Nuevos problemas en Oriente Medio
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El emirato del Golfo Pérsico, Dubái, es el que más podría sufrir cuando la caída del precio del crudo afecte a las economías de Oriente Medio.

Los aparcamientos de coches llenos de coches deportivos Porsche y Ferrari abandonados y cubiertos de arena fue una imagen constante del último coqueteo de Dubái con el olvido económico hace cinco años.

El emirato había cargado miles de millones de deuda en dólares durante la última década en una carrera hacia la diversificación de su economía que, al contrario de muchos de sus vecinos, no depende del crudo. La estrategia fracasó a finales de 2009 cuando el emirato sorprendió a los mercados al anunciar que necesitaba bloquear 26 mil millones de dólares de deuda perteneciente a una de las mayores «Entidades Relacionadas con el Gobierno» (GREs), Dubai World.

Al final, Dubái pudo conseguir un préstamo de Abu Dabi, su rico socio en los Emiratos Árabes Unidos, y los despreciables banqueros de Nueva York y Londres que habían prestado el dinero no tuvieron que señalar un incumplimiento masivo en su balance.

Parecía que Dubái estaba fuera de peligro y la economía iba por el buen camino para recuperarse hasta finales del año pasado cuando los precios del crudo empezaron a caer en picado. Aunque la ciudad portuaria tiene poco crudo de su propiedad, su economía mercantil depende en gran medida de la riqueza y la actividad económica que se ha creado en torno a Abu Dabi, Arabia Saudí, Catar y Kuwait.

Estas superpotencias energéticas crean la actividad económica que sostiene a Dubái y su gran economía de servicios que permanece en el puerto industrial de Jebel Ali y la posición del emirato como centro de transporte. Cuando el crudo se vende a 100 dólares el barril, este modelo funciona bien. Las empresas internacionales ubican a la mayoría de sus empleados en Dubái y este, a su vez, crea demanda de bienes raíces y servicios como banca y tiempo libre.

Sin embargo, con el crudo vendiéndose ahora a alrededor de 50 dólares por barril y algunos analistas advirtiendo de que el crudo puede caer a niveles todavía más bajos, la economía de Dubái resulta, una vez más, extremadamente frágil.

Durante la crisis era frecuente ver coches abandonados en Dubái

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió recientemente que Dubái, de nuevo, se estaba cargando de deuda. Según el fondo, las GREs han aumentado sus posiciones de deuda neta en alrededor de 93 mil millones de dólares (60 mil millones de libras) a lo largo del año pasado, mientras que la deuda total del emirato es, probablemente, insostenible a alrededor del 102% del PIB.

Al mismo tiempo, algunas claves de la economía de Dubái están empezando a trastabillar. Los bienes raíces - una clave de la economía ligada en parte al trabajo de los expatriados - están en orden inverso. Según JLL, las transacciones cayeron en casi el 70% en el segundo trimestre.

Por supuesto, Dubái también podrá contar con el apoyo financiero de Abu Dabi y de los EAU (Emiratos Árabes Unidos). Sin embargo, ahora, la caída de los precios del crudo está pasándole factura a toda la federación. Según el FMI, el balance fiscal de los EAU será negativo este año por primera vez desde 2009 con un déficit igual al 2,3% del PIB que se espera.

Aunque no sea un desastre y los EAU en su totalidad tengan miles de millones de reservas de moneda extranjera, está claro que la caída de los precios del crudo es un riesgo importante.

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