Punto de inflexión en la historia de la UE
AP Photo/Armando Franca
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La apuesta de Inglaterra por alterar su relación con la UE constituye una oportunidad para que el bloque promulgue cambios de mayor envergadura.

El martes el primer ministro David Cameron escribirá una carta a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, en la que establecerá la petición del gobierno del Reino Unido para llevar a cabo cambios en su relación con la Unión Europea. Este será un momento decisivo para la UE. Es poco probable que en la carta en sí se diga mucho más de lo que Cameron no haya dicho antes públicamente, según han indicado altos funcionarios del Reino Unido. Su importancia radica en el hecho de que lo que hasta ahora ha sido un problema político interno para Cameron se convertirá en un problema político para toda la UE, con la amenaza implícita de que si no logra alcanzar sus metas, Gran Bretaña podría votar para salir de la UE en un referéndum previsto para finales de 2017.

Estado de ánimo general

Hasta el momento, la insistencia de Cameron en la renegociación de los términos de la pertenencia del Reino Unido en la UE se ha visto frustrada. Nadie quiere que el Reino Unido se vaya, pero muchos lo acusan de desviar la atención de otros problemas más serios como los presentados por la crisis de los refugiados y las continuas tensiones de la eurozona.

Gran Bretaña no es ni siquiera un miembro de la zona euro, que tan negativamente se ha visto afectada por la crisis, o de la zona Schengen, que permite viajar a los ciudadanos sin pasaporte. En cambio, es una de las economías más dinámicas de la UE y probablemente ha sido el mayor beneficiario de las «cuatro libertades» de la UE de circulación de mercancías, servicios, capitales y personas, según indica el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney.

Pero la frustración con el Reino Unido está haciendo que los políticos se den cada vez más cuenta que todas estas crisis, la del euro, la de refugiados y el problema británico, están relacionadas. Muchos responsables políticos europeos dicen ahora que la UE tal y como está constituida en la actualidad no está funcionando y que está perdiendo la confianza de sus ciudadanos.

Eso se debe en parte a la tendencia de la UE de prometer más de lo que puede hacer, ya que anuncia grandes estrategias que dice que cambiarán la suerte de sus miembros, pero cuyas promesas terminan por no cumplirse. Esto se debe a menudo a que la UE no tiene las competencias necesarias, que residen en los gobiernos nacionales.

Al mismo tiempo, los críticos dicen que la Comisión Europea se muestra a menudo demasiado tímida a la hora de utilizar las palancas que controla, por miedo a enfadar a los gobiernos nacionales. El resultado es que, mientras que el mercado único de la UE de bienes funciona bien, apenas existe un mercado único de servicios. Además, la tendencia de la Comisión a responder a todas las crisis mediante la búsqueda de formas de compartir riesgos en lugar de minimizarlos, puede estar contribuyendo a alimentar el euroescepticismo.

Los errores de la UE

En la actualidad siguen adelante distintas propuestas de crear un sistema común de garantía de depósitos a pesar de que las grandes diferencias siguen estando entre los sistemas bancarios de los países miembros, así como en los regímenes de insolvencia y de ejecución hipotecaria, que determinan la rapidez con la que los bancos pueden hacer frente a las deudas incobrables.

Su respuesta a la crisis de los refugiados era dar prioridad a un sistema de cuotas obligatorio para el reasentamiento de refugiados, en lugar de tomar las medidas necesarias para reforzar la confianza en la seguridad fronteriza. Mientras tanto, las grandes subvenciones de la UE a los países más pobres han terminado muchas veces subsidiando sistemas políticos corruptos y clientelistas y burocracias sin reformar, primero en el sur de Europa y ahora en Europa Central y Oriental.

La actual Comisión encabezada por el presidente Jean-Claude Juncker acepta muchas de estas críticas y está tratando de dar respuesta a las mismas con un programa más centrado. Sin embargo, la Comisión por sí sola no puede restablecer la confianza en la UE cuando el poder real está en manos de los estados miembros.

El impulso de la reforma

Es por ello que un número cada vez mayor de responsables políticos europeos consideran la petición de Cameron de renegociar los términos de la adhesión del Reino Unido a la UE como una oportunidad para intentar llevar a cabo una reforma mucho más amplia de lo que hace la UE y cómo lo hace, sobre la base de un análisis claro de qué nuevos poderes y riesgos la UE debería tener en cuenta para estar a la altura de las expectativas de sus ciudadanos.

Todos los países quieren algo diferente. Algunos comparten el deseo de Gran Bretaña de impulsar la competitividad de la UE mediante la ampliación del mercado único y ambiciosos acuerdos de libre comercio. Otros apoyan las demandas del Reino Unido de mejorar la protección de países fuera de la zona euro, en particular los de Escandinavia y Europa Central.

Al mismo tiempo, todos los países de la eurozona reconocen la necesidad de que exista una mayor puesta en común de los riesgos fiscales, a pesar de que tienen diferentes ideas sobre cómo esto se puede lograr o qué tipo de supervisión de la UE sobre las políticas económicas nacionales será necesaria. La crisis de refugiados ha destacado la necesidad de tener un enfoque común en relación a la vigilancia de las fronteras exteriores de la UE. No obstante, los intereses divergentes hacen que sea difícil alcanzar un acuerdo.

Puede que nunca se reúnan mejores condiciones que las de ahora para que la UE introduzca un gran acuerdo con compromisos que puede ser imposible de acordar a nivel político de forma aislada, para que se lleven a cabo como parte de un paquete y hacer frente así a múltiples desafíos de la UE de una sola vez.

El premio sería la creación de una nueva historia para la UE en la que necesitaría el apoyo de los votantes y la confianza de los inversores. Por supuesto, eso requeriría que los líderes europeos mostraran un mayor grado de ambición y capacidad para asumir riesgos de lo que se ha visto en los últimos años. La alternativa puede ser la de observar el desmoronamiento de la UE comenzando con una posible salida de Gran Bretaña.

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