¿Creía que la lira iba a tener las cosas fáciles ahora después de las pérdidas registradas durante el año pasado? La cosa no va a ser nada fácil.
La ya complicada situación política de Turquía se ha visto exacerbada por la inacción del banco central y por una inflación más alta de lo esperado, lo que ha provocado que la lira (USD/TRY) se convierta en la moneda con el peor rendimiento de 2017.
La divisa ha caído un 8,6% frente al dólar durante los primeros ocho días de operaciones del año, lo que se suma a la caída del 17% registrada el año pasado. Ya ha alcanzado nuevos récords en 6 de esos 8 días. La caída de la lira ha sido tan pronunciada que ha dejado a todas las otras monedas importantes detrás de su estela: la siguiente moneda con peor rendimiento en 2017 es el peso mexicano (USD/MXN), que ha perdido alrededor de la mitad de su valor.
Los daños provocados por este desplome son innumerables. Pero, ¿por qué se está depreciando la libra? A continuación presentamos unos cuantos gráficos que lo explican.
Un banco central que no interviene
Mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos se encuentra en un ciclo de ajustes, el banco central turco no está haciendo nada. Debido a la contracción de la economía por primera vez en siete años según los datos más recientes, el banco central, liderado por el gobernador Murat Cetinkaya, está siendo presionado tanto por los políticos como por el presidente Recep Tayyip Erdogan para que apoye el crecimiento. Las declaraciones del banco hacen pensar que este no tiene la intención de subir los tipos, por lo que la lira se ha convertido en un objetivo fácil para las ventas en corto.
Conforme aumentan los rendimientos de los mercados desarrollados, los inversores exigen unos rendimientos relativamente más altos para así mantener los activos denominados en liras. Sin embargo, en lugar de subir los tipos para reforzar la moneda del país, el banco central redujo en marzo su tasa máxima de préstamos en 250 puntos básicos antes de aumentar su tasa de préstamos overnight en 25 puntos básicos y la tasa de recompra de una semana en 50 puntos. Estos han sido los únicos aumentos de los tipos en tres años en un período en el que la lira ha perdido alrededor de un 15% anual de su valor. El mes pasado, el banco mantuvo sin cambios los tipos a pesar de que la moneda del país se encontrara bajo una mayor presión tras la subida de los tipos de la Fed.
Inflación
La debilidad de la moneda está alimentando la inflación. El aumento de los precios al consumidor subió hasta el 8,53% el mes pasado, esto es más de 3,5 puntos porcentuales por encima del objetivo del banco central, convirtiéndose en el sexto año consecutivo que no se cumple dicho objetivo. Los estrategas de UniCredit esperan que la inflación se eleve hasta un 12% este año y recomiendan a los inversores comprar bonos en la moneda local.
La inflación es un problema para una economía que depende del efectivo extranjero para financiar un déficit en cuenta corriente de alrededor del 5% del PIB este año. La subida de los precios disuade a los inversores extranjeros, quienes temen que sus activos pierdan valor debido a la inflación y a una moneda más débil.
Los residentes
Los turcos están dando de lado la lira. El 2 de diciembre, el presidente Erdogan instó a los ciudadanos a defender su moneda:
"Los que escondan dinero debajo de la cama deben convertir su dinero en oro; Deben ir a los bancos y convertir su dinero en liras", dijo.
Los he hayan hecho caso a la llamada del presidente habrán perdido el 6,6% del valor de sus ahorros, pero los datos de los depósitos de divisas sugieren que el llamamiento de Erdogan no ha recibido un gran seguimiento por parte de los ciudadanos.
Deuda de las empresas
Las empresas turcas tienen una gran deuda después de haber pedido prestado mucho dinero y ahora se enfrentan a grandes pasivos en moneda extranjera. La diferencia entre los pasivos y los activos extranjeros del sector corporativo ascendió a un récord de 213.000 millones de dólares en septiembre.
Conforme la lira se debilite, esas empresas querrán comprar dólares para pagar sus deudas, lo que es probablemente una de las razones por las que la intervención del banco central del martes, cuando redujo la cantidad requerida de reservas en moneda extranjera de los bancos, no ha impulsado la recuperación de la lira. En una entrevista con Bloomberg el martes, el ministro de Economía, Nihat Zeybekçi, dijo que el país está barajando la posibilidad de aplicar mayores restricciones a los préstamos extranjeros de las empresas.
Política
Tras dos elecciones nacionales en 2014 y 2015, Turquía consiguió evitar un sangriento intento de golpe de Estado el año pasado. En 2015 el país reanudó una campaña de bombardeos contra los separatistas en el sureste y sufrió una serie de ataques terroristas en las principales ciudades perpetrados por militantes kurdos y de ISIS. Una hora antes del comienzo de 2017, un pistolero del Estado Islámico mató a 39 personas en un club nocturno de Estambul, un sombrío recordatorio de que esos problemas están lejos de terminar.
Mientras tanto, el parlamento votó a favor de debatir ciertos cambios en la constitución, un importante paso para transferir la autoridad ejecutiva del parlamento a la oficina del presidente Erdogan. Incluso sin esos cambios, el presidente lleva concentrando el poder en sus manos unos cuantos años, algo que se ha hecho incluso más claro tras el fallido golpe de Estado. La purga que se ha llevado a cabo en represalia por el intento de golpe se ha transformado en una represión contra muchos enemigos - incluyendo algunos funcionarios elegidos.
Problemas ocasionados por la zona horaria
La baja liquidez tampoco es de gran ayuda. El gráfico de abajo muestra que algunos de los movimientos más drásticos registrados por la lira en los últimos siete días de negociación se han producido entre el cierre de la sesión de Tokio y la apertura de la de Londres, lo que pone de manifiesto que el bajo volumen de transacciones durante ese periodo está acentuando la caída de la lira. El jefe del organismo regulador del sistema bancario turco, Mehmet Ali Akben, dijo el lunes que no son los "grandes volúmenes" los que han provocado la caída de la moneda, y que todavía no se encuentra en un nivel en el que las empresas puedan verse afectadas.
Estas declaraciones están en la línea de la actitud de inacción adoptada por los legisladores. El banco central ha evitado llevar a cabo una importante intervención, y los políticos han preferido echarle la culpa a los especuladores, que según ellos, están atacando a la economía turca.
Y todo eso está alimentando la preocupación de que cuando los responsables políticos se reúnan de nuevo el 24 de enero, seguirán mostrándose reacios a subir los tipos.