Hoy la deuda comprada por los clientes pasará a ser acciones de la entidad financiera, perdiendo de media un 35% del capital invertido.
Ya está aquí el 25 noviembre de 2015 y tal y como había advertido el Banco Popular no ha habido solución salomónica como en 2012 para evitar que los clientes que compraron sus bonos convertibles en 2009 vean cómo se volatiliza casi la totalidad de su dinero. En esta fecha la deuda comprada por los clientes pasará a ser acciones de la entidad financiera, perdiendo de media un 35% del capital invertido (teniendo en cuenta los intereses).
En 2009 Banco Popular emitió 700 millones de euros en bonos convertibles en acciones como método para sufragar las necesidades de capital de aquel momento. Esa emisión coincide en el tiempo con la comercialización masiva que otras entidades financieras hicieron de participaciones preferentes. Pero la complejidad del producto diseñado por Banco Popular y las dificultades financieras por la que desde entonces ha atravesado la entidad han transformado este en uno de los productos de inversión con mayores pérdidas de los comercializados por la banca española.
Un año antes del vencimiento, en 2012, y ante las cuantiosas pérdidas del producto, se propuso cambiar sus bonos por otros que retrasasen la conversión en acciones hasta el 25 de noviembre de 2015. Parecía tiempo suficiente para que la economía se recuperase y enjugar las pérdidas. Pero ha llegado el día y pese a que la situación económica ha recuperado algo de tono, no lo ha hecho la cotización de la entidad. Las pérdidas se derivan de que el precio de conversión de la acción está fijado en 17,69 euros, cuando su cotización actual no llega a los 3,38 euros.
Los bonos vencen y las pérdidas nominales alcanzan el 80%, aunque con los intereses cobrados durante estos seis años se pueden quedar en un 35% del capital inicial aportado. Una situación que algunos afectados ya detectaron hace meses e incluso años y prefirieron no esperar hasta el momento de la conversión para reclamar ante los tribunales.
Alrededor del 30% de los afectados ha iniciado acciones legales contra el banco. Gracias a los más avezados, las primeras sentencias sobre convertibles de Banco Popular han empezado a conocerse en los últimos meses como puede verse en la página web de la asociación de afectados por abusos bancarios Asufin y en el registro de jurisprudencia del Consejo General del Poder Judicial.
En base a esta experiencia en los tribunales ya es posible detectar cuáles fueron las principales debilidades del Banco Popular en la colocación de estos productos y son las siguientes.
Errores burocráticos
«El producto es muy parecido a los Valores Santander. Pero mientras los de Banco Santander tenían todo el proceso de colocación muy amarrado de cara a demandas futuras, en el Popular fueron mucho más descuidados a la hora de hacer firmar documentos a los clientes», explica Marcelino Tamargo, abogado fundador de Espacio Legal.
Perfil muy conservador
Otra debilidad que juega muy en contra de Banco Popular de cara a su defensa ante los tribunales es el perfil de los clientes de este producto. La mayoría son financieramente muy conservadores y con muy poca cultura inversora, en línea con los afectados por las participaciones preferentes.
Un producto muy complejo
La primera vez que los jueces escucharon hablar de este tipo de productos pensaron que cualquier cliente que los aceptara sabría que estaba asumiendo un riesgo. Cuando se han adentrado en los casos se han dado cuenta que, tal y como estaba explicado ese riesgo, pocos podrían haber adivinado las cuantiosas pérdidas que iba generar.
Falta de transparencia
En 2012, Banco Popular propuso a sus clientes la ampliación del plazo de conversión obligatoria de sus bonos convertibles para evitar las cuantiosas pérdidas, pero como han detectado ahora abogados y jueces en aquel trámite faltó transparencia.
Vano intento por descargar responsabilidades
El Tribunal Supremo ha sentado jurisprudencia según la cual asegura que las entidades financieras deben acreditar que explicaron bien y con tiempo suficiente de la complejidad y riesgos del producto.
El momento judicial juega en contra de la entidad
La sensibilidad y los conocimientos de los jueces ante los abusos bancarios están a años luz de la que había cuando comenzaron a llegar a los tribunales las primeras demandas de Valores Santander. En aquel momento, la entidad presidida por Botín consiguió que los jueces le dieran razón bien porque su comercialización estaba mejor justificada, bien porque muchos jueces ni siquiera eran conscientes de lo que estaban juzgando. Lo cierto es que aquellas primeras demandas a favor sentaron una jurisprudencia que ha permitido a Banco Santander sacar pecho de la cantidad de casos que ha ganado en los tribunales y ha dificultado a otros afectados su defensa.
Todo apunta a que, en este caso, Banco Popular no podrá hacer lo mismo. Casi sin estallar el problema ya hay demandas en su contra y en estos seis años los jueces se han hecho un máster acelerado en abusos financieros.