Los gamers ya pueden respirar tranquilos: los precios de las tarjetas gráficas han acabado estabilizándose y han regresado al nivel anterior al boom de la minería.
Vamos a analizar, por ejemplo, la popular tarjeta gráfica Nvidia GeForce GTX 1080 Ti. Su precio mínimo de venta al público recomendado en estos momentos es de 700 $, sin embargo, en enero de 2018 (justo cuando la fiebre de las criptomonedas se encontraba en su máximo apogeo), su precio medio llegó a alcanzar los 1.200 $. No es sorprendente que esto despertara cierto resentimiento entre los gamers, ya que se vieron obligados a gastar mucho más dinero para actualizar sus ordenadores.
¿Qué ha sucedido con los fabricantes? Por supuesto, el auge de la minería les ayudó a aumentar sus beneficios de forma significativa. Sin embargo, incluso tras la caída de los precios de las tarjetas gráficas, no tienen nada que temer, ya que los gamers (a diferencia de los mineros) son un público estable con una demanda estable.
¿Qué ha sucedido con los fabricantes? Por supuesto, el auge de la minería les ayudó a aumentar sus beneficios de forma significativa. Sin embargo, incluso tras la caída de los precios de las tarjetas gráficas, no tienen nada que temer, ya que los gamers (a diferencia de los mineros) son un público estable con una demanda estable.