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El aumento de la amenaza terrorista ha provocado una oleada de deseos por deshacerse del billete de 500 euros, que siempre se ha considerado como un medio fácil para financiar la actividad criminal.

En una época de tipos de interés negativos, existen otras razones por las que estos billetes de gran valor deberían prohibirse. Sin embargo, esto podría crear divisiones dentro de la zona euro.

Los billetes de 500 euros, producidos en impresoras en Alemania, Luxemburgo y Austria, representan solo el 3,2 por ciento de todos los billetes. Sin embargo, su valor asciende a casi el 30% de la totalidad del efectivo, a pesar de que muchos europeos nunca hayan visto el billete morado.

Su rareza ha levantado la sospecha constante de una actividad nefasta: la investigación de la Comisión Europea sobre los vínculos entre los billetes de 500 euros y la delincuencia es solo el último intento de llegar al fondo del asunto.

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, que controla la producción de los billetes, dijo la semana pasada que su institución no permitiría que los beneficios obtenidos de la producción de billetes de alto valor fueran «un consuelo para los criminales».

Al igual que con la mayor parte de los trabajos de la moneda única, los billetes de 500 euros son una reliquia de la era de la unión premonetaria. El billete de 1.000 marcos alemanes equivalía a 511,29 euros. En las discusiones que llevaron a la creación de los billetes en euros, los funcionarios de Alemania y otros países con billetes de alta denominación querían un billete de 500 euros a pesar de las preocupaciones por su uso delictivo.

Para el BCE sería el momento apropiado de eliminarlos

En 2014 el guardián monetario de la zona euro se convirtió en el primer banco central importante en reducir los tipos por debajo de cero. La tasa de depósito impuesta a las reservas de los prestamistas en los bancos centrales de la zona euro es ahora de menos del 0,3 por ciento. Se espera otro recorte a principios de marzo.

Algunos bancos privados ahora quieren transmitir los tipos negativos, que representan sin duda una carga, a los depositantes privados. Los cargos que superan el 0,5 por ciento se supone que van a provocar un cambio del dinero electrónico a efectivo acumulado.

Tan solo costaría 60 euros almacenar 3 millones de euros en billetes de 500 en una caja de seguridad en el Deutsche Bank durante un año. Almacenar la misma cantidad en billetes de 50 euros en una caja más grande costaría 380 euros.

La diferencia puede parecer insignificante para alguien con esa cantidad de riqueza. Pero deshacerse del billete de 500 reforzaría el mensaje de que acumular dinero en efectivo es más costoso. Sería animar a la gente a gastar más. También podría persuadirlos para mantener su riqueza en otra moneda, lo que ayudaría a debilitar el euro y aumentar la inflación.

También enviaría una señal fuerte sobre las intenciones del BCE: la emisión de un billete de banco que se utiliza en gran medida como depósito de valor y casi nunca para comprar cosas está en contradicción con los esfuerzos del BCE para impulsar la recuperación económica.

Pero deshacerse de los billetes se encontraría con la oposición en las zonas más prósperas de la zona euro como Alemania, donde el BCE se ha enfrentado a una reacción violenta sobre los recortes de los tipos.

Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, dijo la semana pasada que sería «horrible que los ciudadanos tuvieran la impresión de que les están quitando dinero en efectivo». Hay buenas razones para pensar como él.

Durante las primeras etapas de la crisis financiera, la demanda de billetes de 500 surgió a la vez que los ahorradores retiraban el dinero de los bancos que se consideraban inseguros. El valor aparentemente fijo y el tacto de los billetes ofrecían una garantía adicional. Ocho años después, todavía se da esta situación.

La edición del lunes de Bild, el diario de mayor tirada de Alemania, contenía una carta para que los lectores la enviaran al ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, en protesta por sus planes recientes para limitar las compras en efectivo a 5.000 euros.

«Efectivo significa libertad», dice la carta. «El efectivo significa la independencia de los bancos, la tecnología y los tipos».

El euro es también el mayor representante de la integración. Tanto es así que los billetes en euros cuentan con una colección de puentes. La crisis de la deuda ya ha socavado esos enlaces. El deshacerse de los billetes de 500 euros y despertar las sospechas alemanas acerca de la unión monetaria lo debilitaría aún más.

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