China ejerce presión sobre el mercado de materias primas
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China continúa remodelando el mercado de las materias primas y preparándose para darle un giro al mercado.

El mayor consumidor del mundo de materias primas ya no es solo un comprador insaciable de todo aquello que va desde carbón hasta el oro. Una China más rica, con un crecimiento más lento y más selectiva se está convirtiendo tanto en exportadora como en importadora. También está utilizando sus influencias para cambiar la manera en la que se comercia con productos básicos, acercando a los mercados a casa y creando normas que se adaptan a sus necesidades en vez de a las de los fabricantes y las financiadoras occidentales.

Esta semana, por ejemplo, los reguladores chinos han dado el visto bueno para que los extranjeros comercien con los futuros relacionados con el petróleo crudo en Shanghái. Cuando esto comience - probablemente en noviembre - será la primera vez que los extranjeros tengan permiso para comprar y vender un contrato de futuros chino. Esto forma parte de un claro plan de cambiar la manera en que se comercia con materias primas, dice Owain Johnson de la Bolsa Mercantil de Dubái (DME por sus siglas en inglés). Dalian, un puerto por el que entran muchas mercancías en China, se ha convertido en el mayor centro comercial de mineral de hierro del mundo en menos de dos años. Shanghái ha desarrollado grandes mercados de níquel y cobre.

Muchos esperan que también se mueva más comercio de oro a China. Las acusaciones de amañamiento han sacudido al actual centro, en Londres. China, el mayor productor mundial de lingotes, anunció el 26 de junio que lanzaría un contrato de oro en yuanes en Shanghái a finales de año. «China está alcanzando un "volumen crítico" de influencia en los precios de materias primas», dice Grant Sporre, de Deutsche Bank.

Esta es una manera mucho más sofisticada de ejercer influencias que la del pasado. El intento de China en 2010 de acaparar el mercado de tierras raras (17 metales exóticos utilizados en minúsculas cantidades en muchos aparatos modernos) fracasó estrepitosamente. China, que en ese momento producía el 97% de minerales para tierras raras, prohibió las exportaciones con la esperanza de llevar el negocio de procesar estos yacimientos en tierra. Pero las tierras raras no eran tan raras: las empresas en otros lugares resucitaron viejas minas y aumentaron la producción. A finales de 2011 los precios se habían desmoronado.

El objetivo ahora es tomar el control de la fijación de precios. El principal referente mundial de crudo, el Brent, se basa en datos recopilados por organismos de control de los precios sobre los acuerdos realizados durante una corta «ventana» en medio del día de negociación. Las empresas petroleras chinas dirigidas por el gobierno han estado teniendo un papel activo cada vez mayor en este proceso, pero desde el punto de vista del gobierno chino, acercar el comercio recorta los costes y reduce los efectos de acontecimientos en lugares lejanos desde los que el país importa algo de crudo. Tal y como afirma el señor Johnson:

«Ellos se preguntan: "Por qué una huelga de trabajadores del sector petrolero en Noruega ha de afectar a nuestra economía"».

«Como el mayor importador mundial, China quiere tener su propia referencia basada en datos transparentes y completos, en su propia moneda y regida por sus propias leyes. El contrato de futuros de petróleo de Shanghái pretende alcanzar dicho objetivo».

A medida que los intercambios crecen en China, los competidores están notando los efectos. La Bolsa de Futuros de Shanghái está dificultando los esfuerzos de Hong Kong Exchanges and Clearing de ampliar sus negocios de comercio de metales, tras la adquisición de la Bolsa de Metales de Londres en 2012. En marzo, el mercado de Shanghái amenazó con demandar a su homólogo de Singapur por copiar un contrato de futuros.

Sin embargo, quedan por resolver diversos obstáculos. A los extranjeros no les entusiasmará soportar el riesgo de los tipos de cambio en yuanes. Será difícil enfrentarse a la seguridad del sistema legal inglés en caso de disputas. La confianza se ha visto afectada por un escándalo en el que estaban implicados almacenes de materias primas, en los que se utilizaban metales como garantía de cartas de crédito para evadir las restricciones de cambio extranjeras.

China también está dando un aire fresco a los mercados de materias primas. A medida que su economía se ralentiza y la inversión da paso al consumo como pilar de crecimiento, las necesidades del país están cambiando. La demanda de productos primarios utilizados en hogares e infraestructura - carbón, mineral de hierro, acero y aluminio - está ralentizándose. China ha alcanzado ya su «pico del carbón» (el consumo está bajando, en medio de las preocupaciones sobre la contaminación atmosférica); el pico del acero no está lejos, con un crecimiento de solo 1-3% tras una caída el año pasado. Incluso el cobre está desapareciendo un poco.

El consumo solía crecer más rápidamente que el PIB, señala Colin Hamilton del banco Macquaire, pero ahora baja. Un dolor de cabeza relacionado con esto es que China, que una vez fue una esponja de materiales brutos, se está convirtiendo en exportador de cosas como acero inoxidable y aluminio gracias a energía barata y abundante, una mente tecnológica creciente y un exceso de capacidad de fundición.

Por el contrario, los exportadores han de mirar a otras materias primas para crecer. Los consumidores chinos ricos están abasteciendo la demanda de productos lácteos, carne, chocolate y joyería. Esto tiene efecto tanto en esos productos directamente como en las materias primas utilizadas para producirlos. Mientras que las importaciones de mineral de hierro disminuyen, por ejemplo, la demanda de soja, utilizada principalmente para alimentar al ganado, continúa creciendo rápidamente (véase el gráfico). Esto es en parte porque China ha pavimentado muchos cultivos de soja, pero sobre todo porque el consumo de carne está aumentando.

Sin embargo, no es seguro que esta tendencia vaya a continuar. El chino medio ya consume más calorías que la media mundial y casi el 85% de la media de los estadounidenses. Un cambio saludable de cerdo a pollo recortaría la demanda de productos agrícolas, señala Capital Economics, una consultora. Hershey, una empresa grande de repostería, ha tenido que ajustar sus previsiones de crecimiento de venta en China.

Si China adopta los viejos hábitos occidentales o si opta por otros más económicos y sanos, moldeará la industria de las materias primas. Pero su impacto en el comercio es incluso más inmediato. Como todo buen capitalista sabe, el consumidor siempre está en lo cierto. China utiliza su potencial para atraer a nuevos compradores para asegurar que sus materias primas se negocien como ella quiere.

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