A pesar del alto desempleo y de la burbuja inmobiliaria, España consiguió dejar atrás lo peor de la crisis.
España acaba de publicar su mayor crecimiento trimestral en ocho años y predice un crecimiento en total del 3,3% para este año. Puede que aquí haya una lección, y la hay, pero es un poco más complicada que los «trabajos de austeridad». El mensaje que los ministros de economía de Europa y el Fondo Monetario Internacional optarían por enfatizar. El control fiscal ha formado parte de esta mezcla, pero solo parte. La suerte también ha echado una mano. Lo más importante es que España ha optado por algunas opciones valientes e impopulares que parecen estar funcionando.
Una situación límite
La economía sufrió una enorme caída en la crisis financiera, después anduvo renqueando hasta 2012 sin que nadie apostara mucho por ella. En ese momento, el gobierno aplicó un paquete de rescate de 100 mil millones de euros de la Unión Europea. La situación era desalentadora. La burbuja inmobiliaria española había explotado, el desempleo (una ruina en España durante años) había aumentado un 25% y las bancarrotas en cascada minaron más la confianza. El rendimiento de bonos españoles a diez años en julio de 2012 alcanzó más de cinco puntos porcentuales por encima del de Alemania, dando lugar a que el Banco Central Europeo interviniera para salvar a España de escenarios especulativos en su deuda soberana.
El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, cedió a las demandas de austeridad, recortó los sueldos y los beneficios del sector público, y subió el IVA, pasando del 18 al 21% (con exenciones). Si se hubiera detenido ahí, España podría haber tocado fondo durante bastante más tiempo, en lugar de ver la recuperación que ahora está disfrutando.
Reformas y resultados
La baja inflación, un euro barato, la caída de los precios de la energía y una estabilidad financiera renovada en Europa han ayudado a que el consumidor gaste y ha aliviado a los agobiados minoristas españoles. Los turistas también han preferido España esta temporada, en parte porque visitar Grecia sin una gran cantidad de efectivo ha presentado dificultades. Puede que la suerte haya jugado un papel importante, pero la actual recuperación de España debe mucho a la dura reforma orientada a fracasos particulares en la economía. El gobierno de Rajoy se ha enfrentado a protestas callejeras y al aumento de una oposición de la izquierda en contra de las reformas, y ha persistido en una nueva programación deliberada de la economía española, haciendo énfasis en el mercado de trabajo de largo alcance y en las reformas fiscales.
En 2014, el gobierno dijo que bajaría de forma gradual la tasa de impuestos sobre las sociedades de un 30 a un 25%.
El futuro
El tipo marginal máximo sobre los ingresos propios pasará del 52% al 45%. El gobierno está limitando las deducciones, aumentando la base imponible y haciendo serios esfuerzos para frenar la evasión.
Las empresas han estado dando más flexibilidad para determinar salarios y condiciones de trabajo. El crecimiento salarial que había precedido a la productividad se ha moderado. Las barreras que ha creado el notorio mercado laboral a dos niveles de España, con su clase sumergida de trabajadores con contratos temporales, han empezado a caer.
Bien es cierto que el trabajo está lejos de acabarse. Puede que el desempleo estructural – lo que queda cuando la creciente demanda ha hecho todo lo que puede – todavía alcance el 18%, más del triple que en Estados Unidos. Los impuestos y las reformas del mercado laboral necesitan ir más lejos. El gobierno podría hacer más para ayudar a quienes buscan trabajo, muchos de ellos personas que han abandonado los estudios de secundaria, a trabajar o a formarse. Sobre todo, para evitar repetir los errores del pasado, habrá que tener cuidado con mantener la disciplina fiscal puesto que la recuperación fomenta ingresos y subsidios bajo presiones financieras.
No obstante, España demuestra algo importante: al contrario de lo que aseguran algunos informes, la geografía y el hecho de pertenecer al euro no condenan a ningún país al fracaso económico.