Todos contra todos: Trump, directores ejecutivos y  accionistas
Mike Segar/Reuters
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Cuando la temporada de reuniones anuales comience en pocos meses, será interesante ver cómo las empresas que han anunciado planes para expandirse en Estados Unidos explican sus decisiones a los inversores.

El aumento de los costes, que no conduce al incremento de los beneficios, normalmente es una forma rápida de reducir el valor de las acciones de una empresa. Pero estos no son tiempos normales. Mire Amazon (NASDAQ: Amazon.com [AMZN]), que la semana pasada anunció planes para ampliar su mano de obra un 55% en Estados Unidos a lo largo de los próximos 18 meses. Eso constituye 100.000 nuevos puestos de trabajo a tiempo completo.

Tras las noticias, el precio de las acciones de Amazon subió un 1,8%. Eso es sorprendente porque lo único que preocupó a los accionistas de Amazon es el anuncio de un mayor gasto. Las acciones de la empresa cayeron un 5% en octubre, un día después de que sus resultados del tercer trimestre mostraron un gasto mayor de lo esperado, que según la compañía, continuaría durante todo el año.

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Los fabricantes de automóviles y otros han eludido la cuestión, aceptando mantener los puestos de trabajo en Estados Unidos mientras que al mismo tiempo siguen adelante con sus planes para trasladar algunas operaciones al extranjero. General Motors ha sido la más honesta, diciendo de una manera muy diplomática que sus planes de gasto de capital se establecen años antes.

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En muchos aspectos, los fabricantes de automóviles son un objetivo fácil para el presidente electo Donald Trump, ya que comenzaron como fabricantes estadounidenses cuando el comercio era limitado y aumentaron lentamente sus ventas y producción a nivel global. Para las empresas que crecieron en la era de la globalización –y esto incluye casi a todas las empresas de tecnología y biotecnología además de a muchos minoristas– las cadenas de suministro y las ventas a nivel mundial formaron parte del negocio desde el principio. Cumplir con las demandas de Trump requeriría una reorganización empresarial total.

Por ahora, parece que la mejor estrategia es apaciguar a Trump y luego hacer negocios como estaba planeado. Con solo el guiño de un ejecutivo que se relaciona con inversores, los accionistas entenderán el juego.

Amazon realmente podría contratar a 100.000 personas en su vasta y creciente red de centros logísticos, pero es poco probable que estos sean los puestos de trabajo que Trump ha prometido crear. Colin Sebastian, de Robert W. Baird, destacó que el 53% de las ofertas de trabajo pertenecen al sector de la tecnología y el 21% al de la administración. Y, a pesar de que promete contratar, Amazon tiene una responsabilidad significativa en el recorte de personal entre los minoristas. También es la empresa pionera en el uso de drones para entregar paquetes, lo que finalmente podría acabar con los trabajos de repartidor.

Mucho depende de cómo actúe Trump cuando tome posesión del cargo. Si presiona a los negocios, las empresas podrían tener que cumplir sus promesas. En ese caso, sería fácil para las compañías explicar sus acciones a los inversores, quienes tendrían la opción de aceptar la asignación indebida del capital o moverse a industrias que no estén bajo la mirada del presidente.

Cabe citar la conocida declaración del fundador de Alibaba (NYSE: Alibaba Group Holding [BABA]), Jack Ma, que tiene una amplia experiencia en dirigir negocios bajo un gobierno opresivo e impredecible: "Enamorarse pero no casarse". Después de reunirse con Trump a principios de este mes, Ma hizo vagas promesas de ayudar a un millón de pequeñas empresas estadounidenses vendiendo sus productos en China. Trump dijo:

"Jack y yo vamos a hacer grandes cosas".

No está claro que Trump sea consciente, pero sus amenazas a las empresas plantean serios problemas para el futuro de la economía estadounidense. La proporción del PIB de los beneficios empresariales frente a la mano de obra ha aumentado significativamente en las últimas décadas. Una manera de incrementar el sueldo de los trabajadores es sacarlo de los beneficios.

Las amenazas a través de twitter previas a la toma de posesión de Trump podrían ser nada más que la salva inicial en las negociaciones. O podría querer compartir la riqueza de las ganancias corporativas. Si el crecimiento global sigue siendo lento, la única manera de obtener más dinero en efectivo para los trabajadores es cortar el pastel de manera diferente. Esto dejará a los ejecutivos de las empresas entre la espada y la pared, por un lado un presidente impredecible y por otro los exigentes accionistas. Es una situación que no aprendes en la facultad de economía.

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