¿Qué separa a los aficionados de los profesionales?
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El escritor Jeff Goins Los escritor habla de los pasos que debe seguir una persona creativa, si realmente quiere avanzar desde un punto de vista profesional y lograr el éxito.

Cuando era un veinteañero, estuve saltando de un sueño a otro. Pero durante todo ese tiempo, en secreto quería ser escritor. Veía a amigos salvar la brecha entre aficionados y profesionales, y deseaba poder ser como ellos.

Puesto que sentía envidia del éxito de mis amigos, probé cualquier cosa que estuvieran haciendo y que pensaba que les había dado éxito. Pero el problema era que no sabía lo que estaba haciendo.

Un escritor conocido mío tenía un blog satírico, así que intenté escribir sátira. No funcionó; terminó sonando cruel más bien. Otro escribía sobre acontecimientos populares desde una perspectiva basada en la fe, así que también lo intenté, y eso tampoco fue bien. De hecho, cometí casi todos los errores posibles de novato.

¿Qué me faltaba?

Resulta que seguía actuando como un aficionado, pensando que el éxito como escritor consistía en encontrar una idea ingeniosa. Pero la verdad es que el éxito en cualquier campo se encuentra más bien en la persistencia, que en tratar de encontrar un truco de magia que nos lo solucione todo.

Por supuesto hay maneras de acelerar el proceso, pero sigue siendo un proceso. Y para mí, no comencé a tener éxito como escritor hasta que empecé a apartar mi atención de los resultados. Cuando empecé a imitar el proceso de los profesionales en lugar de perseguir simplemente su éxito, es cuando comencé a ver resultados reales.

Si quieres ser un profesional en tu campo, vas a tener que romper este terrible hábito de aficionados de mirar lo que la gente tiene, sin prestar atención a lo que hicieron para conseguirlo. Perseguir los resultados sin entender el proceso conducirá a un éxito de corta duración, cuando no a un completo fracaso.

Un amigo mío, un músico de gran éxito independiente, aconseja a cualquier persona que aspira a tener éxito, “No hagas lo que hago. Piensa como yo pienso”.

¿Cómo haces esto, exactamente? Hay siete cosas que distinguen a los profesionales de los aficionados.

1. Los aficionados esperan la claridad. Los profesionales proceden a la acción.

Tienes que saber lo que eres antes de que puedas averiguar lo que quieres hacer.

La autoconciencia es una parte importante de la vida, y es especialmente importante para las personas creativas. Puesto que gran parte de lo que creas está ligado quien eres, tienes que tener clara tu identidad. Pero hay una manera correcta y una manera incorrecta de hacer esto.

En mi caso, pasé demasiado tiempo esperando a que alguien me llamara escritor antes de estar dispuesto a actuar como uno. Ahora he aprendido que la claridad llega con la acción. Debemos encontrar nuestro propio camino hacia el profesionalismo. Primero debemos llamarnos a nosotros mismos lo que queremos llegar a ser, y luego trabajar en ello.

Tu confianza proviene de saber lo que eres, y tu compromiso de actuar sobre la base de ese conocimiento.

2. Los aficionados quieren brillar. Los profesionales quieren mejorar.

Tienes que ser un discípulo mucho antes de convertirte en un maestro.

“Todos somos aprendices de un oficio que nadie domina”, dijo Hemingway una vez. En pocas palabras, tienes que aprender de aquellos que han estado antes que tú. Tienes que estudiar su trabajo y emular sus técnicas hasta que comiences a encontrar un estilo propio.

Durante mucho tiempo, solo quería ser reconocido por mi talento. No fue hasta que empecé a familiarizarme con profesores y la enseñanza de verdaderos maestros que me di cuenta de lo poco que sabía y lo mucho que aún tenía que crecer como escritor.

Hemingway hizo esto, también – no fue hasta que pasó unos años junto a Gertrude Stein y Sherwood Anderson en París que pasó de ser un buen escritor a uno magistral.

Si no haces esto, te engañas pensando que eres mejor de lo que realmente eres, la cual es la ruta más rápida hacia el fracaso y el anonimato.

3. Los aficionados practican solo lo necesario. Los profesionales nunca se detienen.

Tienes que practicar incluso (quizás especialmente) cuando duele.

No es suficiente con ir a trabajar todos los días. Tienes que seguir desafiándote a ti mismo, seguir esforzándote más allá de tus límites. Así es como crecemos.

Solía ​​escribir unas cuantas horas un sábado cualquiera cada tercera semana del mes. Nunca había avances, y no podía entender por qué. Entonces comencé a escribir 500 palabras al día durante 20-30 minutos al día. En menos de un año, había encontrado mi voz.

La frecuencia es más importante que la cantidad. Es mejor trabajar un poco todos los días que mucho de vez en cuando. John Grisham también sabía esto: escribió su primera novela en fragmentos, durante la única hora libre que tenía antes de irse a trabajar cada mañana. Cuando terminó, tres años después, había creado un nuevo género: el thriller legal.

¿Qué habría pasado si hubiera decidido que era demasiado doloroso levantarse para escribir a las 5:00 de la madrugada todos los días? ¿Qué habría pasado si se hubiera rendido ante la abrumadora sensación de escribir una novela con semanas de trabajo de 70 horas? ¿Y si decides lo mismo?

4. Los aficionados se tiran de cabeza a sus sueños. Los profesionales construyen un puente.

Tienes que construir un puente, en lugar de saltar.

No se trata de dar saltos gigantes de fe o tener un punto de inflexión que te ayudará a construir tu carrera. Es una práctica diaria.

Recientemente hablé con un autor de éxito que ha vendido decenas de millones de libros. ¿Sabes cuándo comenzó a despegar su carrera? Fue cuando escribió su libro nº 125 a los 45 años.

Tienes que tomarte tu tiempo, pero es más de un maratón que un sprint. Di un salto de fe cada vez que empecé un nuevo blog. Hice esto ocho veces, cada vez que tenía una idea nueva. Pero ninguno de esos blogs se mantuvo hasta que decidí quedarme con uno, que es el blog en el que escribo hoy.

¿Qué es lo que realmente necesita “enganchar” al lector? No es la idea. Es la persona.

5. Los aficionados le temen el fracaso. Los profesionales aprenden de él.

Tienes que fracasar en tu camino hacia el éxito.

Lo que los profesionales saben que el resto de nosotros no apreciamos es que el fracaso puede enseñarte más que el éxito. El fracaso significa crítica, y la gente de éxito la utiliza para avanzar en sus carreras.

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Solía ​​pensar que mis fracasos me impedían tener éxito, que cada vez que fallaba tenía que volver al principio. Ahora sé que el fracaso es la única manera de llegar al éxito y que cada uno de mis fracasos me ha enseñado algo sin lo cual no habría sido capaz de seguir adelante.

Thomas Edison, en sus esfuerzos por inventar la bombilla, una vez dijo: “No he fracasado. Acabo de encontrar 10.000 formas que no funcionarán”. ¿Cuántas veces estás tú dispuesto a equivocarte?

6. Los aficionados construyen una habilidad. Los profesionales construyen una cartera.

Debes dominar más de una habilidad.

Esto no significa que tengas que aprender todos los oficios, pero debes convertirte en un expertos en algunos. Por ejemplo, todos los escritores profesionales que conozco son buenos en más de una cosa. Uno es un gran publicista. Otro es realmente inteligente a la hora de liderar. Otro es un orador fantástico.

Para los profesionales creativos, esto no significa que tengas que trabajar en tu arte sin interrupciones durante ocho horas al día – al menos no para la mayoría de los profesionales. Significa que pasarás tu tiempo trabajando con una variedad de canales y de medios, o que trabajarás durante parte del día y dominarás algo más con el resto de tu tiempo.

De cualquier manera, debes desarrollar tu propia cartera.

En mi caso, mi cartera consiste en escritura, marketing y negocios. Pero durante mucho tiempo esperé a que la gente pensara que era un escritor lo suficientemente bueno, esperando que el dinero siguiera a esa habilidad. No siempre funciona así.

Recientemente hablé con un hombre en Nueva York que se gana la vida tanto como artista y fotógrafo. Él sabe, como hacen todos los profesionales, que todas nuestras habilidades se complementan y, francamente, nos liberan de ejercer demasiada presión sobre nosotros mismos para ser el mejor del mundo en cualquier cosa.

7. Los aficionados quieren llamar la atención. Los profesionales quieren ser recordados.

Tienes que preocuparte por el legado más que por el ego.

Los profesionales que conozco, cuyo trabajo llega a mucha gente y es muy importante, no solo piensan en la victoria rápida: un gran contrato para un libro, el próximo concierto, el lanzamiento del nuevo producto. Están pensando a largo plazo, en lo que quieren trabajar que pueda durar los próximos 100 años.

El aficionado se preocupa por su gran debut, mientras que el profesional está más centrado en retrasar la gratificación inmediata a cambio de éxito a largo plazo.

Cuando comencé a escribir, todo lo que me importaba era conseguir mi línea de autor, independientemente de si la gente me reconocía como persona de éxito, famosa o importante. Ahora, entiendo que en el otro extremo de la pantalla del ordenador o el libro, hay una persona cuya vida quiero influenciar.

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Cuando la gente comenzó a preguntarme cómo me convertí en un escritor profesional, cómo perseguí mi sueño y tuve la oportunidad de hacerlo para ganarme la vida, al principio no sabía cómo responderles. Así que usé algunos algunos clichés - “Simplemente tuve una visión y fui tras ella” - pero con el tiempo, me di cuenta de que no era cierto. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que fue este proceso, estos siete hábitos, lo que realmente me ayudaron en mi carrera.

Y estas son las cosas que continúo haciendo hoy en día. Son las disciplinas que sigues haciendo las que te permiten seguir teniendo éxito. Y si no los haces, en realidad solo estás confiando en la suerte.

De modo que si quieres ser un profesional en cualquier oficio - sobre todo si quieres ser escritor - comienza a aplicar estos hábitos hoy mismo.

Fuente: Medium

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