Cuando las personas dejan de ir a la oficina y empiezan a buscar proyectos en internet.
Las propuestas tanto de los políticos como de Silicon Valley advierten en Twitter sobre los peligros y prometen lo que será la próxima gran evolución, la economía «gig» o economía de múltiples trabajos. Hillary Clinton advirtió de los inconvenientes de esta fuerza de trabajo informal en un discurso económico reciente, entre los que incluía el posible deterioro de las protecciones laborales. Viendo una posible oportunidad, Jeb Bush hizo uso de la aplicación de llamada de transporte privado Uber para llegar a una reunión con Thumbtack, una empresa que ayuda a las personas a contratar cualquier perfil de profesional, desde personal de mantenimiento hasta DJs. Empresas como esta han sido definidas como «economía en descenso» y como «la revolución industrial de nuestra era». No obstante, es difícil encontrar pruebas de esta revolución.
Lejos de estar convirtiéndose en una nación de trabajadores «gig», los estadounidenses tienen cada vez menos oportunidades para ser autónomos y son menos propensos a mantener varios trabajos a la vez. Los datos oficiales del gobierno muestran que en torno al 95% de quienes declaran tener trabajo están incluidos dentro de la nómina oficial de empleadores de los EE. UU., por lo que muy poco ha cambiado en los últimos diez años.
Si lo que Uber y las empresas de este tipo están haciendo fundamentalmente es debilitar la relación de los trabajadores con los empleadores, este cambio pondría de evidencia al menos uno de los principales indicadores económicos. Cientos de miles de estadounidenses, e incluso algunos millones, parecen haberse aventurado en la economía «gig», pero en el contexto de la gran fuerza laboral de 157 millones de trabajadores de los EE. UU., esa cantidad resulta minoritaria.
Según dice Gary Burtless, economista del mercado de trabajo de la centrista Brookings Institution:
«Podría parecer que empresas como Lyft y Uber (ambas ofrecen servicios de transporte para viajeros) son enormemente importantes debido a su valoración en el mercado de capitales, pero la actividad económica de la que son responsables en realidad puede no ser tan grande».
Uber, con unos 160.000 conductores activos con contrato en EE. UU. a finales del año pasado, ha tratado de llevar a cabo una ronda de financiación este año que elevaría a la empresa a una valoración de nada más y nada menos que 50.000 millones de dólares. Esta es, aproximadamente, la capitalización de mercado de General Motors, que vendió 2,4 millones de vehículos tan solo durante el último trimestre.
Muchos trabajadores que se ganan la vida con muchos trabajos para plataformas tecnológicas en la economía «gig» deberían ser clasificados como trabajadores por cuenta propia. Pero el porcentaje de estadounidenses que trabajan por cuenta propia y sin contrato ha disminuido lentamente durante la última década, hasta llegar en torno al 6,5% de trabajadores hoy día, frente al 7,7% de 2005 y el 8,5% a mediados de los '90, de acuerdo con las cifras del Departamento de Trabajo de EE. UU.
El término «gig», que se hizo famoso como término del mundillo del jazz en los años '20, confiere al trabajo «gig» una definición nada sencilla. La firma de consultoría McKinsey & Co. lo describía en un informe del mes de junio como «trabajo eventual que se tramita en un mercado digital». McKinsey estimó que menos del 1% de la población de EE. UU. en edad de trabajar entra en esta categoría, incluyendo a algunas personas que ya tienen un puesto de trabajo a tiempo completo o parcial.
El Departamento de Trabajo de EE. UU. reúne datos sobre los trabajadores de distintas formas: realizando encuestas a la población civil en la que se les pregunta si tienen trabajo, rastreando el número de personas que cotizan en el sistema de desempleo y realizando encuestas a las empresas sobre el tamaño de sus nóminas.
No han surgido diferencias entre la gente que declara tener trabajo en una encuesta y la cantidad de personas que las empresas declaran tener en nómina.
Algunos trabajadores pueden tener un trabajo principal y hacer algunos trabajillos esporádicos (por medio de páginas como TaskRabbit) los fines de semana para ganar un dinero extra o vender tarjetas de felicitación artesanales en Etsy como hobby. Pero el porcentaje de personas que tienen varios trabajos a la vez está también reduciéndose; solo el 4,8% de los trabajadores tienen varios trabajos, frente al 5,5% de 2005 y el 6,3% de 1995.
Algunas definiciones alternativas que tratan de medir la economía «gig» han dado lugar a una serie de estimaciones. La Oficina de Responsabilidad del Gobierno de EE. UU. estimó hace poco que «la fuerza laboral eventual» representa el 8% de los trabajadores empleados en EE. UU., haciendo uso de una definición que incluye a las agencias de trabajo temporal y los trabajadores subcontratados.
De 1995 a 2005, el Departamento de Trabajo hizo un seguimiento del trabajo irregular con una Encuesta sobre Trabajadores Eventuales que tenía una duración de dos años. Sin embargo, en los últimos años el Congreso no ha concedido los fondos necesarios para que la agencia lleve a cabo la encuesta.
Sea cual sea el tamaño del trabajo «gig», este se ha convertido en la nueva línea de falla de la política.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, trató de frenar la semana pasada el crecimiento de Uber en su ciudad, provocando que el candidato republicano a la presencia del país, Marco Rubio, presumiera de que él hace uso de Uber en sus desplazamientos por la ciudad. El candidato del Partido Republicano Rand Paul ha dicho que este tipo de servicios estimulan la economía y ayudan a reducir los precios. Por su parte, California ha librado una batalla legal contra Uber sobre si sus conductores deberían ser considerados como empleados, en lugar de como contratistas.
El Departamento de Trabajo publicó hace poco una guía destinada a aplicar medidas severas a aquellos empleadores que clasifican incorrectamente a sus empleados como subcontratistas. Pero David Weil, administrador de la división de salarios y horas del departamento, comentó que la guía está destinada principalmente a los empresarios tradicionales, como en los sectores de la construcción y la hostelería. Según dijo:
«Lo que verdaderamente nos preocupa es su prevalencia en los sectores más antiguos de las distintas industrias».
Los economistas señalan que el trabajo regular y el trabajo irregular siempre han coexistido y, así, algunos se muestran escépticos sobre el hecho de si los trabajos «gig» organizados por teléfono son realmente una novedad.
El discurso de que las nuevas aplicaciones están cambiando drásticamente el mundo puede ser seductor para las élites de la costa de Nueva York, Washington y San Francisco, comentó Gary Burtless de Brookings, señalando que algunos han ideado «grandes teorías» basadas en «su propia interacción al sentarse en la parte trasera de un automóvil». Pero estas teorías carecen de «pruebas contundentes», dice con preocupación.