La asesora financiera Nancy Anderson nos recuerda aquellas pequeñas cosas que pueden dejar un agujero considerable en nuestro presupuesto.
Aunque puede que tengamos metas para construir un fondo sólido de emergencia, comprar una casa, jubilarnos pronto o pagar una deuda, a veces podemos ser nuestro peor enemigo.
Todos tomamos malas decisiones con respecto al dinero. A veces incluso podemos estar saboteando nuestras finanzas de forma inconsciente. Después de todo, somos humanos.
Romper esos malos hábitos financieros nos puede acercar a cumplir nuestros objetivos.
Estos son algunos que hay que evitar:
Dejar que la comida se eche a perder porque compraste algo para llevar de camino a casa
Cuando tienes hambre y estás cansado después de un largo día de trabajo, es tentador recoger comida de camino en lugar de perder el tiempo cocinando.
Consejo: Planifica las comidas con antelación con un sistema semanal. Añade "sacar" “comida para llevar” al plan en ciertos días cuando sepas que no querrás cocinar. Prepara la olla de cocción lenta o haz comidas adicionales y congélalas para facilitar las cenas de la semana.
Engañarte a ti mismo pensando que terminarás la comida que te ha sobrado más tarde
¿Alguna vez has guardado con cuidado la comida que te ha sobrado, sabiendo en el fondo que no te las comerás al final?
Consejo: Asume que no te gusta comerte la cena de la noche anterior para el almuerzo del día siguiente. Prepara porciones más pequeñas en su lugar.
Decirte a ti mismo: “Me merezco esta compra”
Aunque sin duda puedes recompensarte por el trabajo duro, necesitas preguntarte si ese regalo a ti mismo es algo que puede permitirte. ¿Has ahorrado para ello con el tiempo, o tienes esos gastos en tu presupuesto? Si es así, no te preocupes y disfruta. Si no, considera una recompensa diferente.
Consejo: Elige recompensarte por tus logros de maneras que sean satisfactorias y asequibles.
Esperar para ahorrar
Aplazar el ahorrar dinero porque crees que será más fácil en el futuro puede ser una trampa. El futuro puede estar lleno de gastos inesperados, sobre todo si formas una familia. Considera en lugar de ello empezar con poco y aumentar tu contribución cada año en lugar de aplazar los ahorros.
Consejo: Utiliza una calculadora financiera para determinar el coste real que supondrá retrasar tus ahorros. Establece una cuenta de banco en Internet para que tus ahorros se transfiera de forma automática, de modo que la cantidad aumente automáticamente cada año.
Perder recibos
Cuando llegue el momento de pagar impuestos, necesitarás copias de los recibos para justificar tus gastos. Algunas personas simplemente tiran los recibos o los guardan en cualquier lugar de la casa u oficina. Si no lo haces, podría costarte una suma considerable.
Consejo: Ten un archivo o sobre para recibos importantes. Ponlo en un lugar accesible y cuando pagues el registro de tu coche, una factura del médico o un curso de inglés, pon el recibo en el sobre para que esté a buen recaudo.
Tirar cosas que se encuentran en perfecto estado
Si no vas a intentar vender artículos usados en tiendas de segunda mano o grupos temáticos en redes sociales, dónalo a organizaciones benéficas. Muchas organizaciones incluso vienen a tu puerta para recoger artículos.
Comprar para ser más feliz
Aunque la “terapia de las compras” levanta los ánimos de los compradores, tiene el peligro de convertirse en un gasto excesivo.
Consejo: Reserva fondos para una “cuenta de gastos” y vincula una tarjeta de débito a ella. Estos fondos pueden destinarse a tus caprichos, o cualquier cosa en la que quieras gastarlos. Una vez que se gaste el dinero, ahorra para tu próxima sesión de terapia.
Ignorar tu tarjeta de crédito y tus extractos bancarios
En Internet es probable que se encuentre toda la información sobre su cuenta de banco. Ahora que usamos menos el papel, es más fácil ignorar nuestros estados financieros si no miramos los correos o SMS que nos envían, pero puede que haya cargos recurrentes por artículos que ya no utilizas, o comisiones incorrectas que necesitan ser discutidas con la compañía de tu tarjeta de crédito.
Consejo: Revisa tus estados financieros para los gastos recurrentes. Pregúntate si utilizas los servicios por los que estás pagando. Si no es así, renuncia a ellos. Cuando veas un elemento que no reconoces, reflexiona sobre ello.
Comprar equipo deportivo caro o un equipo para tu nueva afición
Por supuesto, es una buena idea probar cosas nuevas. Sin embargo, también se pueden probar cosas nuevas sin comprar un equipo nuevo.
Consejo: Alquila o compra equipos usados hasta que determines que vas a comprometerte con tu deporte o pasatiempo.
Compararte con los demás
A menos que seas un asesor financiero, no puedes saber a ciencia cierta lo que otra persona puede permitirse o no. No sabes si obtuvieron una herencia, hicieron buenas elecciones de inversión, y/o ahorraron y ahorraron durante años para comprar un coche especial o la casa de sus sueños. Tampoco puedes saber si están metidos en una deuda o están teniendo problemas para realizar sus pagos.
Consejo: Hacer una comparación financiera entre tú mismo y otra persona no es realista, así que no pierdas tu tiempo o energía haciendo eso.
Todos tenemos hábitos financieros buenos y malos. Deshazte de algunos malos y trabaja más en los buenos. Te alegrarás de haberlo hecho.