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Solo uno de cada 20 nuevos contratos son fijos y de jornada completa.

Si algo es innegable, es que el mercado laboral español evidencia una cierta recuperación desde 2013, ese fatídico curso en el que nuestra economía tocó fondo. En febrero de aquel año, hasta 5.040.222 personas estaban registradas en las Oficinas de Empleo, un millón más que enero de 2016. Y se registraban mensualmente decenas de miles de contratos menos de los que llegan ahora a las ventanillas oficiales.

Pero más allá de las cifras, los ecos en la calle resuenan cargados de pesimismo. Se encuentra más empleo que antes, sí. Pero es un empleo precario, manchado por la carencia de estabilidad, por la escasez de la jornada y por un salario menor. Y esta impresión a pie de calle no es, ni mucho menos, un dato subjetivo. Los datos del Gobierno también muestran que, pese a la recuperación del mercado laboral, la precariedad no ha dejado de aumentar, sin freno, en toda la crisis.

Los últimos datos de enero del Servicio Público de Empleo reflejan que apenas 78.754 contratos del total de 1.396.929 registrados, son contratos indefinidos y de jornada completa. Es decir, apenas el 5,64% de los trabajos comenzados el mes pasado (uno de cada 20) ofrecen una seguridad ante el futuro, por ser fijos, y una jornada suficiente para mantener un sueldo completo. Sin embargo, en el mismo mes de 2007, antes de comenzar la crisis, este tipo de empleos suponían hasta un 11,96% (uno de cada 8).

El Gobierno señala que «lo primordial es que haya nuevos empleos» y la ministra Fátima Báñez admite que queda mucho por hacer «para tener mejores empleos y mejor formación para acceder a mejores salarios en el futuro». Pero los sindicatos culpan de la precarización creciente a la Reforma Laboral de los populares —el 10 de febrero se cumplieron cuatro años de su aprobación— por haber precarizado el mercado laboral con trabajos de peor calidad y peor pagados.

Algunos economistas discrepan de la versión sindical. «La precarización no ha sido en absoluto una consecuencia de la Reforma Laboral», defiende José Ignacio García Pérez, Profesor Titular de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Pablo de Olavide (UPO), que culpa de la precariedad, entre otras cosas, a una exacerbada dualidad del mercado laboral producida por la «diferencia de costes de despido entre los distintos contratos existentes».

«Los empresarios están incentivados a contratar de forma temporal porque la distancia entre las indemnizaciones de los distintos tipos de contratos es enorme. Prescindir de un trabajador temporal cuesta de cero a 12 días, pero hacerlo con un indefinido se eleva a 20 o 33 días, según el despido sea o no procedente. Esta diferencia es menor en otros países europeos», explica García-Pérez, que también es miembro de la fábrica de ideas Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

¿Por qué hay tanta temporalidad en España y por qué se dispara ahora la parcialidad?

La contratación temporal nació en 1984 para luchar contra una tasa de paro que alcanzaba el 20% en aquel momento. «En realidad los gobiernos de UCD ya habían hecho probaturas con el contrato temporal, pero la espita la abrió aquel año Felipe González al extender el principio de causalidad a cualquier necesidad permanente de empleo», recuerda Miguel Ángel Malo, profesor de la Universidad de Salamanca y experto en asuntos laborales.

El resultado es que la tasa de temporalidad en España está a la cabeza de Europa. Solo Polonia (28,4%) nos supera en porcentaje de contratos temporales existentes respecto al total, según los datos de Eurostat. La última Encuesta de Población Activa eleva la tasa de temporalidad de nuestro país al 25,66%. Es decir, uno de cada cuatro contratos en España es temporal.

La precariedad también afecta a los sueldos

La precariedad contractual creciente en España tiene un efecto directo sobre los sueldos que se pagan en nuestro país. Según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE, los trabajadores temporales cobran de media 15.433 euros al año, un 36% menos que los empleados con contrato fijo. Una brecha que además va en aumento, porque los sueldos de los indefinidos ha crecido durante los años de crisis y los de temporales y parciales ha caído durante los mismos años.

Las soluciones: ¿es una buena idea derogar la reforma laboral?

Analizadas la causas, la dificultad estriba en la búsqueda de soluciones. Partidos como PSOE o Podemos proponen una derogación de la reforma laboral. Otros partidos, Ciudadanos, aboga por un contrato único; una opción polémica que lleva pidiéndose desde diversos ámbitos institucionales desde hace tiempo, pero sin que nadie se atreva a dar el paso hacia su implantación.

«Pero ese mantra es falso», matiza el profesor García Pérez; «el peor invento que ha podido tener el 'contrato único' es llamarlo de esa manera [Ciudadanos lo redenominó en su programa electoral como Contrato de Igualdad de Oportunidades], pero sí tiene sentido que las indemnizaciones se equiparen, como en Austria, Dinamarca o Reino Unido».

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