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Lo que la historia de Beenz puede enseñar a los fans de las criptomonedas.

Abatido en un sillón de cuero en su avión alquilado, Charles Cohen empieza a tener un sudor frío. Ninguno de los 265 empleados de Cohen lo sabía, pero su empresa, Beenz - entonces la moneda digital más grande del mundo - estaba al borde del colapso. Ahora, Cohen volaba a las 15 oficinas globales de la empresa (la mayoría de las cuales ni siquiera había pisado, el negocio había crecido tan rápido) para evaluar los daños.

Después de reunir millones en capital de riesgo, luchar contra rivales apoyados por famosos y esquivar a los hackers rusos, Beenz estaría en bancarrota a finales de ese año.

Beenz mordió el polvo hace 17 años, pero su historia es un claro ejemplo del peligro de invertir en una tecnología poderosa antes de que esa tecnología sea completamente entendida.

Bienvenidos a la Casa Club de Beenz

Apenas 6 meses antes de su gira de despedida, un arrogante Charles Cohen entró en la oficina de Beenz en Londres.

Abarrotada con un reloj de Elvis, los miembros medio desinflados de una muñeca rosa de fiesta y una estatua de Yoda que decía frases confusas sobre la Guerra de las Galaxias, la oficina se asemejaba a un albergue para jugadores que acababan de abandonar los sótanos de sus mamás y se compraban lo que querían.

Charles Cohen creó Beenz, una moneda libre e ideal para los pagos online

Pero de alguna manera, Cohen y su equipo habían recaudado 86 millones de dólares de Softbank, Apax Partners, Vivendi, Oracle y otras grandes empresas de capital riesgo. Ese mes de agosto, mientras sus amigos disfrutaban de Gladiator, el éxito de taquilla del verano, Cohen abrió su oficina número 13 y puso en circulación su Beenz número mil millones.

El joven de 29 años había convertido su descabellada idea de una moneda digital en un cohete y, impulsado por inversores optimistas, su valor no dejaba de subir.

Las mentes que impulsado a Beenz

“Se me ocurrió la idea de una moneda para pagarle a la gente que pasa tiempo en Internet y hace cosas beneficiosas para la red”, dijo Cohen.

Los clientes “ganaban” Beenz por gastar dinero o pasar tiempo en un determinado sitio web. Cuando acumulaban una determinada cantidad de Beenz, este podría ser comprado, vendido o intercambiado por cualquier otra moneda.

Los socios de Beenz (principalmente sitios web de comercio electrónico) pagaban 0,01 $ para emitir Beenz, y luego ganaban 0,005 $.

En ese momento, los pagos online no eran algo común, pero todo el mundo esperaba ver un gran avance en esa área - y Beenz parecía la empresa que iba a conseguirlo. Larry Ellison, director ejecutivo de Oracle, estaba de acuerdo: “Beenz.com es claramente un innovador al desarrollar una verdadera moneda global en Internet”, dijo a The Register en marzo de 1999.

Apoyos como el de Ellison animaron a 150 socios de comercio electrónico a firmar con Beenz en sus primeros 5 meses (un librero llamado Bezos fue uno de los pocos socios que rechazó a Beenz, afirmando tener su propia solución de pago online).

Los usuarios visitaron el sitio de Beenz para conectarse y entender el “misterio” de Beenz

“Por ahora, es difícil predecir qué dificultades podrían surgir en un proyecto que parece no tener vulnerabilidades”, informó The Independent sobre Beenz en ese momento. "Sin embargo, según Cohen, su empresa está lista para cualquier desafío”.

Solo tenían un problema: Whoopi Goldberg

Como cualquier tecnología jugosa, parcialmente entendida, la primera ola de las monedas digitales atrajo a muchos vendedores deseosos de vender un nuevo sueño.

La mayor competidora de Beenz fue Whoopi Goldberg - o, mejor dicho, la moneda rival, Flooz, que la contrató como su portavoz.

Flooz fue lanzado casi un año antes que Beenz. Una empresa publicitaria con Goldberg (a quien se le pagó en una mezcla de moneda Flooz y acciones Flooz) aumentó las ventas desde los 3 millones hasta los 25 millones de dólares entre 1999 y 2000 - lo suficiente como para desafiar a Beenz por el título de peso pesado de las monedas digitales.

Por lo tanto, Beenz hizo lo que cualquier empresa de divisas bien financiada haría: invirtió fuertemente en crecimiento, dirigiendo capital de riesgo en todo, desde los nuevos mercados hasta las asociaciones “moonshot".

Promocionándose

Neil Forrester, amigo de Cohen de Oxford y ex estrella del reality show de la MTV “The Real World”, empezó a participar activamente en el proyecto. A Forrester se le encargó la tarea de llevar a Beenz a nuevos mercados, dirigiendo un pequeño ejército que tradujo la plataforma a 15 idiomas.

Beenz pagó a empresas tecnológicas prometedoras para que diseñaran productos para el floreciente negocio, afirmando que Beenz comerciaría con teléfonos móviles, consolas de videojuegos, televisores interactivos (los abuelos de los televisores inteligentes) y tarjetas inteligentes Mondex (primeras carteras digitales).

Antes de Beenz, el cofundador Neil Forrester (extrema derecha) protagonizó “The Real World” de la MTV

La empresa y sus inversores irradiaban un optimismo sin límites. En el año 2000, Cohen dijo a Timethat que esperaba que Beenz cotizara en bolsa frente a las principales divisas en un plazo de 5 años. Después de todo, el mundo entero parecía estar apostando por ellos.

En un momento dado, la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido buscó irrumpió en la oficina de Beenz para investigar el “Banco de Beenz” sin licencia. “Beenz”, explicaron, “era una alternativa radical al dinero” que “crearía una nueva generación de multimillonarios”.

El problema comenzó solo cuatro meses después...

“Decidimos que debíamos tener mucho cuidado en dónde gastábamos nuestro dinero”, explicó Cohen a The Register después de despedir a 25 empleados en diciembre de 2000. Le dijo a los reporteros que a la compañía le quedaba mucho dinero en efectivo - pero las cosas en Beenz eran más sombrías de lo que Cohen admitió ante la prensa.

Mientras que Beenz había desarrollado una “alternativa radical al dinero”, empresas como Amazon y Visa construyeron simples opciones de pago online usando tarjetas de crédito - y cuando los socios de Beenz las descubrieron, se fueron.

“Es como un globo que se queda sin aire”, dijo Cohen. “Literalmente, nuestros clientes desaparecieron. No es que empezaran a comprar menos; simplemente desaparecieron”.

Mientras tanto Flooz pasó por una verdadera pesadilla. La compañía, sin saberlo, vendió 300.000 dólares a miembros de un sindicato del crimen organizado en Rusia y Filipinas, forzando una crisis de liquidez que dejó a Flooz con la mayor cantidad de acreedores (325.000) en la historia de la bancarrota.

El logo de Beenz se podía encontrar en todas partes, desde conferencias hasta taxis

En abril, el personal de Beenz se redujo de 265 a solo 30, y 13 de las 15 oficinas de la empresa cerraron sus puertas y en mayo, la empresa anunció sus planes para encontrar un comprador.

Más tarde, el 16 de agosto, los usuarios de Beenz recibieron este mensaje:

“Todas las transacciones con la moneda Beenz finalizarán el 26 de agosto de 2001 a las 12:01 a.m., hora estándar del este. Ninguna transacción de ingresos o gastos de Beenz será completada después de esa fecha [...] Gracias por participar en la economía de Beenz”.

El mismo día, Flooz anunció su quiebra.

El actual entusiasmo de las criptomonedas es bastante parecido

Cuando los empresarios compiten por crear productos a partir de tecnología de vanguardia, algunos tienen valor, pero muchos no.

Y, al igual que la burbuja Beenz nacida de los pagos online, la actual locura de las criptomonedas es una respuesta a una nueva y poderosa tecnología: el blockchain.

El blockchain está a punto de revolucionar las industrias, pero también ha desatado un tornado especulativo de proporciones titánicas. De hecho, las criptomonedas cuentan con más inversión que la moneda de Cohen (Block.one recaudó 4.000 millones de dólares durante una ICO sin ni siquiera informar a los inversores sobre qué producto está preparando).

“Las criptomonedas son como una fiebre del oro en el sentido de que hay un área masiva de tierra que acaba de abrirse, pero nadie sabe realmente dónde está el oro”, dice Cohen. “Todos cogen una pala y cavan, pero pasará algún tiempo antes de que veas a los ganadores y perdedores”.

Lecciones de historia

Para identificar las empresas tecnológicas emergentes que irán más allá, primero hay que distinguir la novedad de la innovación.

La novedad, según Cohen, es cuando “haces algo solo porque un idiota te lo va a comprar. La innovación es una aplicación de la tecnología que tiene valor para la gente”.

Y, en la mayoría de las ocasiones, las soluciones simples duran más que los arreglos elegantes.

Este anuncio de French Beenz era parte de una campaña que abarcaba más de 18 países

Amazon y Visa vencieron a Beenz usando nueva tecnología para arreglar un sistema anticuado, no inventando uno completamente nuevo. Esta vez, Cohen espera que se desarrolle el mismo proceso, lo que dará como resultado unos pocos mercados regulados y empresas construidas en torno a soluciones prácticas.

Coinbase y Circle, dos grandes plataformas de monedas digitales, ya se están lanzando a la carrera hacia la regulación para obtener mayores ingresos. Telegram, la segunda ICO más financiada después de Block.one, está utilizando sus fondos de 1.700 millones de dólares para mejorar su aplicación de mensajería segura.

Pero, cuando le preguntamos a Cohen sobre en qué criptomonedas invertiría, este no para de reírse.

“No he invertido ni un centavo en criptomonedas”, ha dicho. “Es curioso, ahora trabajo en la industria del juego. Pero yo no apuesto con mi propio dinero”.

Habrá ganadores y perdedores en la fiebre del oro de las criptomonedas. Pero esta vez, Cohen no será quien los elija.

Preparado por José Rodríguez

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