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Crecimiento de la producción y caída de los precios. El sector petrolero sigue dando tumbos.

¿Dónde está el límite? ¿Esta nueva situación es lo normal? Las respuestas han sido difíciles y las predicciones poco fiables, ya que el mercado del petróleo sigue dando tumbos de aquí para allá, aunque sobre todo a la baja. El petróleo se sitúa en mínimos de 11 años.

De cara al futuro, las posiciones alcistas y bajistas abundan, con pánico y en función de la OPEP, todo de forma poco coherente. Por su parte, el cártel de productores de petróleo está lidiando con una crisis existencial.

Un hombre con una bandera nacional de Arabia Saudí mientras que el conductor realiza un truco llamado «deslizamiento» lateral (el coche se pone a dos ruedas) en honor de la fiesta nacional en Tabuk el 22 de septiembre de 2013

La OPEP no ha muerto y no ha perdido su capacidad de movimiento de mercado, pero los desacuerdos sobre cómo aplicar esos medios, y la sospecha de que los límites de la OPEP y de los países no OPEP no son mutuamente excluyentes, han fracturado el grupo.

Actualmente, la OPEP produce más o menos 31,70 millones de barriles diarios, un 1 por ciento más en comparación con noviembre, y más de un 5 por ciento que hace un año. Los volúmenes récord de Arabia Saudí e Irak han impulsado la producción hasta la fecha, pero la industria petrolera de Irán se pone candente mientras el país y los inversores globales se preparan para la situación tras aplicarse las sanciones.

De acuerdo con las proyecciones de demanda de 2016 de la OPEP, el excedente de suministro del cártel podría alcanzar los 860.000 barriles diarios si se mantienen las tasas actuales de producción.

A nivel mundial se sienten en todos los sentidos los signos de la superproducción, que sigue creciendo. En EE. UU., los inventarios de crudo están en su nivel más alto de los últimos 80 años; las reservas están en un 97 por ciento de la capacidad en Europa occidental y los inventarios de petróleo de la OCDE se encuentran en más de un cuarto de millón de barriles por encima de su promedio de los últimos cinco años. El espacio de almacenamiento terrestre de crudo podría agotarse en el primer trimestre de 2016.

Como resultado, los ingresos de la OPEP han bajado en unos 500 mil millones al año, y la caída continúa. Los problemas de Arabia Saudita están bien documentados. Se espera que el déficit presupuestario del reino se sitúe en torno al 20 por ciento del PIB este año, con una perspectiva similar para 2016.

El Fondo Monetario Internacional estima que Arabia Saudita se quedará sin dinero en efectivo en cinco años si no se produce un cambio de tendencia en el precio del petróleo o cambios drásticos en la política de gasto. No obstante, sí que tienen dinero en efectivo, como también es el caso de Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, que poseen grandes reservas fiscales.

Por otra parte, Venezuela está atrapada entre China y la pared. La inflación se encuentra en territorio de tres dígitos y la economía del país está preparada para la peor contracción mundial del 10 por ciento este año.

Cilindros vacíos de gas licuado de petróleo (GLP) en el centro de distribución de gas en la aldea Dujana en Noida, en las afueras de Nueva Delhi.

Las recientes elecciones han allanado el camino para las grandes reformas políticas, pero el país tiene pocas armas en su arsenal para combatir un período prolongado de precios bajos. La financiación china se ha convertido en una muleta precaria contra el estancamiento de la producción, y podemos esperar más al respecto a la vez que Venezuela intenta impulsar la producción de petróleo pesado del Orinoco.

Hablando de la financiación china, el pececillo de la OPEP Ecuador le debe al gigantes asiático más de 5 mil millones de dólares. A Ecuador le está yendo mejor que a Venezuela. Hace poco realizó un pago de bonos en su totalidad por primera vez en su historia, pero la relación a largo plazo del país con China es un caso de estudio en las amistades tóxicas.

Los bajos precios del petróleo, un dólar fuerte y los vacilantes esfuerzos de diversificación limitan aún más las oportunidades de cobertura del presidente Rafael Correa en relación al dinero chino y al creciente descontento de la población. Al otro lado del Atlántico, los mejores productores africanos Argelia, Angola y Nigeria tienen un precio fiscal promedio de equilibrio de casi 110 dólares por barril. Los tres han pedido que las cuotas de producción se restauren mientras que siguen cayendo los ingresos del gobierno.

Los recortes de gasto planificados, las decentes reservas de divisas y la poca deuda extranjera facilitan la lucha de Algeria en relación con sus hermanos de la OPEP, pero su programa de asistencia social masiva es preocupante a largo plazo. Por su parte, Angola está expandiendo sus ofertas de venta a largo plazo con China, con su petróleo como garantía a cambio de mejoras en la infraestructura.

Nigeria es quizás el país que más dificultades tiene del grupo, aparte de Libia. El presidente Muhammadu Buhari quiere obtener más ingresos de los yacimientos de petróleo en alta mar, vitales para la nación, pero su revisión en un momento poco propicio de los términos fiscales ha provocado tensiones entre los inversores, que ya se mostraban preocupados.

La reforma en curso de la industria petrolera ya ha costado a Nigeria más de 50 mil millones de dólares en inversiones, y amenaza con disuadir unos 150 mil millones más en los próximos 10 años. En total, la producción de petróleo de Nigeria podría caer hasta en un 15 por ciento en 2017 como resultado de la falta de liquidez y la falta de inversión.

A largo plazo, la atención se centra en la economía no petrolera del estado, en especial en su sector mineral sólido, que tiene un gran potencial de crecimiento.

La estrategia de Arabia Saudí todavía tiene que sostenerse por sí misma, pero los primeros indicios sugieren que está dando resultado. Se espera que la producción de los países que no forman parte de la OPEP sufra la caída más fuerte de las dos últimas décadas en 2016, hasta casi los 0,5 mbpd.

Por otra parte, los productores de esquisto de EE. UU. se encuentran entre los más afectados. Se espera que la producción de petróleo de los siete yacimientos de esquisto más prolíficos caiga en picado en una cantidad combinada de 116.000 bpd en enero de 2016.

Sin embargo, la estrategia no está exenta de sacrificio, y varios miembros de la OPEP están luchando para encontrar o, lo que es más importante, por sobrellevar el equilibrio mágico entre el dolor de estar fuera de la OPEP, la cuota de mercado de retención / crecimiento y el daño autoinfligido. Resulta casi imposible predecir sus puntos de inflexión, pero habrá más perdedores que ganadores en este juego de política arriesgada.

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