Los bancos británicos ya están desarrollando planes de contingencia ante el comienzo de las negociaciones del Brexit, previstas para marzo. Explican lo que está en juego y cuáles podrían ser las consecuencias.
El Brexit podría cambiar la situación de los grandes bancos de inversión con sede en Londres. El inicio de las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea se aproxima y los bancos se apresuran a elaborar planes de contingencia para asegurar que todavía puedan hacer negocios en toda Europa.
Los periodistas del Wall Street Journal hablaron con los banqueros, abogados y consultores que han elaborado una guía para el mundo de la banca de inversión tras el Brexit.
¿Qué está en juego?
Durante años, los bancos de inversión internacionales eligieron a Londres como su sede europea, en parte porque la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea permite hacer negocios en todo el bloque. Por lo tanto, el principal temor al Brexit es la pérdida de acceso al mercado único de bienes y servicios de la UE, también conocido como "Espacio Económico Europeo".
¿Qué es eso?
Las normas del Espacio Económico Europeo (EEE) permiten a las entidades financieras con filiales en la Unión Europea vender servicios o crear sucursales en cada uno de los miembros del bloque con unas regulaciones mínimas. Paradójicamente, no existe una única ley, sino que hay nueve directivas europeas diferentes relacionadas con la cuestión. Cada una cubre un área diferente de la actividad financiera, desde el seguro a la gestión de activos y el comercio.
¿Qué están haciendo los bancos de inversión?
La mayoría de ellos está trabajando en el supuesto más desfavorable, según el cual el sistema financiero del Reino Unido quedaría excluido de la Unión Europea. Este caso requeriría crear una entidad en la UE para tratar con los clientes allí. Los prestamistas están analizando sus negocios para averiguar donde tienen que trabajar.
Además, los bancos también están calculando los márgenes de beneficio de cada producto para ver si vale la pena continuar ofreciéndoselo a los clientes de la UE. Por razones presupuestales, los bancos pretenden ampliarse en las ciudades europeas donde ya cuentan con una licencia bancaria y la infraestructura básica.
¿Cómo podrían los bancos de inversión reestructurarse?
El objetivo es continuar sirviendo a clientes europeos importantes, afectando lo menos posible al personal y capital empleado en las operaciones existentes en el Reino Unido. Esta no será una tarea fácil. En general, los bancos de inversión están considerando cuatro modelos:
1. El modelo enlace
Los bancos mantienen a la mayoría de sus comerciantes y equipos de confianza en el Reino Unido. Los equipos de ventas en la Unión Europea "introducen" clientes en la entidad del Reino Unido. Éste es el modelo ideal para los bancos ya que no requeriría una amplia reorganización de sus actividades ni mantener una reserva de capital en la UE. Los abogados sostienen que las autoridades reguladoras de la Unión Europea probablemente no firmarían este modelo porque no les permite supervisar lo suficientemente a los bancos.
2. Filiales europeas
En la década de 1990, antes de la creación de la moneda común europea, los bancos tenían una serie de licencias con diferentes países europeos. Muchas de estas licencias podrían reactivarse. En lugar de crear subsidiarias totalmente capitalizadas, los bancos del Reino Unido o Estados Unidos podrían abrir filiales en determinados países donde ya tienen licencias. A diferencia de una subsidiaría, que es esencialmente un banco local, una filial funciona como un puesto avanzado de la oficina central.
- Ventaja: Los bancos no tienen que mantener su capital en las filiales de la Unión Europea.
- Inconveniente: Los bancos solo podrían realizar sus actividades donde tengan una filial, por lo que no podrían acceder a clientes de toda la Unión Europea.
Cada país necesitaría su propia filial. Este modelo podría funcionar para los bancos más pequeños. Sin embargo, la Unión Europea ya está analizando las normas que obligarían a los grandes bancos a crear sociedades de cartera dentro del bloque.
3. El modelo "back to back"
Este modelo requiere que cada banco cree un departamento que cumpla los estándares corporativos y contrate a algunos comerciantes para una entidad de la Unión Europea. Las operaciones se realizarían en la UE y luego pasarían a una entidad más grande en el Reino Unido o incluso en Nueva York.
La ventaja de este modelo es que, debido a que el riesgo proviene de una entidad de la Unión Europea, probablemente no tendría que mantener tanto capital. Además, necesita menos infraestructura. No obstante, como en el caso anterior, requeriría el consentimiento de las autoridades reguladoras.
4. El banco a gran escala
Si las otras opciones no funcionan, está este modelo. Los prestamistas recrean una "mini" versión de su banco de inversión del Reino Unido en la Unión Europea. Esto requeriría una inversión de capital significativa, infraestructura comercial, cumplimiento de las normas y alta dirección para estar en vigor en cualquier país que se elija. Este sería el resultado más costoso para los bancos y dado que los márgenes de beneficio de los bancos de inversión son menos amplios de lo que solían ser, algunas entidades podrían decidir que no vale la pena preservar el negocio. Es probable que las autoridades reguladoras aprueben este modelo.
¿Qué trabajos se verían afectados?
La mayoría de los banqueros afirman que todavía no lo saben. La Unión Europea no ha proporcionado una definición amplia de lo que considera hacer negocios transfronterizos con un país no perteneciente al bloque. Por lo tanto, depende de en qué país europeo tiene la sede el banco.
En general, los bancos piensan:
Trabajos más susceptibles de transferirse a la UE
El personal de ventas que hace negocios con clientes de la Unión Europea. Esto abarca una gran cantidad de actividades, entre las que se incluyen la compra y venta de acciones y derivados, la posibilidad de ofrecer préstamos y la prestación de servicios como la custodia y liquidación.
Más adelante en la jerarquía, la situación está tan clara. Los reguladores podrían exigir departamentos que se encarguen del cumplimiento de los estándares corporativos, back-office y apoyo legal para tramitar esas transacciones. También podría ser necesaria la presencia de los que asumen los mayores riesgos, como los comerciantes y los altos directivos. Las consideraciones empresariales también entrarán en juego. Por ejemplo, los bancos podrían querer mantener físicamente a sus equipos comerciales y de ventas juntos, incluso si los reguladores no lo requieren.
Trabajos menos susceptibles de transferirse a la UE
Los servicios de asesoramiento sobre fusiones, por ejemplo, podría proporcionarse desde fuera de la Unión Europea, porque no se considera la venta de un producto financiero. Otros servicios "auxiliares", como la contabilidad o la investigación de inversiones también podrían realizarse en un Reino Unido fuera de la UE.
La incertidumbre se refleja en las estimaciones de los consultores sobre el impacto del Brexit. Por ejemplo, Oliver Wyman cree que Londres perderá entre 3.000 y 35.000 puestos de trabajo.
Londres es un importante centro financiero. ¿Está el resto de la UE dispuesta a reclamarlo?
Ciudades como Frankfurt, París y Dublín seguramente quieren una parte. Todas aceptarían al menos algunas de las actividades financieras de Londres. Sin embargo, los políticos y reguladores nacionales podrían no ser tan dispuestos. Con los grandes bancos de inversión vienen grandes balances de inversión. Países como Irlanda, que se endeudaron profundamente para financiar rescates bancarios durante la crisis de la eurozona, podrían no querer asumir el riesgo.
¿Es una reorganización a gran escala inevitable?
No. Hay algunas maneras de evitarla. La más sencilla sería que el Reino Unido firme un nuevo tratado con la Unión Europea que mantenga el acceso de sus bancos al mercado único. Los líderes europeos han dejado claro que dicho acuerdo solo se acepta si el Reino Unido sigue permitiendo a sus ciudadanos trabajar y viajar en el Reino Unido. Dado que muchos defensores del Brexit están dispuestos a reforzar las fronteras, esta opción parece difícil de llevar a la práctica. Pero todo es cuestión de negociación.
Una opción es que el Reino Unido se una al Espacio Económico Europeo (EEE), un grupo más grande que comprende la Unión Europea más Islandia, Liechtenstein y Noruega. Esos países adicionales se rigen por algunas, pero no por todas, las normas de la UE y tienen acceso a algunos, pero no a todos, los derechos del EEE. Sin embargo, esta opción parece poco probable ya que los países del EEE también tienen la obligación de permitir la entrada de trabajadores extranjeros.
Otra opción: En teoría, al menos, las normas que entran en vigor en 2018 permiten a las empresas no pertenecientes a la Unión Europea acceder al mercado único si sus países tienen regímenes reguladores adecuados. Las autoridades de la UE tendrían que decidir conceder este estatuto de "equivalencia" al Reino Unido – y solo se aplicaría a algunas de las actividades que realizan los bancos. Además, las autoridades de la Unión Europea podrían retirar la equivalencia cuando lo estimen oportuno. Eso hace difícil elaborar un plan de negocios.
Si ninguno de estos modelos funciona, los clientes europeos podrían ir a Londres. Algunas corporaciones simplemente podrían optar por seguir haciendo negocios con bancos ubicados en Londres. Podrían hacerlo si sus propios instrumentos financieros estuvieran basados el Reino Unido. Eso podría ser atractivo para las grandes empresas que quieren sumergirse en los masivos mercados de capital de Londres. Pero es probable que no sea una opción para la mayoría de las empresas más pequeñas.
¿Qué pasaría después?
Los banqueros esperan que las negociaciones del Brexit tarden años en iniciarse. Se espera que comiencen a finales de marzo, pero podrían hacer frente a problemas jurídicos. A las negociaciones de dos años podrían seguirle un período de transición, que dura varios años más y permite que los bancos reorganicen sus operaciones. Los bancos continuarán trabajando en planes de contingencia, acelerándolos si las cosas no van a su favor.
Dicho esto, es imposible que los grandes bancos cambien de la noche a la mañana. Necesitarán que se elabore un plan estable con algunos años de antelación y estas decisiones no se pueden tomar en la víspera del Brexit. Así que por ahora la incertidumbre reina en el mercado.