El mundo se niega a cobrar
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Desde Escandinavia hasta el subcontinente indio, en todo el mundo se está librando una guerra contra el efectivo.

La guerra contra el efectivo sigue avanzando en todos sus frentes. Una región que ha acaparado los titulares por la guerra empezada contra la moneda física es Escandinavia. Suecia se ha convertido en el primer país en contar con sus propios ciudadanos como conejillos de indias para que participen en un experimento económico distópico: tipos de interés negativos en una sociedad sin dinero en efectivo.

Como informa Credit Suisse, independientemente de donde vaya o lo que usted desee comprar, se encontrará con una pequeña señal omnipresente que dice Vi hanterar ej kontanter («No aceptamos dinero en efectivo»):

«Ya sea para pagar por un vino caliente en el mercado de Navidad o por una cerveza en el bar, incluso la cantidad más pequeña se paga de forma digital. Hasta los vendedores callejeros de los periódicos Faktum y Situation Stockholm llevan lectores de tarjetas móviles».

Algo parecido está ocurriendo en Dinamarca, donde casi el 40% de los pagos se realiza mediante MobilePay, una aplicación del Danske Bank que permite que todos los pagos se realicen a través de los smartphones. Con el creciente rechazo del efectivo por parte de los comercios, una sociedad sin dinero en efectivo «ha dejado de ser una ilusión para convertirse en una visión que puede cumplirse dentro de un plazo razonable», dice Michael Busk-Jepsen, director ejecutivo de la Asociación de Banqueros de Dinamarca.

El mayor laboratorio sin efectivo del mundo

Aunque Suecia y Dinamarca pueden ser las dos naciones que estén más cerca de la prohibición total del efectivo, el banco de pruebas más importante para la economía sin dinero en efectivo se encuentra a medio mundo de distancia, en África subsahariana.

En muchos países africanos, operar sin efectivo no es solamente una cuestión de conveniencia básica (como lo es en los países escandinavos), sino más bien una cuestión de supervivencia. Menos del 30% de la población tiene cuentas bancarias, e incluso un porcentaje menor tienen tarjetas de crédito. Pero casi todo el mundo tiene teléfono móvil. Ahora, gracias al aumento masivo de las comunicaciones móviles, así como a la gran cantidad de ciudadanos no bancarizados, África se ha convertido en el lugar perfecto para realizar el mayor experimento social del mundo de vivir sin efectivo.

Las ONG occidentales y OG (Organizaciones gubernamentales) están trabajando de forma conjunta con los bancos, las compañías de telecomunicaciones y las autoridades locales para sustituir el efectivo por alternativas de dinero móvil. Entre las organizaciones involucradas se incluyen Citi Group, Mastercard, Visa, Vodafone, USAID y la Fundación de Bill y Melinda Gates.

En Kenia, los fondos transferidos por el operador móvil más grande de dinero, M-Pesa (una división de Vodafone), representan más del 25% del PIB del país. En el país más poblado de África, Nigeria, el gobierno lanzó una tarjeta de identificación nacional biométrica con la marca Mastercard, que también funciona como tarjeta de pago. El «servicio» ofrece a Mastercard el acceso directo a más de 170 millones de posibles clientes, además de a todos sus datos personales y biométricos.

La compañía se hizo recientemente con un contrato con el gobierno para diseñar la tarjeta Huduma, que será utilizada para el pago de los servicios del Estado. Para Mastercard estas asociaciones con el gobierno son esenciales para lograr su noble objetivo de crear un «mundo más allá del dinero».

Una nueva frontera

En la India, un proyecto aún más ambicioso está en marcha: la Autoridad Única de Identificación de la India (UIDAI), cuyo objetivo es crear un sistema de inscripción de votantes centralizado para 1,2 mil millones de personas. Esta será la plataforma de identidad y la base de datos biométricos más grande del mundo. Solo hay una pega: según sus creadores, la única manera de hacer que el sistema funcione de manera efectiva será a través de la adopción generalizada de sistemas de pago electrónico, junto con los sistemas de reconocimiento biométrico, como suele ser el caso.

Teniendo en cuenta que el efectivo sigue siendo el rey del subcontinente, el gobierno puede ver su trabajo interrumpido. El ministro de Finanzas Arun Jaitley ha subrayado en repetidas ocasiones la necesidad de transformar la India en una economía sin dinero en efectivo, supuestamente para «frenar el problema del dinero negro». Sin embargo, con su enorme economía sumergida, la India sigue siendo el mayor productor y consumidor de billetes después de China (así como el mayor consumidor de oro).

El primer ministro de la India Narendra Modi en un acto de la campaña electoral en Banka

Actualmente menos del 5% de todos los pagos se realizan por vía electrónica. Los resultados de la encuesta de efectivo de 2014 llevada a cabo por el ICE 360 muestran que el efectivo es el modo de pago preferido incluso en Delhi, la metrópoli más rica y desarrollada. Casi el 73% de todas las compras de los consumidores de Delhi se pagan en efectivo y solo el 17% con tarjeta.

Naturalmente, el gobierno de la India va a hacer todo lo posible para cambiar esta situación. En un artículo publicado en el Daily Mail, Nandan Nilekani, uno de los tecnócratas de la Autoridad de Identificación Única de India (UIDAI, por sus siglas en inglés) insta al Gobierno a tomar la iniciativa. «El gobierno debe ser el conductor inicial y utilizar el peso y alcance de sus sistemas de seguridad social para impulsar la adopción de un modelo de pagos electrónicos», afirma Nilekani. «Cuando esta iniciativa comience a funcionar debidamente, los actores privados intervendrán».

Entre esos actores privados se incluyen obviamente los bancos. Después de todo, en un mundo en el que cada transacción, o por lo menos cada transacción «oficial» tiene que realizarse de forma electrónica, el poder de los bancos sobre los individuos aumentará probablemente de manera espectacular, como Brett Scott advierte en un artículo publicado en The Guardian:

«A esto se une el fantasma de la vigilancia bancaria, en la que cada transacción que realiza está autorizada y registrada por un banco comercial de gestión privada, lo que le aporta un historial de todas las transacciones de su vida comercial. Si a un banco no le gusta una empresa, como puede ser el caso de Wikileaks, puede limitarse a congelar sus operaciones».

El nuevo coste de hacer negocios

Una ventaja de las operaciones en efectivo que a menudo se pasa por alto es que no hay ningún intermediario. Una de las partes paga a la otra en la moneda mutuamente aceptada sin la intromisión de ningún intermediario.

En una sociedad sin dinero en efectivo no habrá nada que impida a los bancos y a otros intermediarios financieros hacerse con una pequeña parte de cada transacción. También podrían utilizar e incluso aprovecharse de los depósitos masivos de datos que recogen los patrones de pago de sus clientes. Esta información es de gran interés y valor para los departamentos de marketing de las empresas, para otras instituciones financieras, compañías de seguros, gobiernos, servicios secretos y otras organizaciones.

Otra ventaja muy importante del dinero en efectivo es que limita significativamente la capacidad de los bancos centrales de seguir realizando lo que posiblemente podría considerarse el mayor atraco financiero de la era moderna, es decir, la política de los tipos de interés negativos (NIRP, por sus siglas en inglés). La única manera de que los bancos centrales puedan mantener tipos de interés negativos de forma indefinida es mediante la prohibición total del efectivo, como reconoció Andrew Hadlaine, economista jefe del Banco de Inglaterra. Mientras exista el dinero en efectivo, no hay manera de impedir a los depositantes que hagan lo que es lógico, es decir, llevar su dinero al banco y depositarlo en un lugar donde no lleguen los efectos negativos de la NIRP.

Así que, para salvar a un sistema financiero que va más allá de lo moral y que hace ya tiempo que dejó de satisfacer las necesidades básicas de la economía real, los gobiernos y los bancos centrales deben acabar con lo último que queda y que aporta a la gente algo de privacidad, anonimato y libertad personal ahora que sus vidas están cada vez más controladas y analizadas.

La mayor tragedia de todo esto es que el mayor aliado de los gobiernos y los bancos en su guerra contra el efectivo es el propio público en general. Mientras que la gente siga abandonando el uso del dinero en efectivo por aprovecharse de ciertas pequeñas ventajas, se puede decir que la guerra contra el dinero en efectivo ya tiene ganador.

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