no ha anunciado sus intenciones. Sánchez, de 44 años, afirmó:
"Las primarias serán una contienda entre su propio ‘PSOE izquierdista’ y los que facilitaron el segundo mandato de Rajoy y dejaron al socialismo español en tierra de nadie".
Por el contrario, Susana Díaz respalda la dirección provisional del partido y su actitud complaciente hacia Rajoy. Aunque no se espera que ella presente oficialmente su candidatura hasta abril, ha estado preparando la maquinaria socialista durante meses, buscando el apoyo de los mayores del partido y de jefes regionales. Los integrantes del PSOE dijeron que la andaluza de 42 años tiene el bloque de partidarios más acérrimos –y algunos enemigos hostiles que la culpan del golpe de estado interno que le costó a Sánchez el liderazgo el año pasado.
Sus partidarios sostienen que el partido, en su difícil situación actual, no puede permitirse el lujo de prescindir de las habilidades de liderazgo de una mujer que ha sido capaz de mantener a raya a la extrema izquierda en la región que gobierna desde 2015, con el apoyo del partido de centro Ciudadanos. En Andalucía, Podemos siempre obtiene resultados inferiores a los previstos.
No obstante, a pesar de que Díaz cuenta con un fuerte apoyo entre los dirigentes medios y superiores del partido, está lejos de ser seguro que pueda convencer a la mayoría de los 190.000 miembros del Partido Socialista que pueden votar y mantiene sus opciones abiertas lo máximo posible.
El factor catalán
En cualquier caso, cualquiera que gane las primarias tendrá un duro trabajo por delante. Los reveses electorales han dejado al PSOE –que ha gobernado España durante más tiempo que cualquier otro partido desde la transición a la democracia a finales de los 70– perdido y dividido. Los socialistas están atravesando una crisis similar a la sus compañeros de centro-izquierda en toda Europa –con el ingrediente añadido del movimiento independentista catalán.
Cataluña fue una vez un bastión socialista: Entre 1977 y 2008, el partido ganó todas las elecciones generales en la región, pero la adhesión del PSOE a una España unida y federal significa que la polémica cuestión de la autodeterminación ha perjudicado en gran medida al partido, que quedó tercero en Cataluña en las elecciones nacionales del pasado mes de junio, en términos de votos.
Según el legislador socialista Ignacio Sánchez Amor, el partido ha sufrido en las urnas debido a la falta de una posición común y claramente definida sobre el territorio y la autodeterminación. Algunas divisiones regionales del partido "se acercaron peligrosamente a los nacionalistas".
Aunque el partido lucha por definirse, otro diputado socialista, Ignacio Urquizu –que ha redactado documentos como miembro de una comisión encargada de evaluar la situación del partido– recomienda imitar a los camaradas del partido en Escandinavia y explica:
"Los socialdemócratas de allí se centran en objetivos sin obsesionarse con los medios y analizan los problemas sin mucho fervor". En cambio, a los españoles les "encantan los grandes debates".
Sin embargo, con la puesta en marcha de la campaña para las primarias, lo más probable es que cualquier análisis en frío tenga que esperar hasta después de la votación de mayo, a la que le seguirá un congreso del partido en junio para ungir oficialmente al nuevo líder del PSOE.
Incluso Rajoy sigue siendo prudente en cuanto el resultado. La semana pasada, le preguntaron en una entrevista si una posible victoria de Sánchez podría impedir nuevos pactos con los socialistas, a lo que el presidente contestó:
"No lo sé. Francamente, no lo sé.