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1 de Julio de 2015

Los analistas predicen un impago de la deuda seguida de un cierre del gobierno.

Los observadores ven un incumplimiento y después un bloqueo del eventual gobierno; «esto va a ser doloroso»Su economía ha estado atrapada en la recesión durante años. Al pueblo se le alimenta con austeridad. Los inversores quieren prestar grandes sumas a un gobierno hundido en las deudas, sin posibilidad de devaluar su moneda.

¿Grecia? Hablemos de Puerto Rico, la Commonwealth de Estados Unidos cuya crisis de la deuda lleva mucho tiempo en ebullición – su deuda de 72 mil millones de dólares equivale casi al 70% de su producción económica, mucho más que cualquier estado norteamericano – está a punto de explotar.

Se espera que el gobernador de la commonwealth, Alejandro García Padilla, explique el lunes los siguientes pasos que podrían incluir llamadas a concesiones significativas de los acreedores de la isla según algunas personas familiarizadas con este tema.

El cambio de rumbo del gobierno central viene meses después de contratar a exfuncionarios del Fondo Monetario Internacional para elaborar un plan a largo plazo para las finanzas de la Commonwealth, que se espera que ofrezca una valoración desalentadora.

Esta semana, las empresas de calificación crediticia esperan que el proveedor de electricidad de la isla, que debe 9 mil millones de dólares, incumpla un pago a los acreedores en lo que sería uno de los mayores incumplimientos municipales de todos los tiempos.

Las cosas no van mejor después de esto. Los analistas creen que el gobierno central se va a quedar sin dinero para julio a más tardar, lo que podría llevar a un cierre del gobierno, suspensiones laborales sin sueldo y otras medidas de emergencia.

«Va a ser doloroso durante los dos o tres próximos años», ha dicho Pedro Pierluisi, representante de los Demócratas en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en una entrevista. «El gobierno está afrontando serios problemas de flujo de caja».

Muchos analistas han concluido que la isla tiene más deudas de las que puede permitirse para pagar dada su triste economía.

«Es un trabajo propio de Sísifo», ha dicho Richard Ravitch, el exvicegobernador de Nueva York que dirigió la reestructuración financiera de la ciudad de Nueva York en los años setenta y actualmente es asesor en Detroit.

Entonces ¿qué hizo Estados Unidos para acabar con su propia versión de Grecia?

Los problemas de Puerto Rico datan de finales de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos empezó a cerrar bases militares en la isla, cuyos residentes tenían la nacionalidad norteamericana pero no pagaban impuestos federales de sus ingresos locales.

El vencimiento de las ventajas fiscales en 2006 propició un éxodo de las farmacéuticas y otros productores, llevando a la isla a una profunda recesión.

A medida que la economía ha ido empeorando, se ha acelerado la emigración al continente norteamericano, disminuyendo más la base imponible. La población de Puerto Rico ha caído en un 4,7% desde 2010 pasando a 3,5 millones, un periodo en que Estados Unidos ha tenido un crecimiento global del 3%.

El gobierno – la isla tiene un gobernador y una legislatura, así como su propia constitución – se endeudó profundamente para equilibrar su presupuesto y ha gestionado déficits que están prohibidos en la mayoría de los Estados, durante la última década. El congreso permitió esta espiral de endeudamiento garantizándole a Puerto Rico la poco habitual facultad de emitir bonos que no están sujetos a obligaciones fiscales federales, estatales o locales.

El resultado es que Puerto Rico, arrebatado a España después de la Guerra española-estadounidense de 1898, ha amasado una deuda que es casi la mitad de la de California para una población que es una décima parte de su tamaño.

Mientras tanto, la economía afronta grandes problemas estructurales. Una burocracia que crece de forma exagerada y los altos costes de la electricidad entorpecen las inversiones empresariales. La evasión de impuestos se extiende de forma desenfrenada. El desempleo es elevado, con un 12%, y menos de la mitad de toda la población civil se encuentran entre la población activa, comparada con el 63% aproximadamente del continente.

Los economistas dicen que un estado del bienestar inflado desmotiva el trabajo – la parte de la población en edad de trabajar con discapacidad es de casi un 50% mayor que en 50 estados – mientras que un salario mínimo que está bastante relacionado con la productividad y los ingresos locales reduce las oportunidades de trabajo para los trabajadores jóvenes y de baja cualificación.

Las crisis de liquidez escalonada solo puede empeorar las cosas. Una única asignación federal para gastos sanitarios que se acabará después de mediados de 2018 amenaza con dejar otro agujero enorme en el presupuesto.

¿Cuáles son las opciones?

No está claro que Puerto Rico pueda volver a los mercados crediticios. Aunque pudiera, los inversores pedirían intereses más altos, lo que «privaría de las herramientas disponibles para ocuparse de los problemas económicos», ha dicho Joseph Rosenblum, director de investigación municipal en AllianceBernstein.

Los funcionarios de la Secretaría de Hacienda han sido repartidos entre Washington, Nueva York y San Juan este año para animar a los funcionarios a resolver déficits presupuestarios. Todo sustento financiero de Washington parece remoto. Los funcionarios han afirmado de forma repetida que no hay ningún rescate financiero sobre la mesa.

«No esperamos que el gobierno federal vaya a hacer un rescate», dice Ted Hampton, un analista de Moody’s Investors Service. «Eso plantearía muchas preguntas».

Los bonos de Puerto Rico están retenidos ampliamente por los fondos de inversiones norteamericanos, que junto con los garantes de bonos sufrirán pérdidas a medida que aumenten los incumplimientos. No parece probable que la crisis se extienda al resto del mercado de bonos municipales de 3,7 billones de dólares porque los problemas económicos son específicos de Puerto Rico, ha dicho el Sr. Hampton.

El estado territorial único de la isla también implica que no tenga las herramientas legales disponibles para que los municipios o los países extranjeros reestructuren su deuda. Como Commonwealth, está excluido del Capítulo 9 del código de quiebra de Estados Unidos, aunque la isla ha estado trabajando para cambiar esto. Ni puede devaluar su moneda – el dólar americano – ni buscar asistencia del FMI.

Un juez federal a primeros de este año anuló una ley local que hubiera facilitado la reestructuración por parte de las autoridades públicas, incluida la red eléctrica. Un proyecto de ley introducido en el Congreso permitiría que la isla dejara que estas entidades accedieran a las protecciones del Capítulo 9, pero no se ha llevado a ningún sitio y se enfrenta a la oposición de los acreedores del fondo de protección y de algunos republicanos conservadores.

Muchos observadores sospechan que todos los caminos llevarán al mismo lugar: a la reestructuración de la deuda. La cuestión es cuánto tiempo va a tardar en llegar.

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