Las 5 peores previsiones económicas del siglo XXI
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Petróleo a 200 $ el barril, oro a 5.000 $ la onza, y ninguna burbuja en el mercado inmobiliario - así sería nuestra vida si los expertos y gurús financieros no se equivocaran.

En lo que llevamos de siglo XXI, ya hemos sido testigos de dos desplomes de la bolsa, una crisis financiera global y la Gran Recesión, de la que todavía no nos hemos recuperado completamente. No sorprende demasiado que los expertos y gurús del mundo de las finanzas se hayan equivocado en muchas cosas.

Sin embargo, hay algunos que se han equivocado demasiado. Estas son las peores previsiones de inversión hasta el momento, en función de lo equivocadas que estaban y de sus consecuencias.

Goldman Sachs: el petróleo alcanzará los 200 $ el barril

En 2005, los analistas de Goldman Sachs pronosticaron que el petróleo subiría hasta los 105 dólares el barril debido a que la escasez de oferta y la explosión de la demanda habían dado lugar a un importante repunte del precio del crudo.

En la primavera de 2008, cuando el petróleo se encontraba por encima de los 100 $, el analista de Goldman Sachs Arjun Murti se atrevió a pronosticar que este alcanzaría los 200 $.

Sin embargo, a los pocos meses el crudo (NYMEX: Futures On Light Sweet Crude Oil (WTI) Apr 2017 [CL]) alcanzó los 147 dólares, y no ha dejado de caer desde entonces debido al exceso de oferta. Ahora el precio del petróleo se encuentra en torno a los 50 $ el barril. Murti abandonó Goldman a principios de 2014.

Doom y Gloom: hiperinflación y el oro alcanzará los 5.000 $ la onza

Faber y Schiff son conocidos por sus pronósticos equivocados. En los últimos años, pocos analistas se han equivocado más que ellos.

En 2009, Faber advirtió que los tipos de interés cero de la Reserva Federal y la compra masiva de bonos (o "impresión de dinero") desencadenarían una hiperinflación parecida a la de la República de Weimar, y que el dólar estadounidense perdería tanto valor como el dólar zimbabuense.

Sin embargo, el desplome del dólar provocado por la Fed se convertiría en una bendición para ese mágico metal, el oro. En 2009, Peter Schiff dijo que el oro alcanzaría los 5.000 dólares la onza, una predicción que ha mantenido desde entonces.

Ninguna de estas previsiones se ha cumplido. Los banqueros centrales esperan con ansia cualquier signo de inflación, el índice del dólar estadounidense se encuentra por debajo de sus niveles máximos de varios años, el gobierno de Zimbabue vinculó su dólar al dólar supuestamente condenado en 2009, lo que ha ayudado a fortalecer tanto su propia moneda que el país sufre ahora deflación.

Mientras tanto, el oro (COMEX: Futures On Gold Apr 2017 [GC]) ha superado los 1.100 $, casi el 40% de su máximo histórico de 2011. Es poco probable que el metal alcance los 5.000 $.

Meredith Whitney: decenas de impagos municipales

Al igual que Murti, de Goldman Sachs, Meredith Whitney dio la voz de alarma: Como analista de Oppenheimer, en octubre de 2007 dijo que Citigroup pronto quebraría y lanzó la alarma sobre otros grandes bancos.

Sin embargo, en diciembre de 2010 advirtió en el programa “60 minutos” de CBS News que los bonos municipales de entre 50 y 100 condados, ciudades y pueblos de Estados Unidos "de cientos de miles de millones de dólares" sufrirían unos "impagos" significativos.

No obstante, las finanzas municipales gozaban de buena salud mientras los gobiernos estatales y locales reducían el gasto al tiempo que la recuperación económica les permitía recibir importantes ingresos a través de impuestos. Detroit y Puerto Rico aparte, la tasa general de impagos de los bonos municipales ha sido de tan solo un 0,2%, y siguen siendo unas de las mejores inversiones de bonos. Desde ese momento, Whitney ha cerrado su empresa y ahora trabaja como encargada de inversión para una aseguradora con sede en Bermudas.

Ben Bernanke: la crisis de los préstamos subprime podría contenerse sin afectar a la economía

Técnicamente, los presidentes de la Fed no son gurús de la inversión, pero nadie tiene tanta influencia en los mercados como ellos. Por esa razón deben hacerse responsables de sus malas decisiones.

El ex presidente de la Fed, Ben S. Bernanke (y el secretario del Tesoro Hank Paulson) ayudaron a prevenir un colapso financiero, pero su obtusidad ante la crisis no hizo más que empeorar las cosas. Este declaró en marzo de 2007:

"Aunque la agitación en el mercado hipotecario subprime ha provocado graves problemas financieros para muchas personas y familias. el impacto sobre la economía y los mercados financieros posiblemente podrá contenerse".

Un año más tarde, Bear Stearns se hundió, en gran parte debido a la deuda subprime, seguido por Lehman Brothers seis meses más tarde.

Alan Greenspan: el mercado de bienes raíces no es una burbuja

Nadie se equivocó más que el ex presidente de la Fed, Alan Greenspan. Sus tipos de interés históricamente bajos, la relajada regulación de los grandes bancos y el hecho de aconsejar a los propietarios de viviendas a contratar hipotecas de tasa ajustable se encuentran entre los mayores errores desde el año 2000.

Sin embargo, una de sus decisiones estaba particularmente equivocada. Este dijo a un comité del congreso en junio de 2005:

"Aunque parece poco probable que se produzca ‘una burbuja’ de los precios de la vivienda en todo el país. Parece haber, como mínimo, ciertos indicios en algunos mercados locales, donde los precios de las casas parecen haber alcanzado niveles insostenibles. La economía de Estados Unidos ha resistido esos episodios antes sin sufrir disminuciones significativas en el nivel medio nacional de los precios de las viviendas. Estos descensos, si se produjeran, probablemente no tendrían implicaciones macroeconómicas sustanciales".

Se equivocó por completo. Pero Greenspan no estaba solo. Muchos economistas de renombre (en su mayoría conservadores, al parecer) también negaban la existencia de la burbuja, incluyendo a Alan Reynolds, Kevin Hassett, James Glassman, Jude Wanniski, Brian Wesbury y Larry Kudlow.

Todavía faltan más de 80 años para que acabe el siglo XXI. Pero todavía tendrá que pasar mucho tiempo hasta que tantas personas de renombre se equivoquen tanto, y que sus decisiones tengan unas consecuencias tan desastrosas.

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