El fin de las fronteras abiertas en Europa
Eric Gaillard/Reuters
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Los ataques en París marcarán el fin de las fronteras abiertas con el consiguiente perjuicio para la economía de Europa.

¿Cuántos ataques terroristas se necesitan para cambiar el debate político? ¿Uno, dos, tres? En este momento, parece como si dos grandes catástrofes fueran la respuesta a esa pregunta. A raíz de los horribles ataques terroristas del pasado fin de semana por parte del Estado Islámico en París, ahora parece seguro que la mayoría de los europeos, con toda razón, han decidido que se necesitan tomar medidas mucho más duras contra el terrorismo.

Eso tendrá una serie de consecuencias. Por una parte habrá un aumento del gasto en seguridad y defensa y, por otra, una mayor disposición para ayudar a la coalición occidental por hacerse con el control de los estados fallidos en Oriente Medio y en otras partes. Pero la consecuencia más obvia será el cierre de las fronteras europeas y la reducción constante de la libre circulación de trabajadores. Ya está en marcha extraoficialmente. No tardará mucho antes de que se vea también restringido legalmente.

El problema es que poner fin a la libre circulación de las personas tendrá un gran impacto económico. ¿En qué se notará? El mercado laboral será menos móvil, las empresas que necesitan una gran cantidad de mano de obra se verán afectadas y será aún más difícil que el EURUSD, a + 0,3002%, tenga éxito. No obstante, esto puede ayudar a los países que son exportadores netos de mano de obra, a pesar de que será un beneficio marginal.

Tomará tiempo digerir las causas de los ataques de París y conocer la manera más práctica de asegurarse de que tales atrocidades no vuelven a ocurrir. No obstante, hay algo que es sin duda evidente. Ninguna sociedad puede tolerar una masacre al azar en las calles de su capital, y ningún sistema político que ni siquiera puede ofrecer ese nivel de seguridad básica a sus ciudadanos puede durar mucho tiempo.

Un ataque terrorista de vez en cuando es algo a lo que se puede hacer frente., pero el tipo de ataques regulares que París está ahora sufriendo son intolerables.

Ni el gobierno francés o de la Unión Europea han hecho de la seguridad una prioridad desde el fin de la Guerra Fría. Se han centrado en la política económica y social. Ahora tendrán que centrarse en que la calle vuelva a ser un lugar seguro por encima de todo.

La libre circulación de personas a través de las fronteras europeas no es, por supuesto, la causa de los ataques. Sin embargo, está claro que al menos algunos de los terroristas entraron en Europa a través de la gran ola migratoria que llegó de Oriente Medio en el verano. Otros cruzaron fácilmente a Francia desde Bélgica, y otros pueden haberlo hecho desde otros países europeos.

Inmediatamente después del ataque, los franceses cerraron sus fronteras para tratar de asegurar la situación. En silencio, otros países están empezando a hacer lo mismo. Dinamarca, Suecia, Alemania y Austria han impuesto de nuevo los controles fronterizos temporalmente para tratar de hacer frente a la avalancha de inmigrantes. ¿Desaparecerán algún día de nuevo los controles? Por ahora parece poco probable.

La líder extremista francesa Marine Le Pen ha pedido la reimposición de los controles fronterizos y muy probablemente harán lo mismo otros líderes políticos.

El mayor logro de la Unión Europea es la libre circulación de personas dentro de sus fronteras. Los ciudadanos de un país de la UE tienen derecho a vivir y establecerse en cualquier otro. Dentro de una zona más limitada establecida por el Acuerdo de Schengen, ni siquiera se está obligado a mostrar el pasaporte al cruzar la frontera.

Pero la doble presión de la migración masiva y el terrorismo hará que esto sea insostenible. Schengen ya está desapareciendo rápidamente y a esto le seguirá muy de cerca la libre circulación. El único punto en el que los expertos en seguridad están de acuerdo es en que es muy pero que muy difícil combatir el terrorismo cuando no se pueden controlar las fronteras, y eso es lo que se tendrá en cuenta.

Entonces, ¿cuál será el impacto económico de la progresiva reaparición de los controles fronterizos en toda Europa? Se están empezando a ver cuatro tendencias.

1. Los mercados laborales serán mucho menos móviles

Una de las mejores políticas de la UE ha sido la capacidad de las personas para trabajar donde sus habilidades son más demandadas, al igual que cualquier forma de comercio, que hace que todo el mundo sea más rico. Los trabajadores recibían salarios más altos, de lo contrario no se habrían trasladado. Si esta situación comienza a llegar a su fin, los mercados de trabajo serán más nacionales y, con el tiempo, las economías serán más insulares.

2. La mano de obra será más cara

Las grandes empresas se han beneficiado enormemente de la eliminación de las barreras a la libre circulación de trabajadores. Si no estaban contentos con el coste de la mano de obra en Lyon o Hamburgo, podrían contratar a trabajadores más baratos de Portugal o Grecia. Si eso llega a su fin, entonces los trabajadores costarán más, los precios subirán y las empresas serán mucho menos rentables.

3. El euro tendrá aún más problemas

Uno de los argumentos que existía cuando se presentó el euro era si existía un mercado laboral lo suficientemente flexible como para que funcionara la moneda única. El DXY dólar estadounidense, -0,30% funciona en todo un continente, porque la gente se desplaza de Nueva Jersey a Texas si es necesario. Lo que nunca quedó claro es si esto ocurriría igual en Europa. Ahora podemos olvidarnos de esto, lo que significa que el euro está en aún más problemas a largo plazo de lo que ya estaba.

4. Esto beneficiará a Europa del Este

Las economías de Hungría, República Checa y sobre todo Polonia, han crecido de manera impresionante en la última década, igualando rápidamente en gran parte a las occidentales. Esto lo han conseguido a pesar de la fuga de sus jóvenes más brillantes y de trabajadores que se trasladaron al extranjero. En Gran Bretaña por ejemplo se calcula que hay alrededor de 679.000 polacos trabajando, casi tantos como hay en Cracovia.

Si a partir de ahora se quedan más en su país y desarrollan allí su carrera, esto también tendrá un impacto positivo en la economía.

En realidad el restablecimiento de los controles fronterizos, al igual que cualquier otra restricción a la circulación de mercancías, personas o capital, hará que todo el mundo sea más pobre. Las grandes empresas probablemente harán campaña en contra. ¿Y qué? Si esto hace que los países sean más seguros, la gente se mostrará dispuesta a pagar el precio por ello... El proceso acaba de comenzar.

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