¿Siguen los robos de los bancos alguna lógica?
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Unos investigadores han analizado miles de robos y han descubierto cuáles son los motivos económicos que los motivan. ¿Cuáles son los resultado del estudio?

Los robos de bancos son grandes estudios de caso para la economía del crimen. Se trata de unos asuntos premeditados en los que un perpetrador ha evaluado (de forma consciente o no) la racionalidad del proceder. Las ganancias son cuantificables. Sin embargo, también suponen un gran dilema: cada minuto que el ladrón pase en el banco aumenta las posibilidades de ser atrapado por la policía.

Si le interesan los robos de bancos, no hay mejor laboratorio que Italia. Entre el año 2000 y 2006, el último período para el que disponemos de datos públicos completos, Italia registró casi el mismo número de robos de bancos al año que el resto de países europeos juntos. La Asociación Bancaria Italiana también conserva registros detallados de cada robo, incluyendo su duración, la cantidad robada así como si se produjo la detención de los ladrones y cuándo.

Los economistas Giovanni Mastrobuoni y David A. Rivers han analizado alrededor de 5.000 robos de bancos en Italia entre 2005 y 2007. La duración media de los robos es de 4 minutos, 16 segundos, y con un beneficio de 16.000 euros (unos 19.800 dólares al tipo de cambio actual). Aunque cada minuto adicional en el banco suma al botín unos 1.400 € más de ganancias, la mayoría de los robos duran tres minutos o menos, ya que el riesgo de arresto aumenta con el tiempo.

Los investigadores también han examinado los factores económicos que afectan la decisión de robar y cómo esa información podría ser utilizada para prevenir futuros crímenes.

Todos los robos de bancos comienzan con una pregunta implícita: ¿Vale la pena robar en este banco en particular, en este momento en concreto? Se trata de una ecuación complicada que tiene en cuenta el botín esperado, la aversión al riesgo del perpetrador y la posibilidad de entrar en prisión, entre otros factores.

Por lo tanto, es necesario ajustar el valor de esas variables para que el acto se vuelva mucho menos racional. Los datos eran limitados - Mastrobuoni y Rivers solo tenían acceso a datos sobre los crímenes, no sobre los individuos que los cometieron.

Pero al echarle un vistazo a las cantidades robadas, la duración de los robos y la frecuencia de los arrestos, pudieron discernir dos fenotipos generales de ladrones: los que son buenos en robar y los que no lo son.

Los ladrones buenos - los que roban mucho dinero rápidamente y sufren menos arrestos - han encontrado una lucrativa línea de trabajo. Puede que encontrar una carrera alternativa tan rentable como la delincuencia no les resulte fácil.

Por lo tanto, los investigadores sugieren que la medida más disuasoria es aumentar las penas de prisión.

Los ladrones malos, por otro lado, ganan mucho menos dinero. Los autores sugieren que este grupo podría rehabilitarse mejor mediante la ampliación de los programas educativos y de capacitación que ofrecen alternativas atractivas al robo.

La decisión de robar puede ser sorprendentemente racional. La de no hacerlo, también.

Fuente: Quartz

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