¿Nos encontramos cerca del final de la industria del automóvil? Aunque parezca que sí, la realidad es muy diferente.
El Reino Unido se ha unido a Francia en la promesa de prohibir las ventas de coches de gasolina y diésel a partir de 2040 en un intento por mejorar la calidad del aire y reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera. Cuando dos de las economías más grandes de Europa se comprometen a eliminar la tecnología que ha sostenido la industria del automóvil durante más de un siglo, es natural que los inversores empiecen a temer que estos cambios vayan a suponer un importante problema para el sector en general.
Sin embargo, aunque el cambio de los motores de combustión interna a los motores eléctricos tendrá un impacto negativo a corto plazo sobre los fabricantes de automóviles (y algunos de sus proveedores), podría resultar beneficioso a largo plazo. Además, los fabricantes europeos son más resistentes de lo que pensamos.
A día de hoy, los vehículos totalmente eléctricos representan menos del 1% de las ventas de automóviles nuevos en la Unión Europea. Impulsar esta cifra hasta que se aproxime al 100% dentro de dos décadas, por supuesto, requerirá una inversión de miles de millones de euros (especialmente en la infraestructura de carga).
Las cifras publicadas ayer miércoles mostraron que el gasto en investigación y desarrollo de Daimler AG (XETRA: DAI) subió un 19% durante la primera mitad de 2017 en comparación con el mismo período del año anterior.
Los reguladores, al obligar a las marcas a mejorar la eficiencia de los motores de combustión interna, han puesto al sector en una situación difícil. Daimler ha invertido recientemente 3.000 millones de euros (3.500 millones de dólares) en una nueva familia de motores diésel. Sin embargo, esta tecnología podría llegar a ser obsoleta en muy poco tiempo, especialmente si los fabricantes de automóviles no consiguen recuperar la reputación del diésel.
El punto de inflexión podría llegar más o menos en el año 2025, cuando Bloomberg cree que los vehículos eléctricos empezarán a ser una alternativa real a los coches de motores de combustión interna (sin ayudas públicas). Debido a los menores costes de operación, las ventas de vehículos eléctricos deberían empezar a aumentar rápidamente. Esto podría comenzar a afectar al valor de reventa de los vehículos de gasolina y diésel mucho antes de que entre en vigor cualquier prohibición para su venta.
Los analistas de Berenberg afirman que es posible que el valor residual de los coches de combustión podría caer un 20%, lo que amenazaría a los negocios de alquiler de los fabricantes de automóviles, que actualmente representan una fuerte fuente de ingresos. Daimler financia la mitad de sus ventas de automóviles, y su unidad de finanzas generó un contundente rendimiento del 19% durante el último trimestre.
Entonces, ¿qué esperanza le queda a los fabricantes de coches? En primer lugar, hay que recordar que su situación actual no es tan mala como nos puede hacer pensar el precio de sus acciones. La demanda de coches ayudó a Daimler a generar tres mil millones de euros de flujo de caja libre durante los primeros seis meses del año, mientras que su rival PSA Group Ltd. consiguió más de 13.000 millones de euros de efectivo y equivalentes a finales de junio. También logró un margen operativo del 7,3%, una hazaña bastante extraordinaria para un fabricante del mercado de masas.
Estas cifras son una gran noticia si tenemos en cuenta los importantes gastos a los que tendrán que hacer frente durante los próximos años.
Y tras el importante desembolso inicial, la producción de los coches eléctricos debería acabar siendo más barata que la de los coches de combustión: los costes de la batería están disminuyendo rápidamente, la mecánica de este tipo de coches es mucho más simple, por lo que se necesitan menos trabajadores para fabricarlos.
El analista de Exane BNP Paribas, Stuart Pearson, ha dicho que los vehículos eléctricos podrían alcanzar un rendimiento operativo de ventas de más del 10% en 2025, superando ligeramente la rentabilidad de los coches de combustión.
Así que hay razones para pensar que los fabricantes de automóviles sobrevivirán a la desaparición del motor de combustión. Pero, ¿y los trabajadores? Aunque el gobierno del Reino Unido recibió buenas noticias el martes cuando BMW AG (XETRA: BMW) prometió producir una versión eléctrica del Mini en Oxford, el sistema de transmisión eléctrico del coche será construido en Alemania.
La prohibición de la venta de coches de combustión es una cosa, pero garantizar que el Reino Unido mantenga los puestos de trabajo creados por la revolución eléctrica de la industria automovilística es otra muy diferente.