The New York Times ha publicado recientemente la mayor historia sobre Uber. Uber lleva utilizando desde 2013 una sofisticada herramienta para saltarse las normas. El programa se llama Greyball y así es cómo funciona:
En las ciudades donde Uber es ilegal - todavía son muchas - Greyball es capaz de identificar a la policía secreta que intenta localizar a los conductores de Uber, identificarlos y confiscar sus coches. Cuando estos policías abren la aplicación de Uber e intentan solicitar un servicio, lo único que encuentran son coches Uber fantasma por toda la ciudad y nunca son capaces de solicitar el servicio. Puesto que los coches que aparecen en la aplicación no son reales, la policía nunca encuentra a ningún conductor de Uber disponible. El resultado final es que Uber es capaz de operar en ciudades en las que todavía no es legal sin ningún tipo de problema. Gracias a este software, Uber está por encima de la ley.
La forma en la que la aplicación detecta a los policías es genial. Esta analiza la información de las tarjetas de crédito que utiliza la policía, revisa las bases de datos de los comerciantes y la de los servidores públicos e intenta averiguar qué usuarios podrían ser policías.
La policía nunca encuentra un conductor de Uber disponible, pero no se imaginan por qué. De esta forma la empresa ha conseguido operar de forma ilegal en ciudades en las que todavía no puede hacerlo.
No se sabía nada al respecto hasta ahora, cuando un par de ingenieros de la empresa se han sentido culpables y han acabado desvelando el secreto.
Zenefits y los agentes no cualificados
Zenefits ha utilizado un software para certificar de forma ilegal a cientos de agentes de seguros.
Zenefits es una empresa que ofrece software a empresas y luego intenta venderles paquetes de seguros. En 2016, se hizo pública la noticia de que el director ejecutivo de la empresa, Parker Conrad, había pedido a su equipo de desarrollo que creara una herramienta para ayudar a los agentes de Zenefits en los procesos de obtención de licencias.
Con la ayuda de su extensión para el navegador personalizada, los agentes de Zenefits podían saltarse un curso online de 52 horas así como todos sus exámenes.
En lugar de tener que hacer nuevas contrataciones para cubrir la semana y media del curso, los agentes podían empezar a vender seguros de inmediato. Conrad dimitió poco después. El escándalo le costó a la empresa la mitad de su valoración - 2.500 millones de dólares – y provocó que cientos de personas perdieran sus empleos (este es solo uno de los muchos problemas de la empresa).
Volkswagen y el escándalo del diésel
Volkswagen (XETRA: Volkswagen [VOW3]) ha utilizado un software para vender 10.000.000 de vehículos súper contaminantes.
Entre 2008 y 2015, Volkswagen fabricó más de 10 millones de coches "diésel limpios". A muchos ingenieros les resultaba sorprendente que los motores diésel fueran capaces de producir menos emisiones que los coches de gasolina sin plomo, y aún así poder conducirse durante tantos kilómetros. Estas dudas encontraron una respuesta en 2014, cuando unos investigadores descubrieron que estos coches estaban utilizando un software ilegal.
Los ejecutivos de Volkswagen habían pedido a sus ingenieros de software encontrar una forma de engañar a la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. durante sus pruebas de emisiones. Conocían los parámetros que los reguladores empleaban durante esas pruebas, así que crearon un software que reducía las emisiones de los coches durante las pruebas.
Este dispositivo consiguió ocultar que los motores "diésel limpios" de Volkswagen producían unas emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) mucho mayores de las permitidas por la ley. Hasta 40 veces por encima del límite legal.
El 12 de enero de 2017, Estados Unidos acordó con los ejecutivos de la empresa una multa de 4.300 millones de dólares.