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El Kremlin ha puesto en marcha un increíble cambio en la política económica y vuelve a recurrir a las industrias tradicionales como la agricultura ante la caída del precio del petróleo.

Rusia ha abandonado toda esperanza de que se produzca una recuperación duradera de los precios del petróleo, y se prepara para una nueva era en la que habrá una superproducción de crudo ante la transformación del mercado energético mundial debido a la producción de esquisto de EE. UU.

El Kremlin ha puesto en marcha un cambio radical en la estrategia, limitando los fondos destinados a la que una vez fuera la sagrada industria del petróleo y del gas, y confía en un renacimiento de la industria manufacturera y de la agricultura, lo que viene impulsado por un rublo mucho más competitivo.

El presidente ruso Vladimir Putin dijo:

«Nuestras previsiones deben ser prudentes. Nuestro presupuesto se basa en hipótesis muy conservadoras de que el precio del petróleo se sitúe a alrededor de 50 dólares por barril».

«Es obvio que si el precio baja, la inversión disminuye y acaba desapareciendo», dijo a un grupo de inversores en el foro de VTB Capital «Russia Calling!» que tuvo lugar en Moscú. El ministro de finanzas ruso, Anton Siluanov, dijo que la excesiva dependencia del petróleo y gas en la última década había sido un gran error, ya que ha provocado la sobrevaluación de la moneda y la muerte paulatina de otras industrias como ejemplo del síndrome holandés.

«Debemos dejar de preocuparnos tanto de la industria del petróleo y dejar más espacio para otros sectores. Tenemos que tomar decisiones muy difíciles y redistribuir nuestros recursos», dijo.

El nuevo precio de referencia del petróleo de 50 dólares es aún más bajo que el «caso extremo» del banco central ruso de 60 dólares, tal y como se había previsto el año pasado.

Esta nueva situación ha obligado al Kremlin a deshacerse de una serie de compromisos presupuestarios y detener el aumento del fondo de reserva de pensiones. Los impuestos del petróleo y gas representan la mitad de los ingresos del estado, y casi un 70% de las exportaciones de Rusia.

Igor Sechin, presidente del gigante petrolero ruso Rosneft, acusó al gobierno de dar la espalda a la industria energética y lamentó que su empresa se viera siempre asfixiada por los elevados impuestos. Advirtió que el sector petrolero de Rusia seguiría decayendo lentamente a menos que se produjera un cambio de política.

Sechin dijo que las petroleras de Rusia ya se enfrentan a un «flujo de efectivo libre negativo». Se enfrentan a una caída de la producción de hasta un 6% en los próximos tres años, junto con el declive de los yacimientos de la era soviética en Siberia occidental. «Hay que mantener la inversión», dijo.

Rosneft, la mayor petrolera que cotiza en el mundo, tiene que hacer frente a impuestos y derechos de exportación que ascienden a una tasa marginal de un 82% sobre los ingresos.

«Es algo exagerado, es increíble. El atractivo de la industria petrolera tiene que ver con la carga impositiva», dijo.

Afirmó cáusticamente que parece que el gobierno no puede decidir cómo afrontar la crisis económica, y criticó abiertamente a ministros que estaban sentados junto a él en el foro de VTB Capital.

«Tenemos muchos modelos, pero lamentablemente no conseguimos ver ningún tipo de crecimiento real», afirmó.

Sechin dijo que Rusia se enfrenta a la dura competencia de Arabia Saudí, que ha comenzado a enviar petróleo al Báltico a un precio muy competitivo a través del puerto polaco de Gdansk, y se ha hecho con una cuota del mercado local ante las narices de los rusos.

Vladimir Putin e Igor Sechin

Pero el «cambio de juego» viene producido por el esquisto de EE. UU., que ha provocado que Arabia Saudí deje de ser la que establezca el precio para el resto del mundo. Añadió que las perspectivas inmediatas de la industria petrolera mundial dependen ahora de si los productores de esquisto tienen suficientes contratos de cobertura que se extiendan más allá de finales de año.

Rusia es actualmente el mayor productor mundial de petróleo, ya que extrae 10,7 millones de barriles al día (b/d), pero actualmente vive de las inversiones existentes. Los planes para el desarrollo de los yacimientos marítimos en el Ártico y las grandes reservas de esquisto de la cuenca del Bazhenov no son viables con los precios actuales del petróleo, y se basan en tecnología importada sujeta a sanciones occidentales.

Putin dijo que la crisis económica ha tocado fondo y la decisión de dejar que la divisa cayera un 50% en lugar de malgastar las reservas debido al tipo de cambio está empezando a dar sus frutos.

«Estamos viendo los primeros signos de estabilización, a pesar de que algunos sectores de la economía sigan en recesión. Estamos viendo más confianza en las industrias manufactureras. Las cosas están mejorando», dijo.

Las empresas rusas han sobrevivido a su exclusión de los mercados mundiales de capital durante la mayor parte de estos últimos dieciocho meses y han pagado gran parte de su deuda de divisas en los plazos de vencimiento, lo que ha reducido en gran medida su vulnerabilidad.

Ha dejado de producirse una salida de capitales del país. Se registraron unos ingresos netos de 5.300 millones de dólares en el tercer trimestre, lo que representa los primeros datos positivos desde 2010. «Esto demuestra que los mercados están respondiendo rápidamente a lo que está sucediendo en nuestro país», dijo.

El Fondo Monetario Internacional es menos optimista y ha vuelto a recortar su previsión para Rusia, advirtiendo que la economía se contraerá este año en un 3,8% y un 0,6% más el próximo año.

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