Le contamos la situación a la que podrían enfrentarse los inversores en criptomonedas y marihuana.
El bitcoin (Bitcoin: BITCOIN) es un fraude, según Jamie Dimon, pero los gestores de fondos dicen que es el mercado más concurrido. Y no es el único: las inversiones en cannabis han crecido junto con la criptomoneda, a pesar de los evidentes riesgos que entraña este tipo de inversión. El temor a una regulación más estricta ha dado lugar a una tendencia bajista en ambos mercados durante los últimos meses.
Sin embargo, puede que Dimon tenga razón en una cosa: el posible que el exceso de oferta apacigüe la emoción de los inversores antes de que los reguladores lo hagan.
En el pasado, las criptomonedas y la marihuana pertenecían al dark web; ahora, se están lanzando como unos activos de gran crecimiento. Ya han llegado bastante lejos: el bitcoin está cotizando ligeramente por debajo de los 4.000 $, y las acciones de la marihuana cotizan a unos precios similares al de las startups de biotecnología. Esta semana se presenta el lanzamiento de una nueva moneda virtual para los mercados de marihuana, Paragon, patrocinada por el rapero The Game y la ex modelo Jessica Versteeg. ¿Qué podría salir mal?
Los riesgos regulatorios son los más obvios. Tan solo un reducido número de países han intentado prohibir el bitcoin, pero las advertencias regulatorias que rodean a las ICOs, como Paragon, han afectado al precio del abuelo de las criptomonedas y las altcoins.
Y aunque la marihuana está siendo legalizada en EE. UU.- a pesar de ser todavía ilegal a nivel federal - los políticos no dejan claro cómo serán las tendencias futuras.
Pero la amenaza más grande parece ser muy tradicional: demasiada oferta y poca demanda.
Hoy en día, hay más de 800 criptomonedas según CoinCap, y hay más en camino. El bitcoin se dividió en dos recientemente, con un spin-off llamado Bitcoin Cash (EXANTE: BCH.EXANTE), que tenía como objetivo mejorar el original, un movimiento que dividió a los inversores y los intercambios.
Los verdaderos creyentes dirán que la creciente demanda y aceptación, más que el comercio especulativo, justifican el auge. Sin embargo, Bloomberg, haciendo referencia a la firma de investigación Juniper, estima que no ha habido un aumento sustancial en la adopción de bitcoins por parte de los consumidores desde 2014, a pesar de que el número de transacciones se ha disparado en un 50%.
El inversor de fondos de cobertura Raoul Pal vendió todos sus bitcoins después de decidir que un suministro potencialmente sin fin de bitcoins y blockchains dañaría, y no ayudaría, a los precios. "Tienes tanta gente compitiendo que el valor de la tecnología blockchain acabará siendo cero", dijo en junio. "Ese no es el bitcoin en el que invertí".
La marihuana, por su parte, también está respaldada por la creencia de que la demanda se disparará, lo que a su vez ha impulsado la oferta. Los precios de la marihuana legal ya han caído mientras los productores se reúnen para sacar provecho de la llamada fiebre verde en estados como Colorado. Es cierto que la demanda está ahí, ya que la marihuana legal contribuyó con 2.400 millones de dólares a la economía de Colorado en 2015. La firma de investigación ArcView estima que el consumo adulto recreacional de marihuana legal crecerá siete veces antes del año 2021.
Pero, ¿cómo es de fiable este mercado? En los Países Bajos, el legado de las ventas de marihuana cuasi legales es irregular: Ámsterdam ha perdido casi la mitad de sus "cafeterías" en dos décadas y un estudio descubrió que el consumo de cannabis de los jóvenes disminuyó entre 1997 y 2005. La combinación de estigmas sociales y la influencia de los políticos podrían obstaculizar la adopción de la marihuana como un vicio popular.
Un mercado en rápido crecimiento siempre trae consigo temores de que la burbuja acabará estallando. Pero las expectativas de crecimiento excesivamente ambiciosas parecen una mayor amenaza para las criptomonedas y el entusiasmo del cannabis que la intervención de los reguladores. Al igual que sucede con las manías de mercado pasadas, es probable que los reguladores lleguen tarde a la fiesta, ya que los inversores podrían haber ganado mucho dinero para entonces.