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Los bonos del Tesoro de Estados Unidos son una inversión muy popular ya que son considerados como muy seguros. Sin embargo, esta inversión también tiene sus riesgos. ¿Sabe cuáles?

Si la Reserva Federal realmente tiene la intención de bajar los tipos de interés este año, ¿por qué Wall Street está rebajando sus previsiones para la rentabilidad de los bonos?

Por toda la angustia en torno a la liquidación reciente que acabó con 1,2 billones de dólares en valor del mercado de bonos mundial, los mejores y más brillantes del mercado de renta fija han reducido sus previsiones para bonos del Tesoro para finales de año en cuatro de los cinco pasados meses.

Esto equivale al juego peligroso de la gallina, en el que muchos analistas e inversores están apostando a que la Reserva Federal no elevará los tipos de interés demasiado rápido debido al daño que puede causar a la economía, aun incluso tras el informe de empleo de la semana pasada, que fue mejor de lo que se esperaba. Los intereses nunca han estado tan altos para los titulares de deuda a nivel mundial, los cuales están más expuestos que nunca en la historia a grandes pérdidas, según una métrica conocida como duración.

«Cuando las cosas se hayan estabilizado, cosa que inevitablemente va a pasar, EE. UU. volverá a aprovecharse de los básicos», dice Chris Low, economista jefe de FNT Financial en Nueva York.

Low, uno de los pocos que predijo correctamente la carrera del año pasado en bonos del Tesoro, recortó en abril su previsión para fin de año de rendimientos para bonos a diez años del 2,5 al 2,1 por ciento. El viernes acabaron en el 2,41 por ciento. El rendimiento estaba al 2,4 por ciento a las 11:18 de la mañana el lunes en Tokio.

Con respecto a los bonos del Tesoro, Low se encuentra entre los más optimistas en Wall Street, incluso cuando los analistas en un sondeo de Bloomberg reducían sistemáticamente sus previsiones de rédito este año a una media del 2,5 por ciento frente al 3,01 por ciento de diciembre.

El riesgo, por supuesto, es que esos pronósticos queden superados a medida que los gestores de inversión empiecen a cuestionar si no se está agotando ya la tendencia alcista de las últimas tres décadas del mercado de bonos.

Consecuencias mundiales

Esto tiene consecuencias reales a nivel mundial para todos, desde los gobiernos hasta las empresas y consumidores, ya que los Tesoros sirven de referencia para los costes por préstamos por billones de dólares de deuda en todo el mundo.

Los bonos han caído en el mes pasado en todo el mundo, lo que ha provocado que el rendimiento se haya disparado desde mínimos históricos, a medida que la preocupación por la deflación baja en Europa y los datos económicos de EE. UU. apuntan al resurgimiento del mercado laboral tras una sorprendente contracción durante el primer trimestre.

Desde abril, el rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años ha aumentado medio punto porcentual. La liquidación aceleró la semana pasada tras un informe en el que se mostraba que los salarios aumentaron a su máximo desde agosto de 2013 y creció la contratación, reforzando el supuesto de la Reserva Federal de elevar los tipos de interés.

La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, quien en mayo dijo que espera elevar los costes por préstamos este año si la economía se ajusta a sus predicciones, advirtió también que los rendimientos también podrían aumentar una vez que esto suceda.

Trabajo duro

Los datos «realmente confirman lo que Janet Yellen ha estado señalando», dice Christopher Sullivan, que administra 2.400 millones de dólares como máximo responsable de inversión de la Unión de Crédito Federal de los Estados Unidos.

Después de todo, la posibilidad de pérdidas ahora es mayor que en ningún otro momento registrado, según los niveles de duración de los 50 billones de dólares de deuda registrados por Barclays Pl. Si los rendimientos de bonos del Tesoro a diez años se elevaran al 3 por ciento a finales de año, los inversores actualmente asumirían pérdidas del 3,6 por ciento, según muestran los datos recogidos por Bloomberg.

Mientras exista una pequeña duda de que la economía de EE. UU. es la esperanza mundial, el crecimiento está aún lejos de estallar. Además, existe una inquietud persistente de que la reciente ralentización fue algo más que el resultado de un temporal.

Esto sugiere que existe espacio para que los responsables de la Reserva Federal sigan siendo pacientes cuando se trata de cuándo, y quizá más importante, cuánto necesitan aumentar los costes por préstamos, según Peter Yi, director de renta fija a corto plazo en Northern Trust Corp., que supervisa 960.000 millones de dólares.

Expectativas reducidas

A pesar de que el mercado laboral dio muestras de mejora, el gasto de los hogares y las ventas al por menor no han cumplido las expectativas de los economistas ningún mes en 2015.

Si la FED finalmente decide elevar los tipos de interés antes de enero, estaría haciéndolo cuando está previsto que los ingresos de las empresas estadounidenses crezcan menos que al comienzo de ningún otro ciclo de reajuste desde 1980.

«A no ser que empieces a trabajar a toda pastilla, es realmente difícil que la Reserva Federal suba los tipos de interés por encima de las expectativas que tiene el mercado actualmente», dijo Yi.

Los negociantes en el mercado de futuros siguen estando muy divididos con respecto al aumento de los tipos de interés incluso tras el informe sobre el empleo de la semana pasada, y la mayoría espera que la Reserva Federal se abstenga de hacerlo hasta diciembre.

Independientemente de cuándo llegará exactamente el primer aumento, el mercado no prevé que los tipos de interés superen el 1,25 por ciento antes de finales de 2016, frente al 1,875 por ciento que estima la propia Reserva Federal.

Para muchos inversores en bonos, esas expectativas reducidas con respecto a los tipos de interés reflejan la poca inflación que la economía ha sido capaz de generar durante el transcurso de la expansión.

Cambio basculante

Utilizando la medida preferida de la Reserva Federal, la inflación alcanzó tan solo un 0,1 por ciento en abril con respecto al año pasado, el trigésimo sexto mes consecutivo que la medida no logra satisfacer el objetivo del banco central del 2 por ciento.

Es esta falta de presión sobre el precio la que ha incitado a tantos inversores a meterse en deuda a más largo plazo para generar rendimientos reales más altos a medida que las rentabilidades se acercan a sus mínimos históricos, una medida que ha agitado el mercado a medida que los bonos caían.

Cathy Roy, directora jefe de inversiones de renta fija en Calvert Investments, que supervisa 13 millones de dólares, está convencida de que el reciente repunte del mercado es solo eso.

Puesto en contexto, el salto de 0,38 puntos porcentuales en los bonos a 10 años desde finales de abril sigue sin ser comparable al aumento durante el comienzo del episodio de «taper tantrum» en 2013, pese a que los niveles absolutos se encuentran muy por debajo del máximo del año pasado.

Y solo este pasado febrero, los rendimientos aumentaron alrededor del doble antes de volver a caer.

«Vienes aquí todos los días y ha habido un completo cambio sobre la opinión general de hacia dónde van los tipos de interés», dijo Roy. «Iremos hasta el final con nuestras perspectivas de tipos bajos durante más tiempo y después intentaremos aprovechar esta volatilidad».

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