Ley y bitcoin: ¿quién es responsable de los contenidos del blockchain?
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Hace poco se ha sabido que el bitcoin podría ser prohibido en 112 países debido a los vínculos con la pornografía infantil en su blockchain. ¿Significa esto que el blockchain acabará desapareciendo estrangulado por las fuerzas del orden público?

A finales de marzo se empezó a discutir en Internet un nuevo artículo de investigación según el cual el bitcoin es utilizado para almacenar pornografía infantil. Los autores del estudio llegaron a la conclusión de que si usted es uno de los miles de usuarios que ejecutan una copia completa del software del bitcoin, o si simplemente descarga su historial de transacciones, está violando la ley. Puesto que la eliminación de datos del blockchain destruye la funcionalidad del sistema, este problema legal podría provocar el colapso de las criptomonedas.

Desafortunadamente, estas discusiones no han tenido en cuenta el verdadero funcionamiento de la ley. Sí, el blockchain en su forma actual podría ser incompatible con la lectura literal de la ley, pero ni el sistema legal ni el sector de la tecnología cumplen la ley a rajatabla.

Ambas partes pueden ser más flexibles de lo que podría parecer a simple vista, y los usuarios inocentes del blockchain no van a acabar en la cárcel. Sin embargo, el debate genera una serie de preguntas relativas a cómo el blockchain podría estar violando por ejemplo la ley actual de EE. UU.

El blockchain es un registro público que registra las transacciones de las criptomonedas. De la misma forma que usted puede escribir algo en la parte trasera de un cheque, el blockchain permite incluir cierta información arbitraria junto con cada transacción. No es un error, sino una característica útil del sistema. Los usuarios de bitcoins llevan tiempo utilizándola para insertar desde mensajes de felicitaciones del día de San Valentín hasta fragmentos de documentos de Wikileaks.

Los autores del artículo en discusión, que fue presentado en una conferencia reciente sobre criptografía financiera, analizaron sistemáticamente el blockchain del bitcoin y descubrieron cerca de 1.600 fragmentos de datos que no estaban conectados con la transacción, incluyendo algunos que parecían incluir contenido indeseable o ilegal. Estos llegaron a la conclusión de que cada persona que ejecute una copia completa del software del bitcoin, conocido como operador completo de nodo, podría estar en posesión de contenido ilegal como pornografía infantil, que es un delito muy grave.

Este no es el primer artículo apocalíptico dedicado a la ley y las criptomonedas, y tampoco será el último. Se suele decir que el blockchain hará estragos en el derecho penal, los impuestos y la regulación financiera, ya que hará que muchas actividades, como el blanqueo de dinero o la filtración de secretos estatales, sean imposibles de evitar. Ahora, por el contrario: parece que el blockchain acabará desapareciendo, ahogado por las fuerzas del orden público. Según esta lógica, una persona que almacene pornografía infantil en el blockchain contaminará a toda la red, haciéndola ilegal para cualquiera que la use.

De hecho, la verdad es totalmente opuesta. El blockchain no acabará con los sistemas de aplicación de la ley, y la ley no acabará con el blockchain, ya que ambos poseen la capacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes.

Primero analicemos la suposición de que si hay material ilegal en el blockchain, cada titular de la copia del registro es un delincuente.

La ley no funciona así. Por norma general, para cometer un crimen, debe saber que está transgrediendo la ley. Y la idea general de que pueda haber datos no deseados en su ordenador no es suficiente; debe saber exactamente lo que está haciendo.

Por ejemplo, la ley de derechos de autor de Estados Unidos tiene una excepción - la Sección 512 de la DMCA para los intermediarios de buena fe. La sección 230 de la Ley de Comunicaciones proporciona una protección similar, razón por la cual Twitter y Facebook no fueron cerrados después de que alguno de sus usuarios publicara una difamación o imágenes de niños desnudos. Desde un punto de vista legal, los usuarios que ejecutan nodos de blockchain llevan a cabo unas funciones similares a la de los proveedores de servicios de Internet y de alojamiento.

En la jurisprudencia de EE. UU. hay muchos matices. Por ejemplo, en la década de 2000 se produjo el cierre de las redes p2p Kazaa y Grokster debido a que sus propietarios eran conscientes de que estas eran utilizadas principalmente para infringir los derechos de autor.

En este caso, el contenido principal del blockchain son transacciones financieras, e incluso si el blockchain puede ser utilizado para almacenar pornografía infantil, nadie puede decir que esta tecnología haya sido diseñada con este fin.

Del mismo modo, cuando Tiffany demandó a eBay por permitir la venta de productos falsificados, la plataforma no fue considerada responsable de ello debido a que había tomado medidas para detener su venta.

Sin embargo, existe una diferencia: dada la supuesta inmutabilidad del blockchain, el usuario no puede eliminar los datos no deseados una vez estos han sido identificados; esto, de hecho, es la esencia de esta tecnología.

Imaginemos una analogía: ejecutar un nodo completo de la red bitcoin en su ordenador es como tener una librería que oculta material ilegal en alguna de sus estanterías.

Ahora imagine que un policía llega a la tienda y lo encuentra. El propietario tendrá una buena defensa: vende miles de libros y no los elige uno a uno. En esta situación, a pesar de que ha cometido un delito grave, la fiscalía no presentaría cargos ya que el delito no ha sido cometido de forma intencionada. Y el propietario de la copia del blockchain diría lo mismo:

"Este es un sistema para almacenar transacciones financieras, ¿cómo podría saber que hay contenido adicional?"

Los autores del artículo han destacado que en algunas ocasiones la intención o el conocimiento se puede suponer. Hacen referencia a la doctrina del derecho penal alemán, según el cual el flagrante desprecio de la verdad se ve a veces como una intención. Dado que ahora sabemos - gracias al trabajo de los autores - que el algún lugar del blockchain se almacena contenido ilegal, no podemos negar que al tener un copia del blockchain se está en posesión de ese material.

Esta interpretación es provocativa, pero probablemente incorrecta. Sí, la responsabilidad legal es posible, pero eso no significa que acabe aplicándose o que los usuarios tengan miedo de ello.

Por ejemplo, los usuarios que ejecutan los nodos de salida de la red anónima Tor se encuentran exactamente en la misma situación que los operadores de los nodos de blockchain. Estadísticamente hablando, es muy probable que los operadores de Tor posean pornografía infantil en sus ordenadores. Sin embargo, las fuerzas del orden han acabado aceptando esta realidad, ya que el propósito principal de la red son actividades legales, incluyendo la protección de los activistas en los países autoritarios.

También merece la pena destacar que de momento solo se han encontrado en el blockchain del bitcoin enlaces a páginas web de pornografía infantil. Los autores encontraron una imagen de supuestamente pornografía infantil, pero no confirmaron su pertenencia a este tipo de contenido. Aquí, al igual que sucede con la intención y el conocimiento, existe una diferencia legal entre almacenar y mostrar contenido.

Si los intentos de "envenenar" el blockchain se vuelven regulares, ¿podrá este proporcionar al usuario la posibilidad de eliminar el contenido no deseado? Si la información se almacena en una forma simple, entonces sí.

La cuestión es que el blockchain del bitcoin permite al usuario incluir datos arbitrarios en las transacciones, algo así como un campo para comentarios, y sería posible hacer que este campo sea editable o eliminado. De momento, los datos no financieros se han estado almacenando en este campo para comentarios.

Sin embargo, estos datos podrían ser encriptados de tal manera que estén vinculados a las transacciones financieras. Volviendo a nuestra analogía, la editorial de un best-seller podría anunciar que la primera letra de cada línea puede ser interpretada como una secuencia de píxeles que representa una imagen pornográfica de un niño ¿Podría la policía arrestar a los propietarios del libro? El sentido común sugiere que no, y la mayoría de los abogados estarán de acuerdo con este punto de vista. La capacidad de eliminar contenido problemático después de la identificación no es la única limitación de la propiedad.

Los usuarios que ejecutan nodos de bitcoin no tienen como objetivo violar la ley: la responsabilidad recae en los que utilizan la red bitcoin de forma intencionada para almacenar material ilegal. Aquí será apropiado recordar el caso de "Valentin v. Christensen". El acusado intentó eludir la prohibición de anunciarse imprimiendo discursos políticos en la otra cara de los flyers, pero el Tribunal Supremo lo declaró culpable ya que había intentado infringir la ley de forma deliberada. Sospechamos que podría suceder algo parecido con alguien que haya colocado material ilegal de forma intencionada en el blockchain para que otros usuarios tengan problemas. Sin embargo, encontrar al responsable de esta acción no es nada fácil debido a la naturaleza anónima de los blockchains.

La primera reacción a los artículos sensacionalistas sobre los riesgos legales inherentes al bitcoin puede ser excesiva. Recordemos lo que sucedió en 1995, cuando Time publicó un artículo dedicado a la pornografía en Internet lleno de errores que convenció al Congreso de Estados Unidos de que había una crisis de pornografía online. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. El año siguiente se aprobó la Communications Decency Act (Ley de la moral en las redes de comunicación), que, como todos sabemos, podría haber frenado significativamente el desarrollo de Internet si el Tribunal Supremo no hubiera revertido una parte.

Sí, la presencia de contenido sensible o no deseado en un blockchain público es un problema. Por ejemplo, ni siquiera hemos discutido las implicaciones de la aplicación de la ley de "derecho al olvido".

Por otro lado, la innovación y la ley siempre son difíciles de entender al principio, pero esta no es la primera experiencia de este tipo, y los programadores y abogados tendrán que trabajar juntos para resolver el problema. Una cosa es cierta: nadie va a meter en la cárcel a los usuarios inocentes del blockchain.

Preparado por José Rodríguez

Fuente: Wired

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