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El dinero es una de las grandes invenciones de la humanidad, y ha cambiado mucho a lo largo de los siglos.

¿A quién no le gustaría vivir como Creso, el último rey de Lidia, un país situado al oeste de Asia Menor, actualmente región turca desde 560-547 a.C.? Casi seguro que muchos de nosotros querríamos aspirar a ello. Era tan rico que la expresión literalmente traducida del inglés “tan rico como Creso” (equivalente a “nadando en la abundancia”), se debe a él.

Sin embargo aún no existía entonces un sistema de acuñamiento de moneda estándar para que cada región tuviera su propio conjunto de monedas con valor propio. En torno a la misma época, los romanos también comenzaron a fabricar monedas, primero de cobre y bronce y más tarde de oro, plata y latón.

El Toque de Midas

Se dice que la gran fortuna de Creso procedía de las arenas del Río Pactolus, donde el legendario rey Midas se lavaba las manos para despojarse del “Toque de Midas”, que convertía todo lo que tocaba con sus manos en oro. Según la leyenda, la arena del río se convertía en abundante oro.

Fue Creso quien financió la construcción del gran Templo de Artemisa en Éfeso, una de las Siete Maravillas de la edad antigua, de manera que estaba realmente forrado.

La Edad Media

Durante la Edad Media, Carlomagno en particular – alias Carlos el Grande o Carlos I – tuvo una considerable influencia en la historia del dinero. Unió gran parte de Europa durante el periodo de principios de la Edad Media y asentó los cimientos de Francia, Alemania y Los Países Bajos (lo que se conoce actualmente como Benelux) en la era moderna.

La moneda medieval conocida como denier – o penique – fue introducida a finales del siglo VII como método de pago estándar en el Imperio Carolingio (800-888), lo que es actualmente la Europa moderna. El denier también sirvió de modelo para muchas monedas europeas entre las que se incluía la libra británica, la lira italiana, el dinheiro portugués y el dinero español. La reforma de la moneda de Carlomagno en el año 793 también reemplazó la moneda de oro por la plata.

Durante el primer milenio de su historia, el dinero solo existía en formato de monedas. Sin embargo, en torno al año 1000 China comenzó a emitir papel moneda, pero Europa tardó 500 años en hacer lo mismo.

El problema más grande en este sentido era que, al contrario que ocurría con las monedas, el valor material del papel moneda no era el mismo que el impreso y por ello todos los pueblos de diferentes culturas y países tuvieron que luchar por reconocerlo y aceptarlo. Precisamente por esta razón mucha gente recibía pagos en moneda durante la Revolución Francesa, lo que provocó la escasez de monedas en los bancos.

Dinero efectivo y escritural

Fue en el siglo XIX cuando se reconocieron como métodos de pago los billetes y las monedas. Aunque el dinero en efectivo, tal y como lo conocemos, data de la antigua historia, su formato actual no existía hace tanto tiempo.

Los pagos mediante transacciones sin dinero efectivo fueron lanzados casi al mismo tiempo, en un formato conocido inicialmente como dinero escritural. Este concepto está estrechamente relacionado con el desarrollo del papel moneda.

En este tipo de transacciones el prestatario cumple sus obligaciones monetarias con el prestamista sin usar dinero en efectivo. Por ejemplo, en la Italia del siglo XIV se depositaban en los bancos monedas de valor y metales preciosos, y estos emitían a cambio pagarés.

Estos préstamos bancarios eran registrados en una cuenta. Al llevarse los registros de cuentas en libros manuscritos, este tipo de transacciones se conocía como dinero escritural. Con los años, estos libros evolucionaron hasta convertirse en las bases de datos y las transacciones de pago estándar sin dinero en efectivo que se emplean actualmente en muchos países.

Dinero electrónico: El hoy y el mañana

La etapa más moderna en la evolución tecnológica del dinero es el dinero electrónico. Aquí, los valores monetarios en forma de préstamos se almacenan o bien de forma descentralizada con transmisores de datos como las tarjetas inteligentes, o centralizada en servidores.

Sin embargo, las tarjetas regalo que entregan las tiendas no están incluidas en esta categoría puesto que el dinero electrónico no puede ser aceptado solo por su emisor original, sino que debe ser válido en un mercado más amplio.

Las tarjetas de crédito prepago, que sí se ajustan a la definición de dinero electrónico, son muy populares en la actualidad. Se pueden recargar con una cantidad fijada con flexibilidad y los consumidores las emplean de forma segura en todos los puntos que acepten tarjetas de crédito – tanto online como físicos.

Muchas apps de pago se basan también en el dinero electrónico. Transfieren cantidades de dinero de una cuenta de dinero electrónico a otra.

Tobias Schreyer, cofundador y jefe comercial de PPRO Group, un negocio de rápido crecimiento especializado en Fintech y en pago digital entre países, que existe desde hace una década, informó:

“En el caso por ejemplo de la app Cringle, empleada para enviar dinero a un amigo mediante mensaje de texto, la cantidad se carga en la cuenta actual del ordenante antes de ser abonada en su cuenta e-money”.

Desde ahí, el dinero se transfiere a la cuenta e-money del destinatario y finalmente a su cuenta corriente. Esta app convierte un proceso que de otro modo implicaría una enorme complejidad, en un juego de niños que permite a los usuarios transferir dinero con un simple mensaje de texto.

“La principal diferencia entre estas transacciones y las tradicionales transferencias de dinero es que los usuarios ya no necesitan acceder a sus cuentas corrientes ni a la banca online: ha desaparecido la necesidad de contacto con el banco", dice Schreyer.

Y añade:

“Los proveedores de dinero electrónico, una combinación de empresas Fintech y la banca online tradicional, trabajan a velocidad de vértigo en aras de desarrollar métodos de pago innovadores y cómodos”.

Estas tarjetas de crédito prepago para particulares y empresas son solo una de las muchas opciones que existen. El sistema de pagos sin contacto, por ejemplo mediante pegatinas inteligentes NFC (comunicación de campo cercano), son otra opción.

El concepto de guardar dinero de forma centralizada en servidores pertenecientes a institutos de dinero digital regulados, se asocia cada vez más a la seguridad y a la comodidad.

La seguridad y la comodidad del dinero digital

Al evaluar la seguridad del dinero digital, existen dos perspectivas diferentes a tener en cuenta – desde los distintos puntos de vista del usuario y del proveedor.

Schreyer, que es licenciado en Administración de Empresas y estudió en la Ludwig-Maximilians-Universität München de Alemania, destacó que: “Las instituciones de dinero electrónico como PPRO pueden implementar una variedad de servicios innovadores de pago fáciles y rápidos, lo cual no quiere decir que los clientes tengan que ceder ante la seguridad”.

Las instituciones de dinero electrónico no pueden iniciar sus operaciones hasta que reciben aprobación – en forma de licencia para actividades de e-money – por parte de la autoridad reguladora financiera correspondiente.

También añadió: “Deben cumplir una serie de requisitos de seguridad, entre los que se encuentran garantizar la seguridad del dinero de sus clientes, la puesta en vigor de procedimientos de gestión del riesgo y designar a un oficial que garantice el cumplimiento de AML (prevención de blanqueo de capital). En general todas estas medidas son similares a las exigidas para los bancos. Después de todo, el dinero electrónico y los servicios en los que se basa fueron creados pensando en la seguridad”.

Las tarjetas de crédito prepago son un buen ejemplo. Las cuentas e-money basadas en tarjetas de crédito prepago no tienen fondos inicialmente y pueden cargarse con la cantidad deseada.

Los titulares pueden usar por tanto sus tarjetas de crédito para hacer compras, igual que harían con cualquier otra tarjeta de crédito – hasta la cantidad cargada en cuenta. Las tarjetas incorporan múltiples características de seguridad que incluyen, entre otras, un chip y un código PIN.

Las tarjetas de crédito prepago no ofrecen crédito de antemano. Si se extravía una tarjeta, el titular simplemente puede bloquearla y recibirá otra en sustitución con el saldo correcto. Los titulares de las tarjetas son informados también de cada transacción, lo que hace que los pagos no autorizados sean reflejados de forma inmediata.

Schreyer, actualmente responsable principalmente de emitir operaciones en PPRO dirigidas a actividades de venta y al desarrollo de negocios en el sector de las tarjetas prepago, afirma:

“Este es solo uno de los usos del método de pago mediante dinero digital”.

El futuro

Aunque mucha gente ve todavía los avances tecnológicos en los sistemas de pago electrónico con escepticismo, ya no hay duda alguna de que el dinero digital está destinado a convertirse en el primer método de pago en el futuro, y está claro que ahora existe un desarrollo desenfrenado del sistema bitcoin, blockchain y criptomoneda en métodos de pago, además de los grandes esfuerzos realizados en la sociedad de las operaciones sin dinero.

En el caso del e-money, la seguridad es lo primero. Las compañías de Fintech como PPRO continúan siendo innovadoras en este área y crean dinero y productos de pago que cumplen las expectativas de los clientes.

Y para Schreyer el objetivo es:

“Desarrollar el dinero digital como método de pago en el futuro… pero cuanto antes”.

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