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La columnista de la BBC, Sarah Keating, nos cuenta lo que hacen las autoridades de Singapur y por qué son la envidia de todo el mundo.

"Kohi lah [café en malayo]", dice un anciano de Singapur, apoyado contra el mostrador del café. La mujer del mostrador le da una bolsa de plástico apretada llena de café fuerte con tanta leche condensada que parece más bien una crema. “¿Suele la gente pedir bebidas más saludables?" - le pregunto en inglés. "A veces", se ríe, sugiriendo que las preferencias locales están cambiando gradualmente para bien.

Deambulando por el mercado, respiro el aroma de fideos, carne de cerdo frita y pinchos de pollo dulce. En los puestos de los vendedores ambulantes pueden verse varios mensajes. Algunos de ellos dicen: "cocinamos alimentos saludables". Otros afirman que el propietario usa un "aceite más seguro". Este tipo de etiquetas se emiten como parte del programa Healthy Dining Board Health Promotion, que ofrece subsidios a proveedores de alimentos y bebidas por realizar esfuerzos adicionales para preservar la salud de sus clientes. Esta es solo una de las muchas formas en las que el gobierno anima a la población poco a poco a seguir un estilo de vida más saludable.

Poco después de que esta ciudad estado del extremo sur de la Península Malaya celebrara su quincuagésimo aniversario, su gobierno se dio cuenta de que la mejor manera de asegurarse un futuro brillante es cooperar activamente con otros países y adoptar su experiencia en diversas áreas.

Desde entonces, las autoridades de la ciudad están constantemente poniendo en práctica nuevas iniciativas estratégicas, una de los cuales fue codesarrollada con el Behavioral Insights Team - un grupo de científicos conductuales del gobierno británico. Este grupo está especializado en aplicaciones políticas de la llamada teoría del empuje.

Esta teoría sostiene que las personas pueden verse tentadas a un comportamiento más beneficioso para ambas partes, al tiempo que conservan la libertad de elección. Esto puede parecer bastante obvio, pero su autor recibió un Premio Nobel por sus ideas, y los políticos de todo el mundo la han aplicado con éxito durante muchos años. Para comprobar su efectividad, realmente vale la pena familiarizarse con la historia de este pequeño país.

Singapur es conocido como el epítome de la orden y la eficiencia (es la única ciudad del mundo que ha prohibido los chicles). Hoy es uno de los centros financieros más importantes del mundo, aunque no le ha resultado fácil. Cuando en 1965 la ciudad decidió declarar la independencia de la Federación de Malasia, esta sufría una gran cantidad de problemas económicos: falta de población formada, vivienda de baja calidad, ausencia de tierras disponibles y recursos naturales, incluyendo agua dulce. La ciudad no tenía nada que ofrecer a los potenciales socios comerciales.

Durante sus primeros 50 años de vida, la ciudad llevó a cabo una serie de importantes cambios, impulsados por el fallecido primer ministro Lee Kuan Yew. Este reconoció que Singapur tenía que cambiar si quería ser próspero. "Sabíamos que si intentamos vivir como nuestros vecinos, pereceríamos: no teníamos nada para competir con ellos. Entonces tuvimos que descubrir cómo producir algo diferente, algo más valioso que cualquier cosa que pudieran ofrecer. Este enfoque nos ha hecho incorruptibles, efectivos, creó unas condiciones para florecer dignamente, y lo más importante, funciona", dijo el primer ministro muchos años después en una entrevista con The New York Times.

Las opciones saludables de los platos habituales son muy baratas

Pero con el fin de conseguir que este método funcione, el gobierno tuvo que tomar el control no solo de la economía, sino de la sociedad. Las autoridades lanzaron un programa para construir viviendas sociales de varios pisos y crearon unas condiciones más favorables para los inversores extranjeros. Poco a poco, el dinero empezó a llegar al país, y la industrialización llevó a la creación de puestos de trabajo. Con el paso del tiempo, las islas desiertas comenzaron a parecerse al actual miniestado.

Desde el principio, el primer ministro organizó campañas de información diseñadas para crear un sentido de identidad nacional en una población diversa y multicultural. El objetivo de las primeras iniciativas era mejorar la limpieza del medio ambiente; en campañas posteriores, el foco principal estaba en la planificación familiar: las autoridades pidieron a las familias que no tuvieran más de 2 hijos. Cuando Singapur se hizo un poco más rico, empezaron a desarrollarse unas campañas que educan a los residentes de la ciudad de manera occidental utilizando el chino mandarín, el dialecto estándar que los chinos entienden en todo el mundo. Todos estos proyectos persiguen un objetivo común: crear una sociedad cohesiva y civilizada.

En 1986, Lee Kuan Yew confesó: "A menudo me acusan de interferir en la privacidad de los ciudadanos. Sí, estas acusaciones son ciertas, pero si no lo hiciera, hoy simplemente no existiríamos. No habríamos logrado ningún progreso económico si no hubiésemos controlado cómo y con quién vives, cuánto ruido haces, dónde crees que es apropiado escupir o qué idioma hablas. Decidimos lo que es correcto".

Esta estrategia ha dado sus frutos 50 años después: la economía del país se ha convertido en una de las más innovadoras y amigables para los negocios de todo el mundo. Y aunque las autoridades de Singapur aún consideran necesario controlar la sociedad, durante los últimos años han optado por unos métodos cada vez más moderados.

Esta estrategia no solo es utilizada en Singapur. Más de 150 gobiernos de todo el mundo han elegido este método debido a su efectividad. Por ejemplo, el Ministerio de Salud de Qatar ha logrado mejorar significativamente los indicadores de prevención de la diabetes mediante el lanzamiento en uno de los centros médicos del país de un programa que ofrece pruebas gratuitas durante el Ramadán.

La comodidad y el momento adecuado son los dos componentes clave de un "empuje" exitoso.

Por ejemplo, Islandia, la India y China están experimentando con un paso de "cebra flotante" - unos pasos de peatones, que, gracias a una ilusión óptica que recuerda a unos bloques de hormigón sobre el suelo - que hace que los conductores reduzcan su velocidad de forma instintiva. Y para hacer que la gente pague impuestos, el servicio tributario del Reino Unido ha enviado a los ciudadanos unas cartas en las que dice que la mayoría de los contribuyentes cumplen con sus obligaciones de manera oportuna.

Sin embargo, es en Singapur donde la "teoría del empuje" suele aplicarse con una elegancia sorprendente. Los contenedores de basura se instalan lejos de las paradas de autobús para que los fumadores no molesten al resto de pasajeros. Las facturas de servicios públicos muestran cuánto pagas por el agua y la electricidad en comparación con tus vecinos. Cerca de los complejos residenciales de varias plantas hay terrenos deportivos organizados, fáciles de usar, asequibles y bastante visibles, para que todos los días te recuerden que puedes hacer deporte. Las flechas verdes y rojas situadas en los andenes de las estaciones de tren indican dónde tienes que pararte para subirte o bajarte del tren lo más rápido posible sin molestar a los demás. El transporte público ofrece tarifas reducidas para los que van a trabajar temprano con el fin de evitar la hora punta.

El programa National Steps Challenge es uno de los ejemplos más vívidos de la aplicación exitosa de la "teoría del empuje"

Puesto que seis de cada diez habitantes de Singapur comen fuera cuatro veces a la semana, las autoridades han decidido cuidar la salud de los ciudadanos enviando mensajes a los vendedores ambulantes. Algunos establecimientos se han sumado a la iniciativa, bajando el precio de la comida más saludable.

El National Steps Challenge, durante el cual los residentes de la ciudad recibían podómetros gratis y sus pasos podían ser canjeados por dinero en efectivo y premios, ha tenido tanto éxito que se ha convertido en una marca popular. El juego es una de las herramientas más efectivas para la motivación.

Un "empuje" exitoso ni siquiera necesita basarse en una ganancia material. Los ciudadanos de Singapur hacen contribuciones obligatorias, y bastante grandes, al denominado Fondo de Reserva Central, que puede ser utilizado para tener acceso a la sanidad, a vivienda así como a pensiones. El descontento público fue reemplazado rápidamente por la gratitud cuando los ciudadanos se dieron cuenta del valor del apoyo financiero en situaciones imprevistas.

Debido a que la ciudad sufre un descenso de la tasa de natalidad, el gobierno ha establecido un objetivo para 2030 para aumentar la población en un 30%. El programa Baby Bonus ofrece pagos en efectivo a los padres que desean tener más hijos, y desde 2001, todos los ciudadanos de Singapur que tienen al menos un hijo reciben estos bonus. Además, al nacer, a cada bebé se le abre una cuenta bancaria con fondos que pueden ser utilizados para pagar el jardín de infancia o servicios médicos. Cuantos más hijos se tienen, más dinero se recibe: desde marzo de 2016 los ciudadanos que tienen un hijo reciben un pago de 8.000 dólares de Singapur (6.000 $), mientras que para el tercero y los demás el pago puede alcanzar los 10.000 dólares de Singapur (unos 7.500 dólares estadounidenses).

¿Quiere la gente realmente ser manipulada? ¿Existe alguna diferencia cultural en la forma en la que la gente reacciona al verse empujada a un mejor comportamiento? Las encuestas realizadas en Europa y Estados Unidos indican que las personas tienden a aprobar interferencias no intrusivas en sus vidas personales si estas no van en contra de sus valores e intereses. Por ejemplo, la mayoría de las iniciativas de apoyo, como indicar el contenido calórico de las comidas en los restaurantes de comida rápida o la pregunta obligatoria de si desea ser donante de órganos cuando le dan su carnet de conducir, son ampliamente aceptadas.

En países con niveles de confianza tradicionalmente altos en el gobierno, como Singapur, también hay un mayor nivel de aprobación de iniciativas conductuales

Los resultados de estudios similares llevados a cabo en Australia, Brasil, Canadá, China, Rusia, Sudáfrica, Corea del Sur y Japón se correlacionan en gran medida con los resultados de los estudios europeos y estadounidenses, con algunas excepciones. Por ejemplo, China y Corea del Sur demostraron un "nivel de aprobación impresionantemente alto" para este tipo de iniciativas, mientras que en Japón el nivel de aprobación resultó ser "mucho menor" - casi igual que en Dinamarca y Hungría.

La razón de este tipo de diferencias aún no está clara, pero se asume que el "impulso" es aceptado más fácilmente en los países donde los problemas están directamente relacionados con la calidad de vida de los ciudadanos, por ejemplo, la contaminación del aire en China. También se puede esperar que el apoyo a las iniciativas de comportamiento se correlacione con el nivel general de confianza en el gobierno. Por ejemplo, los ciudadanos de Hungría no solo se resisten a este tipo de medidas, sino que tampoco confían en el gobierno. En China, por el contrario, el nivel de confianza en las autoridades suele ser muy alto.

Aunque Singapur no se incluyó en el estudio, sus residentes también demuestran un alto nivel de confianza en el gobierno, lo que puede explicar la efectividad del "empuje".

Entonces, ¿cuál será el próximo paso de las autoridades de Singapur? De acuerdo con el servicio analítico del estado, esta será una transición a un gobierno digital: la informatización completa de los servicios públicos debería hacerlos más baratos y más eficientes, algo con lo que el sector privado no podrá competir.

Después de obtener la independencia, Singapur tuvo que construir viviendas sociales muy rápidamente

Nuestra interacción con el mundo se está volviendo más rápida, más tecnológica y, tal vez, cada vez más diferenciada de la realidad. La gente ya se está acostumbrando a usar los chatbots y la realidad aumentada para resolver las tareas cotidianas, y el gobierno de Singapur no quiere quedarse atrás.

Salgo del mercado y regreso a la metrópoli, con edificios de vidrio y metal de 30 pisos. Resulta fácil olvidar que hace apenas 50 años nada de esto estaba aquí. Y aunque no todo el mundo está dispuesto a aceptar este tipo de relaciones íntimas entre el estado y el ciudadano, no se puede negar que Singapur ha logrado su objetivo.

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