La difícil situación en la que se encuentra la industria bancaria en Europa ha provocado un replanteamiento de la estrategia de los principales bancos.
Si tuviera que elegir el peor momento de la banca europea ¿cuál elegiría? Entre otras posibilidades estaría la dimisión de Bob Diamond dimitió como director ejecutivo de Barclays ante el escándalo del Libor o en ese mismo año cuando UBS anunció que dejaba la renta fija y despedía a 10.000 empleados. No obstante, no hay que olvidar la fecha del 21 de mayo de 2015, cuando los accionistas del Deutsche Bank pidieron el derecho a voto en la estrategia de gestión y actuación. Casi el 40% de los inversores del banco no aprobó las iniciativas de Anshu Jain y Jürgen Fitschen, un duro golpe para una empresa que cotiza en bolsa. A finales de junio Jain estaba fuera y Fitschen había acordado dejar la compañía en mayo de este año.
A los inversores se les está agotando la paciencia con los jefes de los bancos europeos, y no es de extrañar. Desde la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008, ocho de los mayores bancos de Europa han anunciado despidos que suman alrededor de 100.000 empleados, 63 mil millones de dólares en sanciones legales, y han perdido 420 mil millones en valor de mercado. En 2015, el Deutsche Bank perdió un récord de 6,8 mil millones de euros. A mediados de febrero, la industria sufrió una oleada de ventas ante la caída de los tipos de interés por debajo de cero, la desaceleración de China, la caída de los precios del petróleo, y los costes de regulación y litigio, que desencadenaron una epidemia de miedo no vista desde la crisis de 2008.
Los cambios de los nuevos directivos
El año pasado llegaron nuevos directores ejecutivos a Barclays, Credit Suisse, Deutsche Bank y Standard Chartered. Ahora tienen que encontrar la forma de salir adelante.
Mientras que los bancos estadounidenses parecen haber pasado página desde aquel otoño trepidante de hace casi ocho años, las instituciones europeas se están preparando de nuevo para otra ronda de reestructuración. Por ejemplo, el nuevo director ejecutivo de Credit Suisse, Tidjane Thiam está realizando un «correcto dimensionamiento» del banco de inversión y busca un aumento de un 61% en los ingresos antes de impuestos de su unidad internacional de gestión de fortunas en los próximos dos años. En Barclays, Jes Staley despidió a 1.200 personas del área de banca de inversión y cerró oficinas en Asia y Australia nada más hacerse con el puesto.
No es una simple fase
Los bancos europeos no están pasando por una fase tormentosa que terminará aclarándose con el tiempo y que les permitiría proclamar una nueva época dorada. La industria está experimentando una metamorfosis que demandará una alteración profunda y radical de su modelo operativo de base.
Desde finales de los 90, los prestamistas en ambos lados del Atlántico han buscado fuerza a través de la consolidación. Se convirtieron en supermercados financieros, que vendían productos y servicios a tantos clientes como les fuera posible. Se trataba de un sistema basado en la promesa de la eficiencia y el crecimiento que no funcionó. Ahora los bancos universales de Europa se están desintegrando para aportar servicios de forma independiente.
La difícil situación de los bancos
Sin embargo, la industria bancaria se muestra cada vez más débil ante un mercado implacable y una economía europea estancada. El 8 de febrero las acciones del Deutsche Bank se desplomaron casi un 10% ante la advertencia de los analistas de crédito de Londres de que Deutsche podría ser incapaz de ofrecer algunos de sus bonos de más riesgo el próximo año. Cryan no perdió tiempo en el mercado y dijo que el banco era «sólido como una roca» y que los pagos de los bonos no se perderían. Aún así, fue un recordatorio inquietante de los meses que precedieron a la caída de 2008, cuando todos los jefes de los bancos aseguraban a los inversores que sus empresas no tendrían problemas de capital.
Fuerte apuesta por el sector tecnológico
La tendencia que se observa en la actualidad es la apuesta por la tecnología para facilitar la administración de dinero, los pagos y el envío de dinero al extranjero. Los bancos están en una carrera para ponerse al día y apuestan por startups para poner en común conocimientos e incluso patentar sus propias monedas digitales.
Por ello, a pesar de todos los cambios impuestos por los políticos, son las empresas de tecnología de Londres, Nueva York y Silicon Valley las que realmente están reconfigurando el negocio de la banca. Los capitalistas de riesgo, los business angels y los mismos banqueros han invertido más de 24 mil millones de dólares en startups de todo el mundo especializadas en tecnología financiera, según indicó Innovate Finance, un grupo comercial con sede en Londres.
Esto es lo que Sam Hocking, el que fuera uno de los jefes de ventas mundiales de la unidad bursátil de BNP Paribas, dice al respecto:
«Está produciéndose un gran cambio en los bancos. Se dan cuenta de los increíbles costes de su tecnología, y piensan que si hay alguna manera de reducirlos mediante la colaboración con empresas externas, eso es algo importante».
Hocking ahora dirige AltX, una startup con sede en San Francisco que produce análisis de carteras para gestores e inversores de fondos de alto riesgo.
La situación de la eurozona
Los líderes de la eurozona no lograron unir los diferentes sistemas bancarios hasta equilibrar las diferencias políticas, culturales y financieras de la multitud de naciones en 2013. «Si observamos la dependencia del sistema bancario, nos damos cuenta de lo tontos que hemos sido por no lidiar con la situación de los bancos antes», dijo Jeroen Dijsselbloem, ministro de Hacienda de los Países Bajos, durante una mesa redonda en Davos. «EE. UU. se ocupó de los bancos de forma muy rápida, los hizo recapitalizarse, asumir sus pérdidas, y nosotros tardamos tres, cuatro o cinco años en reaccionar».
Steve Schwarzman, presidente y director ejecutivo del gigante de capital privado Blackstone, sugirió en la misma discusión que los reguladores estaban limitando la recuperación económica en Europa al adoptar una posición demasiado dura con los bancos. «La regulación ha hecho que el mundo sea más peligroso», dijo Schwarzman. La reacción de Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, que se compone de los ministros de Finanzas de la zona del euro, fue la siguiente:
«Por favor, no digan que hemos regulado en exceso a los bancos. Todavía tenemos una serie de cuestiones que solucionar para que los bancos puedan volver a apoyar el crecimiento económico. En lugar de decir que las nuevas regulaciones que se han establecido están limitando la actividad económica, creo que la realidad es todo lo contrario. Lo que está limitando la recuperación económica en Europa son los efectos de una crisis financiera. Y la causa de esto no fue una regulación excesiva».