La reciente caída de los precios del petróleo es muy diferente de las caídas anteriores, por lo tanto, resulta más difícil predecir lo que va a suceder a continuación. Pero te presentamos cinco escenarios posibles.
La caída del año pasado en los precios del crudo fue básicamente distinta de la producida en anteriores recesiones.
Lo que empezó en junio de 2014 con un creciente desequilibrio entre una ligera demanda en Asia y una fuerte producción de petróleo de esquisto bituminoso en América del Norte parecía ser normal: los precios del crudo Brent comenzaron a caer desde los 105 dólares el barril, el mercado entró en una situación de contango en octubre, y hubo grandes expectativas a cuenta de la reunión de la OPEC a finales de noviembre cuando el petróleo estaba a 75 dólares el barril.
Se esperaba que las cosas cambiaran rápidamente con una reducción en las cuotas de producción. La historia se salió del guión cuando la OPEC anunció que no actuaría, causando que los precios cayeran por debajo de 50 dólares el barril.
Posteriores anuncios de influyentes miembros del cartel confirmaron que los precios del crudo de petróleo se basarían en la economía del libre mercado. Eso marcó un giro fundamental respecto a más de 100 años de precios fijados por las «siete hermanas» y la OPEC, que había llevado a periodos de estabilidad y una elevada inflación. La lógica era que los productores de petróleo a costes más bajos no cargaran con el peso de equilibrar el mercado con restricciones artificiales a la producción.
Los precios del crudo más bajos, y más cíclicos, se están convirtiendo en la norma
Mientras el sector no explore nuevos yacimientos, varios factores determinarán los precios del crudo. Por el lado de la demanda, las incertidumbres en torno a la recuperación mundial siguen existiendo a corto plazo. La economía estadounidense sigue siendo la fuerza motriz, pero hay preocupación porque la desaceleración de la economía china y el posible impacto de una salida de Grecia de la eurozona limiten el crecimiento de la demanda, sobre todo en países que no pertenecen a la OCDE.
Por el lado de la oferta, un planteamiento del libre mercado favorece a los crudos más baratos de Oriente Medio y ejerce presión en extracciones de alto coste, como las arenas de petróleo en Canadá, aguas ultraprofundas y el Ártico. Bajo este escenario, la producción de petróleo de esquisto bituminoso de EE. UU. pasa a ser marginal, con el rol de equilibrar la oferta y la demanda. Como resultado, la industria se dirige a un precio estructuralmente más bajo de entre 70 y 75 dólares el barril, en gran parte impulsado por los costes de las nuevas extracciones en yacimientos estadounidenses de petróleo de esquisto bituminoso y de otros sistemas de extracciones convencionales. Esta recuperación tendría lugar en 2016, pues la industria del petróleo y del gas ha reducido drásticamente su actividad de perforaciones en la costa de EE. UU. en más de un 50%.
Junto con un precio más bajo, también se espera una mayor ciclicidad, ya que el petróleo de esquisto puede aumentar y disminuir la producción como respuesta a los precios del crudo en cuestión de entre 12 a 24 meses, aprovechando los ciclos de inversión relativamente cortos y un pronunciado descenso de la producción.
Cinco escenarios para el largo plazo
Con la industria entrando en una nueva era, merece la pena supervisar unas cuantas cosas, ya que los precios del crudo pueden verse afectados por fuerzas externas. El comportamiento de la OPEC encabeza la lista. Fijar precios más bajos perjudicará a varios países: Venezuela, Irán e Iraq necesitan un precio de al menos 90 dólares el barril para equilibrar sus presupuestos y mantener sus bisoñas economías a flote.
Las presiones dentro de la OPEC y entre los principales países productores de petróleo por regresar al antiguo sistema serán significativas. Los desarrollos geopolíticos también pueden cambiar el panorama de la oferta. El levantamiento de las sanciones impuestas a Irán, que posee la cuarta reserva de crudo demostrada más grande del mundo, podría desencadenar una nueva oferta. Hay una larga lista de otros lugares calientes que se deben supervisar para evitar una posible discontinuidad en la producción, como Iraq, el mar del sur de China, Venezuela y Brasil. Otro factor primordial a vigilar es la economía general, ya que afecta directamente a la demanda de crudo. Por ejemplo, un aterrizaje complicado en China, que consume más del 10% de la producción de crudo en el mundo, podría tener un impacto dramático.
Resumimos las combinaciones de estos factores en cinco escenarios (véase la imagen). Al que llamamos «Nuevo normal» es el escenario más probable y la situación actual, donde Arabia Saudita continúa su estrategia de protección de la cuota de mercado y donde las reservas de petróleo de esquisto bituminoso sirven para equilibrar el mercado. Otras variaciones plausibles de este escenario principal incluyen «Ha vuelto la OPEC», donde la OPEC recupera su rol de fijador de precios, y «En apuros», donde la recesión de la economía mundial crea un exceso de oferta. Dos escenarios extremos se consideran inestables: «Carísimo» y «Por los suelos», donde importantes discontinuidades de oferta o demanda sitúan los precios en puntos extremos al alza o a la baja.
Dentro de los tres escenarios plausibles, la industria es probable que entre en una nueva fase, donde los precios del petróleo más bajos alteren el perfil de inversión alrededor del mundo, y la industria deberá ser más ágil a la hora de resistir ciclos acelerados cada 18 a 24 meses.