Los fondos soberanos de inversión están a la venta
Vladimir Smirnov / TASS
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Rusia, Noruega y Arabia Saudí están vendiendo activos, lo que supone un gran problema.

¿Qué tienen en común Noruega, Arabia Saudí y Rusia? ¿Que todos participan en la industria petrolera, quizás? ¿Que ninguno de ellos ha ganado nunca la Copa del Mundo, ni será probable que la ganen? Quizás sea verdad, pero la respuesta que buscaba es que todos ellos tienen fondos soberanos de inversión masivos (SWF).

Retrocedamos unos años cuando estos fondos de inversión estatales eran lo último. Se acumularon enormes cantidades de capital principalmente de los países ricos en petróleo.

El año pasado se calculó que tenían 7 billones de dólares bajo su control y se convirtieron en los participantes más influyentes de los mercados de capital. Pero ahora, con los precios de las materias primas bajo una enorme presión, también lo están los SWF.

Muchos de ellos han tenido que comenzar a liquidar activos. Si esta liquidación se acelera, se generará un gran problema para la economía mundial.

Mucho dinero

Los SWF han estado de alguna forma operativos durante al menos 100 años, pero es en la última década cuando han participado seriamente en los mercados. La idea que les respaldaba siempre ha sido muy sencilla. Tomar parte de la riqueza generada por una fuente limitada como el petróleo y almacenarla para compartirla con futuras generaciones.

Algunos de los fondos se convirtieron en masivos. Los fondos noruegos tienen un valor de casi 900.000 millones de dólares, suficiente para comprar Apple entera, la mayor compañía del mundo. El fondo de Abu Dabi tienen un valor de más de 700.000 millones de dólares y los fondos de Arabia Saudí, Kuwait y China tienen todos un valor de más de 500.000 millones de dólares. Es decir, hablamos de mucho dinero.

Incluso en El Reino Unido, la idea de los SWF ha adquirido defensores, aunque es cuestionable que tengamos mucha riqueza para destinarla a esto. El Ukip (Partido de la Independencia del Reino Unido) ha propuesto implantar uno para los recursos de gas de esquisto. Los SWF atraen a la gente que instintivamente quiere grandes soluciones de estado para cada problema.

El problema es que los fondos están ahora en retirada. Noruega, Arabia Saudí, Rusia, todos han aprovechado sus fondos este año para cubrir la falta de presupuesto.

Noruega sacará 450 millones de dólares y se ha anunciado que Rusia ha sacado una cantidad bastante más importante, 14.500 millones de dólares. Y estos son los únicos de los que sabemos algo. Los grandes fondos del Golfo, muy en la línea de sus gobiernos, no son precisamente famosos por su margen y transparencia. Si han comenzado a liquidar activos, seguramente nunca lo sabremos.

La riqueza de la mayoría de los SWF se basa en la energía o las materias primas y por tanto, siendo los precios del petróleo y materias primas tan bajos, esos países se encuentran ahora bajo una enorme presión financiera. Hay que cubrir déficit de presupuesto y comercio y el dinero hay que obtenerlo de algún sitio. Eso podría cambiar si el precio del petróleo se recuperara.

Pero con bastante gas de esquisto y energía solar más barata que tiene que llegar todavía a raudales, así como la continua mejora de la eficacia del combustible, eso no ocurriría por mucho tiempo. Todo esto significa que debemos esperar que la liquidación de los SWF se acelere.

Chapuza del estado

Hay otro factor más. Los gobiernos no están demostrando ser mejores en la gestión del dinero de lo que son en otras facetas. Se han tomado muy malas decisiones sobre algunos de los SWF. Qatar, por ejemplo, fue el tercer mayor inversor en Volkswagen y también uno de los mayores inversores de Glencore. Incluso el sobrio fondo noruego tuvo grandes participaciones en las dos compañías y perdió alrededor del 5% de su valor en la bajada de mercado este verano.

El fondo de Libia se hizo famoso por sus pérdidas y malas decisiones, y estuvo implicado en interminables batallas legales antes de la caída del régimen del país. Realmente, gestionar cualquier tipo de fondo de inversión de manera satisfactoria es muy difícil. Cuando se tienen tantas presiones por tratar con un gobierno, además de una enorme cantidad de dinero que dar salida, resulta prácticamente imposible.

La mayoría de las veces eso solo importaría a los propios SWF. Pero los fondos han acumulado tal cantidad de posesiones que, si comienzan a venderse en masa, se provocarán grandes caídas en los precios. Y lo que es peor, algunos de ellos pueden verse obligados a vender. Eso es improbable que le pase a Noruega, pero es fácil que le ocurra a Rusia, donde la economía está en recesión y se enfrenta a grandes presiones financieras, y a muchos de los estados del Golfo también - las finanzas de Arabia Saudí, con una gran población joven y desempleada, parecen cada vez más precarias. Enfrentados a la decisión de si liquidar sus fondos con pérdidas y perder poder, la mayoría de los gobiernos elegirán lo primero.

Esto podría ser sumamente crítico en áreas como el capital privado, donde los SWF han invertido mucho, dejando dinero en los fondos y comprando numerosos activos directamente. Pero si se extiende más, llegará al sistema bancario y después a los mercados de valores más amplios.

La próxima crisis

Hay muchas cosas que podrían desencadenar la próxima crisis de los mercados. Una repentina subida de los tipos de interés, especialmente en América; una crisis en los mercados de bonos; o un colapso de la economía china. Pero justo ahora, quizás lo más probable es algo a lo que el mundo todavía no dirige su mirada - una oleada de liquidaciones de los fondos soberanos de inversión. Ya ha comenzado y si continúa, los resultados no serán buenos.

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