De vuelta al año 2009
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Debido a la desaceleración económica en China y otros mercados emergentes, el FMI ha reducido su pronóstico para el crecimiento económico mundial al 3,3%.

Se espera que el crecimiento económico mundial se sitúe este año en su ritmo más bajo desde la crisis económica, debido a que las crecientes amenazas que se producen desde China hasta la eurozona se suman a una larga lista de fuerzas que están frenando la economía mundial.

Las recientes turbulencias del mercado de valores chino están alimentando la preocupación de los inversores sobre el empeoramiento de la economía en este país, mientras que el profundamente enquistado problema de la deuda de Grecia amenaza, de nuevo, con empañar la incipiente recuperación de la eurozona.

Ambas regiones, escenario de crisis que han sacudido los mercados en los últimos días, son solo algunos de los puntos conflictivos que el Fondo Monetario Internacional enumeró al rebajar el pasado jueves su previsión para el crecimiento económico mundial. El fondo rebajó su pronóstico para el crecimiento económico mundial de 2015 en 0,2 puntos hasta el 3,3%, es decir, menos que el año pasado y la subida más débil desde que la economía mundial se contrajera en 2009.

«Hemos entrado en un período de crecimiento bajo» anunció el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard.

Mientras que el FMI espera que el crecimiento mundial se recupere de nuevo el próximo año, las sucesiones de turbulencias ponen de manifiesto la fragilidad de la economía mundial, en la que un rendimiento pobre en una sola región amenaza con arrastrar al abismo a otras regiones esparcidas por todo el globo. El FMI comentó que los responsables políticos se han quedado con menos opciones para reaccionar antes las sorpresas negativas. Los gobiernos han empujado la deuda hasta unos niveles peligrosamente elevados y los bancos se ven limitados por los márgenes menores de reducción de los intereses.

Un crecimiento más débil, montañas de deudas, unas tasas de desempleo obstinadamente elevadas y unas opciones más limitadas para los políticos están preparando el escenario para una mayor volatilidad del mercado en el futuro, incluyendo a China.

«El mundo que ha seguido a la crisis es un mundo de deuda alta y no hay que esperar mucho con esta dinámica de deudas para que las cosas vayan mal» dijo Olivier Blanchard. «Tenemos que estar listos para ver más episodios de este tipo».

Aun así, el FMI sigue creyendo que la economía mundial crecerá el año próximo, aumentando hasta su crecimiento más rápido en cinco años y situándose en el 3,8%. Pero esto implica que la inestable economía global no descarrile como consecuencia de más colapsos del mercado, convulsiones geopolíticas o, incluso, un crecimiento menor de las mayores economías del mundo.

El crecimiento nos ha decepcionado repetidas veces. Europa acaba de evitar por muy poco la tercera recesión en cinco años y los mercados emergentes se encuentran rumbo de su sexto año consecutivo de desaceleración.

Europa ha reconstruido sus fondos de rescate desde que la última potencial salida de Grecia del euro dirigiera a la región a un atolladero para el crecimiento, redujera la inversión y suscitara preocupaciones sobre algunas de sus otras economías débiles. El Banco Central Europeo también ha demostrado a los mercados que está listo para usar su sustancioso arsenal monetario para extinguir los posibles fuegos financieros.

«Sin embargo, el reciente aumento de los rendimientos de la deuda soberana en algunas economías de la eurozona reduce los riesgos al alza para actuar en estas economías, mientras que persiste el riesgo del resurgimiento de las tensiones financieras» advirtió el FMI.

Todo esto, unido a la edad cada vez mayor de los trabajadores y a unos niveles de productividad deteriorados en todo el mundo, está haciendo que la economía mundial se enfrente a un panorama de bajo crecimiento hasta 2020.

A pesar de que las turbulencias en los mercados financieros puede que no creen el tipo de contracciones económicas globales que se dieron con la crisis económica de 2008-2009, Olivier Blanchard dice que «sin duda, conducirán a un período de cierta incertidumbre».

En un mundo de crecimiento débil, los EE. UU. se arriesgan a servir de impulsor principal de la economía mundial. Pero las previsiones de Estados Unidos también han disminuido. Una subida del 20% en el valor del dólar en el último año ha supuesto para las exportaciones un problema en el extranjero y la expectativa de la primera subida en una década de los tipos de interés de la Reserva Federal han sacado a los inversores de los mercados emergentes y, de nuevo, de vuelta a América.

Estos factores, junto con los malos resultados del primer trimestre y la caída de la inversión en el sector del petróleo, han minado el impulso para la creación de empleo y la expansión. El FMI, además, estima que otra valorización más del dólar del 5% podría reducir el crecimiento del país en medio punto porcentual.

A su vez, la fortaleza del dólar ha ocasionado problemas para muchas economías y empresas de mercados emergentes que tienen grandes deudas denominadas en dólares. La perspectiva de unos tipos de interés más elevados en medio de un crecimiento débil está acrecentando las preocupaciones de los inversores sobre la capacidad de muchas empresas y gobiernos para devolver los préstamos. Esto provoca un retorno de capital a los Estados Unidos, reforzando el valor del dólar y aumentado, aún más, los problemas en el extranjero.

Otro factor añadido para el dolor de cabeza de la economía mundial es la caída del precio de las materias primas. Grandes exportadores como Canadá, México y Nigeria están viendo cómo sus tasas de crecimiento se reducen a medida que los precios se desploman.

Entre las economías avanzadas, Canadá sufrió la mayor bajada, aunque el FMI espera que la economía del país crezca un 1,5% este año, por debajo de su última subida del 2,2%. Además, la fuerte caída en el precio del crudo, la mayor exportación de Canadá, ha perjudicado el gasto de capital y asestado un duro golpe para al crecimiento global.

La fuerza del consumo interior no ha logrado compensar la desaceleración en el sector de la energía, que representa el 10% del PIB de Canadá y casi un cuarto de toda la inversión empresarial. El PIB se contrajo un 0,6% sobre una base anualizada en el primer trimestre. Muchos economistas creen que Canadá ha entrado en recesión en la primera mitad de 2015 y esperan que la próxima semana el Banco de Canadá reduzca sus tipos de interés básicos, por segunda vez este año, para compensar el impacto negativo del precio cada vez menor de los materias primas.

La desaceleración de China también se está convirtiendo en una causa de la reducción de las previsiones para los países en vías de desarrollo con fuertes vínculos de mercado con la potencia asiática.

Por ejemplo, se espera que la economía de Brasil se contraiga un 1,5% este año, medio punto porcentual menos de lo que el FMI pronosticó en abril, en parte debido a que el apetito de China por productos básicos fundamentales como la soja o recursos naturales como el cobre está disminuyendo.

Las exportaciones de Brasil a China cayeron un 11,8% en 2014, después de un repunte de 46.000 millones de dólares en 2013. Brasil registró un déficit comercial de 4.000 millones de dólares en 2014, su primer déficit desde 2000.

Olivier Blanchard advirtió de que, en todo el mundo, la posibilidad de un crecimiento cada vez menor junto con el aumento de la desigualdad en los ingresos «es una receta perfecta para los problemas sociales, políticos y fiscales, que bien pueden conducir a consecuencias nefastas».

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