La Ronda de Doha se ha quedado atascada pero la OMC ya no está paralizada, dice Roberto Azevêdo.
Roberto Azevêdo ha pasado la mayor parte de sus dos años al frente de la Organización Mundial del Comercio advirtiendo sobre la «parálisis» e incluso «crisis existencial» en la institución debido a que muchos de sus miembros principales, entre ellos los EE. UU., persiguen ambiciosos esfuerzos de liberalización del comercio más allá de sus límites.
Pero el brasileño está listo para declarar la crisis finalizada durante estos días. En una entrevista le comenta al Financial Times:
«Creo que la terapia nos está yendo bien Aunque este tipo de crisis no son siempre del todo buenas para las grandes instituciones multilaterales, añade. Una organización que quiere ser relevante a nivel mundial siempre tiene que estar cuestionándose a sí misma».
Aunque la Ronda de Doha, que ya tiene 14 años, sigue estancada, la OMC ha logrado un acuerdo para eliminar la burocracia en las fronteras, algo que podría ayudar más a la libre circulación de bienes en todo el mundo que la eliminación de todos los aranceles mundiales, afirma.
También se encuentra en las etapas finales de la negociación para actualizar un acuerdo que rige los 3 mil millones de dólares (y siguen en aumento) del comercio anual de bienes de alta tecnología.
Estos acuerdos más pequeños son signos prometedores de la OMC, aunque no posean el mismo alcance que la Ronda de Doha. Azevêdo afirma:
«Se trata de un estado mucho más flexible y dinámico del que teníamos antes».
Pero también es consciente de que la OMC todavía tiene que encontrar una forma de o poner en práctica la Ronda de Doha o ir más allá, sobre todo debido a que sus 161 miembros se están preparando para reunirse en Nairobi en diciembre para una cumbre ministerial bianual.
Azevêdo afirma que los miembros ahora están centrándose en un posible acuerdo que establecerá nuevos límites a los subsidios para la exportación de productos agrícolas. Pero en este momento es poco probable que el acuerdo pueda hacer frente a cuestiones mucho más polémicas, como es el caso de otros tipos de subsidios internos para los agricultores.
Existe, dice, un «creciente consenso» entre los miembros sobre un mini paquete de tres medidas que podría estar listo para la reunión de Nairobi. Este incluiría reformas a las subvenciones destinadas a fomentar las exportaciones agrícolas, un nuevo impulso a la transparencia de las políticas y medidas para ayudar a los miembros más pobres de la OMC.
Tal paquete sería un paso «muy significativo» hacia adelante para la OMC. No obstante, sin progreso en otras dos áreas principales - las subvenciones agrícolas nacionales y el acceso a los mercados para los productos industriales - Azevêdo dice que hay pocas posibilidades de conseguir la victoria en la Ronda de Doha.
Uno de los que contribuyen actualmente a este callejón sin salida es el desacuerdo entre los EE. UU. y China sobre cómo deben tratarse los subsidios agrícolas en las economías emergentes. Los EE. UU. argumentan que en este momento China debería ser tratada más como una economía desarrollada que como una emergente so se tiene en cuenta el progreso económico que se ha realizado desde el lanzamiento de la Ronda en 2001.
El punto muerto es un golpe para el Azevêdo, que ha pasado los últimos dos años tratando de encontrar nuevas maneras de acabar con el estancamiento de Doha desde el año 2008, cuando las negociaciones entre los EE. UU. y los países en desarrollo se rompieron. Desde entonces su estrategia ha consistido en centrarse en la reducción de las ambiciones de la Ronda de Doha y en lo que se puede conseguir hoy.
Azevêdo sigue esperando una serie de acuerdos que completarán la Ronda de Doha, por lo que la OMC podrá centrarse en el creciente número de nuevos problemas.
Entre ellos, dice, se encuentra la necesidad de normas globales que rijan el comercio digital y el comercio electrónico, la inversión y el papel de las entidades de propiedad estatal.
Todos estos problemas se han ido acumulando a la sombra de Doha. Las negociaciones sobre algunos de ellos ya están en marcha en el marco de las agrupaciones regionales, como en la Asociación Trans-Pacífica de 12 países y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión UE-EE. UU. Azevêdo dice:
«El mundo está cambiando rápidamente, y si no empezamos a abordar estos importantes temas, serán abordados en otro lugar».
Pero por el momento, al menos, está dispuesto a afirmar que ya no es una cuestión existencial para la OMC.