Cuando el dinero no es del todo real
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La asesora financiera Liz Weston presenta un par de ejemplos de cómo nuestro cerebro nos hace gastar dinero imprudentemente.

El dinero es el dinero, ya sea en efectivo, en tarjetas de plástico o bits codificados de datos que circulan entre ordenadores por internet.

Sin embargo, nuestro cerebro no ve todo el dinero como igual, debido a lo que los economistas llaman “sesgos cognitivos”:

Gastamos dinero efectivo con más cuidado que cuando pagamos con tarjeta.

Consideramos las devoluciones de impuestos como un golpe de suerte en lugar de un rendimiento de lo que hemos ganado.

Preferimos tener más dinero ahora que en el futuro.

A veces nuestras ilusiones sobre el dinero pueden aprovecharse para bien. El programa "Ahorra más mañana", creado por los economistas Richard H. Thaler y Shlomo Benartzi, hace que la gente se comprometa a aumentar sus contribuciones para la jubilación. Según el estudio inicial de los economistas, los trabajadores que acordaron ahorrar dinero para el futuro casi cuadruplicaron su ritmo de ahorro en cuatro años.

Con demasiada frecuencia, sin embargo, nuestras ilusiones de dinero van en nuestra contra. El hecho de considerar que algunas formas de dinero son menos reales que otras puede salirnos bastante claro. Por ejemplo...

Gastar dinero en diversión

Creemos que los alojamientos de tiempo compartido y las caravanas nos ayudan a ahorrar durante las vacaciones. Sin embargo, cualquier persona que haya tenido una caravana sabrá que esto no es necesariamente cierto. Las personas que se compran una caravana por primera vez suelen subestimar los costes de mantenimiento, reparación y combustible de sus equipos. Los novatos del tiempo compartido podrían llevarse una desagradable sorpresa debido al aumento de las tasas anuales y los problemas de anunciar sus propiedades.

El precio aumenta mucho cuando optamos por la financiación a la hora de comprar. La financiación del alojamiento de tiempo compartido normalmente conlleva unos tipos de interés del 15% o más. Las tasas para un préstamo para una caravana pueden ser menores, pero los préstamos pueden extenderse hasta 10 o 20 años, inflando el coste de la compra entre un 20% y un 50%.

No deberías pedir dinero prestado para financiar lujos, y eso incluye las vacaciones. Si estás decidido a comprar, paga en efectivo y cómprate algo de segunda mano.

Moneda extranjera

Gastamos más de lo que deberíamos durante las vacaciones porque queremos relajarnos y no preocuparnos por cada compra. Como resultado, seis de cada 10 personas gastan más de lo que habían planeado en un principio durante sus vacaciones de verano, según una encuesta realizada el año pasado por Citi ThankYou Premier Card. Si a esto le sumamos que no tenemos realmente claro cuál es el tipo de cambio con la moneda del país en el que estamos de vacaciones, el coste puede acabar siendo bastante alto.

Formas de mantener el gasto bajo control: Comprueba los tipos de cambio antes de salir de viaje para así tener una idea general del valor de tu moneda en ese país. A continuación, utiliza una calculadora o una aplicación de cambio de divisas para verificar los precios sobre la marcha. Elige con cuidado dónde cambias las monedas, ya que algunos sitios son más caros que otros. Utiliza una tarjeta de crédito que no te cobre comisiones por realizar transacciones en el extranjero.

Costes de asistencia sanitaria

Los seguros médicos con una franquicia alta nos ayudan a tener más cuidado con nuestros gastos médicos, ya que debemos hacer frente a los cargos con nuestro propio dinero hasta cierta cantidad.

Sin embargo, resulta difícil tener cuidado en este aspecto, ya que nunca sabes cuándo vas a necesitar asistencia médica ni cuál será el importe de los cuidados. Los proveedores médicos cobran cantidades muy diferentes para los mismos tratamientos, y lo que cobran puede ser muy diferente de lo que aceptarían en realidad. (Por ejemplo, un hospital quería cobrarnos 16.800 $ por una colonoscopia, pero el seguro finalmente pagó 350 $). Los seguros médicos con franquicias altas pueden dar lugar a que la gente posponga lo máximo posible su visita al médico, lo que puede dar lugar a que la factura final sea mucho más alta.

Todos los problemas se reducen a esto: predisposición a mantener el status quo (queremos mantener el dinero en nuestros bolsillos), aversión a las pérdidas (no queremos rebajar nuestro estilo de vida, o gastar menos en cosas que queremos debido al coste de la asistencia sanitaria) y el descuento hiperbólico - el beneficio de mantener nuestro dinero en efectivo parece mucho mayor que el posible beneficio futuro de una buena salud.

La solución es utilizar la contabilidad mental, otra fallo de pensamiento que juega en su ventaja. Si usted opta por un seguro con una franquicia alta, asegúrese de contar con suficiente dinero en efectivo para cubrir esa franquicia y que lo emplea para cuidar de su salud.

Puede que no seamos capaces de cambiar cómo funcionan nuestros cerebros, pero no debemos permitir que su forma de funcionar nos lleve a tomar decisiones estúpidas sobre el dinero.

Fuente: MarketWatch

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