Los mercados envían señales de socorro
Página principal Finanzas

El exjefe de la misión del FMI en Alemania e Irlanda, profesor de Princeton y economista Ashoka Mody habla de por qué deberíamos prestar atención a los inversores asustados.

En medio de una de las peores caídas del mercado de la historia, un coro de comentaristas económicos tranquilizadores insiste en que los fundamentos globales son sólidos y los inversores están reaccionando de forma exagerada, comportándose como una multitud presa del pánico. Puede que se equivoquen.

Considere lo equivocados que estaban los economistas sobre los efectos de la debacle financiera de 2008. En abril de 2010, el Fondo Monetario Internacional dio la crisis por finalizada y pronosticó un crecimiento global anual del 4,6% en 2015. En abril de 2015, la previsión se redujo al 3,4%. Cuando se hagan públicos los resultados del débil último trimestre, la realidad será probablemente un 3% o menos.

Líneas de falla

Los economistas están acostumbrados a los modelos lineales, en los que los cambios siguen un camino relativamente gradual y predecible. Sin embargo, debido en parte a las turbulencias políticas y económicas de los últimos años, vivimos en un mundo altamente no lineal. El físico danés Per Bak explicó que después de largas ausencias, los terremotos se suceden rápidamente.

La crisis subprime de 2007 violó la línea de falla inicial. Afectó a los bancos estadounidenses y europeos que se habían permitido demasiados excesos. Los estadounidenses respondieron y controlaron el daño.

Sin embargo, las autoridades de la zona euro no lo hicieron, lo que los hizo aún más vulnerables ante el terremoto que afectó a Grecia a finales de 2009. Los europeos siguieron construyendo refugios temporales a medida que la crisis bancaria y de deuda soberana ganaba fuerza.

Agitación en China

También está China, que mantuvo brevemente la unidad de la economía mundial en medio de lo peor de la crisis. Solo en 2009, los chinos generaron un crédito equivalente al 30% del producto interior bruto, impulsando la demanda de productos y equipos globales. Los alemanes se beneficiaron en particular de la demanda de automóviles, máquinas herramientas y carriles de alta velocidad. Esto activó las cadenas de suministro en toda Europa.

Pero China es cada vez más una fuente de riesgo que de resistencia. No hay que prestar atención al PIB de China, que casi seguro es una declaración política. Las importaciones del país se han desplomado. Esto es preocupante, ya que se trata del epicentro del comercio mundial. Las ondas de choque procedentes de China pueden alcanzar todas las líneas de falla globales, por lo que es una potente fuente de turbulencias financieras.

China no es capaz de hacer frente a sus problemas. Su vasta sobrecapacidad industrial y los desarrollos inmobiliarios fantasma deben ser destruidos. Cuando esto suceda, gran parte del sistema financiero caerá. Las pérdidas resultantes tendrán que ser distribuidas con la ayuda de un fuerte proceso político. Incluso si la estructura de gobierno del país consigue adaptarse, este cambio necesario podría provocar que la desaceleración de China continúe durante años.

Europa no puede quedarse al margen

Más allá de China, Europa sigue siendo la línea de falla más grave. Los bancos italianos están cargados de préstamos incobrables. Al igual que sucede en gran parte de la zona euro, las autoridades esperaban que los problemas de la banca simplemente desaparecerían. Ahora, sin embargo, el gobierno tendrá que asumir parte de las pérdidas, lo que debilitará las ya frágiles finanzas públicas de Italia. La deuda soberana del país, que es del 134% del PIB, es apenas sostenible. Y peor aún, la economía está estancada: el PIB per cápita es menor hoy que en el año 1999, cuando Italia adoptó la moneda única. Resulta imposible que un país que no crece pueda pagar sus deudas.

En pocas palabras, Grecia y sus acreedores están involucrados en una guerra de desgaste sin fin. Los acreedores - Alemania en particular - siguen comprometidos con la austeridad fiscal, algo a lo que la maltratada economía griega no podrá hacer frente. Si Grecia finalmente abandona la zona euro, toda la unión monetaria podría desaparecer.

Al igual que en China, el problema fundamental de Europa es una estructura política y de gobernanza obsoleta. La gestión de tantas naciones en un sistema semi-jerárquico bajo la hegemonía alemana ha dejado de funcionar. La tragedia de la crisis de los refugiados puede ser el imprevisto golpe final.

Una de las razones por la que los temblores han persistido tanto tiempo y están causando tanto daño, es que el principal impulsor de unos mejores niveles de vida - el crecimiento de la productividad - ha sido muy débil. A su vez, las persistentes dificultades económicas están afectando mayoritariamente a las poblaciones vulnerables, fomentando la ira y forzando el cambio político, que a veces resulta perjudicial.

Los mercados financieros suelen equivocarse. Pero lo hacen mejor que los economistas a la hora de detectar la no-linealidad, los momentos críticos donde se producen cambios fundamentales. La política, la economía y las finanzas están amenazando con mover las placas tectónicas. Este es un mal momento para mirar hacia otro lado.

Fuente: BloombergView

Por favor, describa el error
Cerrar