Arabia Saudí: la reforma económica afectará al mercado del petróleo
Faisal Al Nasser/Reuters
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Las reformas en el sector de la automoción y la economía pueden tener mucho en común.

La agencia Bloomberg publicó una entrevista con el Príncipe Heredero Sustituto Mohamed bin Salman inmediatamente después de que Elon Musk revelara la oferta de Tesla (NASDAQ: Tesla Motors [TSLA]) para el dominio del mercado público en el ámbito de los vehículos eléctricos, el Model 3. Al igual que Musk —“Nosotros no fabricamos vehículos lentos”—, hubo más de un momento de jactancia en las palabras del príncipe.

Los planes de incluir Saudi Aramco e integrarlo en un supuesto Fondo Público de Inversión de varios billones de dólares —“Sin duda alguna, será el mayor fondo del mundo”— equivalen a nada menos que una transformación de la economía de los líderes de facto de la OPEP.

Cambiar de forma drástica la industria mundial del automóvil parece incluso una tarea más fácil de lo que se cree. Sin embargo, ambos intentos están ligados y crean una situación para el petróleo que a larga muestra una tendencia bajista —aunque con un giro alcista en potencia a corto plazo.

Una buena regla general en lo que se refiere a declaraciones públicas de reforma por parte de autocracias opacas, es el hecho de que, por lo general, lo hacen cuando realmente no tienen otra opción. Arabia Saudí tiene más dinero guardado gracias al boom del petróleo que otros países; pero, desde su apogeo en 2014, sus reservas de intercambio extranjero han caído en más de una quinta parte. Como muestra este gráfico de RBC Capital Markets, dista mucho de poder equilibrar el presupuesto a los precios actuales:

Arabia Saudí, al igual que otros muchos países dependientes de materias primas, hablan de reformas periódicamente cuando el mercado comienza a caer. Pero las propuestas del príncipe Mohamed van más allá que cualquier cosa que se haya dicho anteriormente; incluso la cotización doméstica parcial de Aramco supondría cruzar el Rubicón. Asimismo, vender acciones tras la caída del principal producto de su empresa es algo que, por lo general, no aconsejan en Wall Street.

Si el plan da frutos, Riad le está enviando un mensaje claro a sus socios de la OPEP y al resto del mundo: aunque es posible que los precios del petróleo sigan subiendo o bajando desde este punto, el juego se ha terminado.

El último boom del petróleo trajo mucho dinero para los productores de petróleo, pero también liberó dos fuerzas.

Una de ellas es la producción de esquisto. Incluso si ahora se encuentra en fase de retroceso —como confirmaron los informes laborales del pasado viernes— el boom del esquisto en Estados Unidos ha abierto una posible fuente importante de suministro rival, dirigido por empresas en lugar de políticos. La propia política de Arabia Saudí de maximizar la producción es un reconocimiento en sí mismo de que la competencia supera a los cárteles en el mercado del petróleo actual.

Hay que señalar también que el príncipe habló de ampliar la capacidad de refinación de Aramco, añadiendo así otro exceso menos obvio en el mercado petrolífero mundial. También añadió que una suspensión de suministros tendrá lugar solo si Irán, el principal rival geopolítico, va en contra de sus propios intereses y se une a él. Sus palabras hicieron que los precios del petróleo volvieran a la zona negativa durante el año. En cuanto a la demanda, el último boom revivificó los esfuerzos por limitar el consumo de petróleo, incluyendo inversiones en coches eléctricos como los fabricados por Tesla.

Aunque sería mejor esperar antes de comprar las acciones en la empresa de Musk, el príncipe no debería olvidar que Tesla obtuvo depósitos de 1.000 dólares de 180.000 Model 3 en menos de 24 horas, más que todos los vehículos que ha vendido hasta la fecha.

Con el cuestionable crecimiento de la demanda del petróleo chino, y Arabia Saudí buscando buenas razones para cubrir su riesgo a largo plazo, adquirir coches eléctricos puede que no sea un mal lugar para comenzar. La verdadera capacidad del fondo de Riad sigue siendo una pregunta abierta. La afirmación que hizo el príncipe de que sería un fondo de varios billones de dólares en cuanto Aramco sea puesta a la venta es sospechosa por dos razones.

En primer lugar, aunque Aramco es muy respetada en la industria del petróleo, sigue siendo casi un ministerio - tal y como es el caso de otras empresas petroleras estatales - hecho que dará lugar a un descuento en su valoración, sobre todo si la privatización se limita a la venta de un pequeño tanto por ciento de la empresas en la Bolsa local de Tadawul.

En segundo lugar, aunque en teoría la parte restante de Aramco proporcionará los recursos necesarios, su utilización para llevar a cabo adquisiciones haría que el gobierno pierda poder sobre la empresa. ¿Hasta qué punto está la familia real dispuesta a ceder el control de la empresa? Sin embargo, las propuestas del príncipe Mohammed representan un cambio radical en el mercado mundial del petróleo. El aumento de la demanda de petróleo y del precio, cosas que antes se daban por hecho, ahora están siendo sometidas a tela de juicio en el corazón mismo del mercado.

Las consecuencias de todo esto no son agradables. Las reformas de Arabia Saudí significarían cambios económicos, políticos y militares en la región.

Además de los cambios en la oferta y la demanda mundial de petróleo, Riad está haciendo frente a una población joven inquieta en una zona peligrosa. El país también está siendo testigo de la fragmentación de gobiernos y alianzas que llevaban funcionando más de 40 años - el ejemplo más desconcertante es el acuerdo nuclear entre EE. UU. e Irán. Es en el momento en el que los regímenes oxidados se ven de repente obligados a llevar a cabo reformas cuando son más vulnerables a las fuerzas internas que no pueden controlar. La experiencia de la antigua Unión Soviética con la perestroika y la glasnost es un buen ejemplo, ya que también se debió en parte a la caída de los precios del petróleo.

Sin duda, cualquier crisis de proporciones similares en Arabia Saudí supondría la interrupción de la producción de petróleo y la subida de los precios a nivel mundial. También podrían dar un golpe decisivo al monopolio del petróleo como fuente de energía.

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