La desaceleración económica mundial es diferente.
La economía mundial está en crisis. Dos de la grandes economías de mercados emergentes que motivaron gran parte del crecimiento durante los últimos 15 años han tocado fondo y la cuestión del momento es si la más grande de ellas, China, tiene también verdaderos problemas. Los precios de las materias primas se están desplomando. Los volúmenes de comercio están descendiendo. El índice Baltic Dry Index de fletes marinos, que se había recuperado anteriormente de una caída récord este año, está bajando de nuevo.
Esto es todo típico de las recesiones cíclicas. Y esta es una de ellas - los precios del petróleo subirán de nuevo algún día. Al igual que los precios de los valores y de los bonos de los mercados emergentes.
Pero algo más debe de estar pasando. Podríamos estar presenciando los primeros signos de cambios a largo plazo en la economía mundial – cambios que podrían ser enormemente positivos, pero que también posiblemente darían un gran vuelco a la forma en que funciona el mundo hoy en día. En este momento son solo corazonadas, pero para empezar, aquí tenemos la imagen del comercio mundial:
Tras un aumento espectacular en los 2000, los volúmenes de comercio cayeron en picado después de la crisis financiera de 2008. Después se recuperaron pero volvieron a caer en 2013. Las cifras más actualizadas solo para los países del G7 y de BRICS revelan que el desplome podría estar acelerándose.
De nuevo, estas cosas van por oleadas. Pero hay una buena razón para pensar que los beneficios de los 90 y los 2000 probablemente tardarán bastante en repetirse. Tal y como Michael Francis y Louis Morel del Banco de Canadá resumieron en una reciente declaración:
Las reformas del comercio y las innovaciones tecnológicas que redujeron los costes del comercio durante la década de los 90, tuvieron un efecto considerable en el comercio mundial, estimulando la integración de los mercados emergentes en la economía mundial y haciendo viables desde el punto de vista económico las cadenas de valor mundiales. Como resultado, el comercio mundial aumentó de forma correlativa al PIB. Sin embargo, puesto que este proceso está acabado con creces, los incentivos que subyacen en la expansión del comercio son probablemente más débiles de lo que fueron en décadas anteriores, dejando al mundo en un estado en el que el comercio ni aumenta ni disminuye correlativamente al PIB.
Un argumento al respecto es el que ha aportado Harold Sirkin del Boston Consulting Group durante años: La creación de cadenas de suministro mundiales se puso tan de moda para los fabricantes occidentales, que fueron creadas aunque lo que tenía más sentido era acercar la producción más a los clientes; ahora están retrocediendo y cambiando este enfoque.
Sin embargo, no se puede evitar pensar que lo que estamos presenciando podría también ser el comienzo de un estancamiento de la demanda mundial de bienes – y, incluso más, de los recursos necesarios para fabricar esos bienes. Después de todo, los últimos pronósticos sobre población de las Naciones Unidas publicados en julio, indican que podemos estar cerca de un estancamiento de las cifras de población en el planeta.
Sin embargo, en la previsión media, el estancamiento no ocurrirá hasta finales de siglo. Es posible que no ocurra nunca. También hay todavía miles de millones de personas en el mundo que esperan salir de la pobreza y que consumen más bienes y recursos. Tendríamos que ver ya una afluencia de gente que comprara menos bienes y consumiera menos recursos para conseguir el tipo de cambio del que se habla. ¿Estamos ante este proceso? Bien, algo parecido. Aquí vemos un cambio significativo experimentado por la economía de los EE. UU. durante los últimos 65 años:
La economía de los EE. UU. ha crecido tanto durante ese periodo que la gente compra ahora más bienes que en 1950. Sin embargo, hay signos de un estancamiento. Tengamos en cuenta lo que fue durante mucho tiempo el icono de la producción de bienes en la economía de los EE. UU., la industria del automóvil.
Los años del gran crecimiento parecen definitivamente haber terminado, aunque la población americana haya continuado creciendo. Sin embargo, este gráfico no ofrece exactamente pruebas concluyentes. La trayectoria del consumo energético es un poco más clara.
Los americanos consumen considerablemente menos energía per cápita ahora que en los 90. En Europa la trayectoria se confunde por la entrada de los países de Europa Oriental en la economía mundial en los 90, lo que trajo un aumento en la afluencia y con ello un mayor consumo energético – pero el bajo nivel es un indicador de que EE. UU. tiene todavía probablemente mucha capacidad de reducción.
El rápido crecimiento del consumo energético en China fue por supuesto uno de los factores que motivaron el boom de los recursos naturales en el mundo, que recientemente se fue a la quiebra.
La caída de la demanda china de recursos naturales durante el último año ha sido uno de los principales aspectos que ha movido a los observadores a preguntarse si el país está sufriendo una recesión económica mucho más aguda de lo que indican las cifras oficiales. Esto bien podría ser así. Pero esto también podría ser una prueba de que la economía china se desvía de la fabricación intensiva mediante recursos y de la creación de infraestructuras, para irse hacia el suministro de servicios para los consumidores chinos.
En general, los países en vías de desarrollo están cambiando de bienes a servicios más pronto en su desarrollo que EE. UU. y Europa. Todo esto pueden no ser buenas noticias; al economista Dani Rodrik le preocupa que les pueda resultar difícil igualarse con los países ricos. Pero eso significa menor demanda de bienes y de los recursos empleados en su fabricación.
Finalmente, tengamos en cuenta los bienes en los que la gente quiere gastar su dinero. El producto de consumo decisivo de nuestra era es el smartphone. Un smartphone es un bien que necesita medios para su fabricación y transporte. Sin embargo, necesita muchos menos que, por ejemplo, un coche.
La mayor parte de su valor está en el software que lleva cargado y la gente, la información y el ocio a los cuales te permite conectar. Esta creación de valor es diferente de aquella basada en los recursos del siglo XX.
Si ese es el camino que lleva la economía mundial, las conexiones entre el crecimiento, el comercio y el consumo de recursos no va ser la misma de antes.
Eso es probablemente algo positivo.