La crisis que amenaza con desintegrar la UE
STR New/Reuters
Página principal Economía, Crisis migratoria, Unión Europea

Hay un cliché reconfortante en Bruselas que dice que la UE necesita crisis para poder progresar. Pero el cóctel actual de problemas al que se enfrenta Europa (los refugiados, el euro y la amenaza de que el Reino Unido podría abandonar la unión) tiene más pinta de abrumar a la UE que de fortalecerla.

Por primera vez en décadas, algunos de los logros y principios fundamentales de la UE están en peligro. Estos incluyen a la moneda única, la apertura de las fronteras, la libre circulación de trabajadores y la idea de que un país es miembro para siempre.

En lugar de venirse arriba ante estos desafíos, la UE chirría bajo tanta presión. Sus 28 miembros discuten exacerbadamente y parecen incapaces de dar con respuestas efectivas a sus problemas comunes.

Y toda esta polémica se está produciendo con un telón de fondo bastante desafortunado. Grandes zonas de la UE siguen hundidas en una semidepresión, con altas tasas de desempleo y unas finanzas públicas insostenibles; los problemas de un Oriente Medio en colapso se están agolpando en Europa en la forma de cientos de miles de refugiados y las fronteras políticas van en aumento, siendo la última evidencia de ello la elección de un candidato euroescéptico de extrema izquierda para liderar el Partido Laborista de Gran Bretaña.

Con una sensación de crisis en aumento y la UE incapaz de responder ante ella, los países optarán cada vez más por actuar unilateralmente o, incluso, como en el caso de Gran Bretaña, abandonar el conjunto por completo.

La crisis de los refugiados ya está amenazando sus preciadas ideas de unas fronteras abiertas. En los dos últimos días, Alemania ha vuelto a imponer controles en la frontera con Austria lo que, como consecuencia, la ha hecho imponer controles en su frontera con Hungría, que está, a su vez, trabajando febrilmente para terminar una valla de alambre de espino para proteger su frontera con Serbia, que no pertenece a la UE. Los controles se han endurecido en las fronteras franco-italianas, mientras los inmigrantes acampan en condiciones miserables en Calais, esperando poder cruzar hasta Inglaterra.

Si la UE consigue, de alguna manera, sobreponerse a la crisis de los inmigrantes, estas medidas podrían no ser más que recursos temporales. Pero si la presión de los aspirantes a refugiados que se dirigen a Europa sigue siendo fuerte, entonces las medidas temporales podrían endurecerse y convertirse en controles permanentes.

Los signos de interrogación sobre las fronteras abiertas se matizarán fácilmente en cuestiones más amplias sobre el acceso a los sistemas de bienestar social y los mercados de trabajo. Esto se debe a que los países de la UE se están dando cuenta de que, en un mercado único sin fronteras, un cambio unilateral de las normas de asilo por parte de Alemania tiene implicaciones para las políticas de inmigración de todos los estados miembros. Una vez que los inmigrantes obtienen la ciudadanía en uno de los países de la UE, tienen derecho a trasladarse a cualquier otro para trabajar allí y reclamar sus beneficios. Pero si empiezan a cuestionarse la libre circulación de personas y de trabajadores, también se cuestionará el mercado único de la UE, su principal logro.

El asunto de los refugiados, por el momento, ha eclipsado al euro. Pero los problemas de la moneda única no se han desvanecido, todo lo contrario. La decisión de Grecia de este verano de someterse a las condiciones de la UE y aceptar otro paquete más de austeridad ha hecho que la eurozona tenga cada vez más aspecto de trampa.

Incluso Grecia, tremendamente infeliz con su vida en la eurozona, no puede arriesgarse a salir de ella por temor a provocar una crisis financiera y económica. Los países acreedores, como Alemania y Holanda, no están mucho más contentos, ya que temen ser arrastrados a un sistema de transferencias fiscales permanentes dirigidas a las naciones del sur de Europa. Mientras tanto, los esfuerzos para hacer que el euro funcione mejor, siguiendo adelante con los planes para una unión bancaria, siguen detenidos en Bruselas. Realmente, esta situación no parece sostenible y el riesgo de una ruptura del euro seguramente volverá.

Las crisis de los refugiados y del euro pesan sobre la decisión de Reino Unido de permanecer en la UE o no, para cuando se celebre un referéndum en 2016 o 2017. Hasta hace poco, las encuestas de opinión parecían prometedoras para el terreno pro-UE. Pero la crisis de los inmigrantes juega directamente a favor del argumento con más fuerza utilizado por quienes hacen campaña para que Gran Bretaña abandone la UE, que es que la pertenencia a la UE implica que Reino Unido no puede controlar la inmigración. En un sentido más amplio, los británicos son menos propensos a permanecer en una organización que parece estar fracasando. Si votan por salir de la UE, la sensación de crisis dentro de la UE aumentaría aún más, elevando la posibilidad de nuevas deserciones.

Sin embargo, es más probable que se produzca una desintegración parcial y la marginación de la UE que un colapso a gran escala. Pero, aun en el caso de que una organización llamada «Unión Europea» siguiera existiendo, manteniendo edificios y pagando salarios, corre el riesgo de volverse cada vez más insignificante.

La mejor forma de evitar este triste destino sería que el bloque demostrase su relevancia y efectividad, mostrando a los ciudadanos de la UE que la acción colectiva y la cooperación son las únicas maneras de tratar con asuntos como la crisis migratoria.

El problema es que los complejos y poco manejables procesos de toma de decisiones de la UE hacen extremadamente complicado responder de forma rápida y consistente a una crisis, tal y como la cuestión de los inmigrantes está reflejando.

Para las personas de mi generación, uno de los principales temas políticos de los últimos 40 años ha sido el avance constante del proyecto europeo. Es duro (y alarmante) imaginar que todo esto pueda irse a pique. Pero la turbulenta historia de Europa está llena de ejemplos de imperios, monarquías y alianzas que alcanzaron la grandeza y luego colapsaron. La organización a la que la UE me recuerda en estos momentos es la Sociedad de Naciones, un organismo de nobles fundamentos, comprometido con la cooperación internacional y el estado de derecho, que fue finalmente barrido por acontecimientos internacionales a los que no pudo hacer frente.

Lea también:
Por favor, describa el error
Cerrar