Inversiones en lugar de ayuda humanitaria
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Nuevas y audaces ideas para ayudar a los refugiados de Siria y a los sobrecargados países de acogida de Oriente Medio están ganando terreno entre los donantes internacionales, conmocionados por la migración de este año de cientos de miles de sirios que huyen a Europa desesperados.

En lugar de luchar por recoger ayuda humanitaria para los refugiados, el plan se centra en invertir miles de millones de dólares, que se obtendrán en gran parte de los mercados financieros. El dinero iría destinado al desarrollo de países como Jordania y Líbano para mejorar la vida tanto de su población como de los refugiados.

Más controvertida es la petición de algunos miembros de la comunidad de ayuda que, a cambio de este tipo de «Plan Marshall de Oriente Medio», Jordania y el Líbano deben permitir que los refugiados sirios trabajen para integrarlos más en la sociedad. Sin embargo, los países de acogida achacan a la alta tasa de desempleo nacional el hecho de no aceptar que un gran número de refugiados trabajen legalmente.

«Tenemos que ser ambiciosos», dijo a The Associated Press el jefe regional del Banco Mundial, Ferid Belhaj. «El desarrollo es la clave».

La necesidad de elaborar planes alternativos es ahora más urgente, ya que los ataques terroristas de París han alentado aún más el debate sobre la política de inmigración europea. Un pasaporte sirio, procesado ​​en Grecia y registrado en los países de los Balcanes, fue encontrado cerca de uno de los terroristas suicidas de París, lo que aumenta la posibilidad de que uno de los asaltantes pudiera haber llegado a Europa con los refugiados que huyen de Siria.

La llegada masiva de sirios a Europa se ha visto impulsada por las condiciones cada vez más insoportables de Jordania, Irak, Turquía y el Líbano. Eso ha hecho que la atención se centre en las advertencias que han ignorado durante tanto tiempo el hecho de que el enfoque de la ayuda tradicional se ha quedado corto en la crisis de refugiados más devastadora que se ha visto en una generación, dijeron Belhaj y otros.

Bajo el enfoque tradicional, la ONU y otros organismos internacionales son el principal pilar de atención a los refugiados, ya sea mediante la financiación de campamentos para albergarlos, o proporcionándoles ayuda alimentaria y financiera para vivir por su cuenta.

Sin embargo, los fondos de donantes están disminuyendo, ya que la crisis de refugiados de Siria se alarga y la guerra que empezó hace ya cinco años no parece tener un final cercano. La petición de ayuda de este año de 4,5 mil millones de dólares para más de 4 millones de refugiados y las naciones anfitrionas no ha llegado ni a la mitad. Las agencias de ayuda han tenido que reducir drásticamente la cantidad de alimentos y asistencia en efectivo.

Un conjunto de siete grupos de ayuda internacional, liderado por el Consejo Noruego para los Refugiados, pidió un «nuevo acuerdo» entre los donantes y los países de acogida.

Esto supondría un plan masivo de inversión internacional a cambio de que los países de acogida permitieran que los refugiados trabajaran y darles así la oportunidad de mantenerse a sí mismos.

Los programas de ayuda «no van a ninguna parte en este momento», dijo la semana pasada Jan Egeland, jefe del Consejo Noruego para los Refugiados:

«Lo único que tenemos es un plan de ayuda de emergencia a medias que no es suficiente para satisfacer las necesidades de los refugiados».

Según la propuesta, los gobiernos de acogida de refugiados «dicen "sí, pueden trabajar, sí, pueden contribuir a nuestra economía y nosotros también podemos hacer que nuestra población forme parte de este Plan Marshall de reconstrucción"», dijo Egeland, excoordinador de ayuda de emergencia de la ONU.

Por otra parte, el Banco Mundial está trabajando en el desarrollo de nuevas ideas para recaudar miles de millones de dólares para realizar inversiones a gran escala.

El plan tiene como objetivo ayudar a los países receptores a construir infraestructuras, adecuar sus economías y hacer frente a los altos costes de la población refugiada. Finalmente, se ampliaría para reconstruir Siria, Libia y Yemen, países asolados por la guerra. El banco estima que la reconstrucción de Siria costará 170 mil millones de dólares en 10 años y la de Liba otros 100 millones de dólares.

«En realidad esas cantidades ... no están disponibles en la actualidad en efectivo para darlas como subvenciones», dijo Belhaj. En cambio, se obtendrán grandes cantidades de los mercados financieros.

El Banco Mundial emitiría bonos especiales garantizados por los donantes. Los países anfitriones también podrían pedir prestado grandes sumas al banco y los donantes pagarían la mayoría o todos los intereses.

Jordania y Líbano dicen que necesitan ayuda masiva para construir nuevas escuelas y nuevas viviendas y reformar los sistemas de agua y electricidad que están en ruinas, sobre todo ahora que se encuentran abrumados por el aumento de su población.

Líbano, un país de 4 millones de ciudadanos, cuenta con más de 1 millón de refugiados. Jordania, con 6,4 millones de habitantes, cuenta con más de 600.000 refugiados.

Belhaj dijo que «hay que encontrar maneras creativas de hacer que estos refugiados tengan acceso a la actividad económica», lo que se debe coordinar con los países de acogida.

No obstante, dijo que no es realista imponer la condición de que los anfitriones permitan que refugiados sirios trabajen. Obligar a los países a que los absorban en el mercado laboral antes de que empiece a llegar el dinero para el desarrollo sería demasiado, dijo.

«No podemos imponer nada» dijo. Egeland argumentó que la compensación debe explicarse desde el principio.

«Los gobiernos anfitriones tienen miedo, de verdad ... Tienen miedo de integrar a los refugiados en su economía, lo que creo que está mal», dijo. «Podrían contribuir al crecimiento económico y a la creación de empleo si no hay inversión internacional en paralelo».

Jordania ha visto tensiones entre pobres jordanos y los refugiados sirios que compiten por los escasos recursos. Los sirios que trabajan ilegalmente en la construcción, la agricultura y otros sectores han provocado una bajada salarial, y los alquileres en los barrios pobres han aumentado considerablemente con la llegada masiva de refugiados.

Los planes del Banco Mundial se propusieron por primera vez el mes pasado en una reunión en Lima, Perú, con la presencia del jefe de la ONU, los altos funcionarios del Banco Mundial y representantes del Banco Islámico de Desarrollo.

Los detalles se desarrollarán a principios del próximo año, dijo Belhaj. «Hubo un apoyo muy amplio para esas iniciativas ... especialmente para las relacionadas con los refugiados».

La crisis de los refugiados de Siria también es un tema central en la cumbre del G-20 que comenzó el domingo en Turquía, con los líderes de algunas de las economías más grandes del mundo.

Grupos que representan a empresas, a la sociedad civil, al trabajo, a las mujeres y a los jóvenes están haciendo un llamamiento a los líderes del G20 para apoyar los programas de desarrollo en el Líbano, Jordania, Irak y Turquía.

En un comunicado, los grupos de ayuda dicen que los países del G-20 deben ir «más allá de la prestación de asistencia humanitaria para incluir apoyo económico a medio y largo plazo» para los refugiados y los países de acogida.

El éxodo de los refugiados a Europa podría servir de catalizador para el cambio, dijo Egeland.

«Quieren estar cerca de sus casas» dijo en relación a los refugiados. «Pero hoy en día, solo se les proporcionan opciones desesperadas. No hay trabajo, ni futuro, ni familia, ni esperanza aquí. Eso no es suficiente. Hay que invertir en esperanza para ellos, invertir en desarrollo, invertir en trabajo».

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